Evangelio del Sabado XIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18 de Agosto, 2012.
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (19, 13-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; pero Jesús les dijo:
“Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos”.
Después les impuso las manos y continuó su camino.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
La sinceridad y el entusiasmo de los niños contrastan con la actitud de los fariseos, sus opositores, que en la escena anterior buscaban poner a Jesús en aprietos, al presentarle un dilema jurídico respecto al repudio. La sociedad en la que Jesús vive es tremendamente conservadora y cerrada, por lo que la apertura hacia la novedad es muy difícil. Muchas veces se encubre ese conservadurismo exacerbado con la apariencia de la erudición, como hacen los fariseos, o con una pretendida seriedad, como lo hacen sus propios discípulos. Los niños se acercan para recibir las bendiciones y oraciones de Jesús; la exagerada reacción de sus seguidores pone en evidencia hasta qué punto ellos mismos están aquejados de los mismos prejuicios y estrecheces de la cultura dominante en su propio pueblo. La propuesta de Jesús, por el contrario, fortalece un acercamiento entusiasta y sincero al evangelio, como corresponde a la recepción de una buena y nueva noticia. El mismo evangelio de Mateo nos propone a los «pequeños», es decir, a las personas que viven profundamente la fe desde la simplicidad de la actividad cotidiana, como modelos de vida cristiana. ¿Asumimos una actitud de sinceridad y entusiasmo ante la buena noticia del evangelio?