Evangelio XXVIIi Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Jueves, 18 de Octubre, 2012.
Santo del día: San Lucas, Evangelista
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10, 1-9)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo:
“La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’ ”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El evangelista Lucas perteneció a la tercera generación de seguidores de Jesús. Estas personas conocieron a quienes fueron testigos oculares de la predicación de Jesús y del nacimiento de la iglesia y luego se convirtieron en servidores de la Palabra (Lc 1, 1-4). Lucas perteneció a esta generación y comprendió, como ningún otro, la urgencia de hacer una presentación orgánica del mensaje cristiano. Por esta razón, su obra en dos partes abarca desde los antecedentes del nacimiento de Jesús en Galilea hasta la llegada del evangelio cristiano a Roma. Un breve lapso de tiempo para la historia, pero un cambio definitivo para la humanidad. De igual forma su relato insiste en la importancia de que las nuevas generaciones de cristianos aprendan a «escuchar» el testimonio de las generaciones precedentes y se transformen, por la fuerza del evangelio, en servidores de la Palabra. El pueblo cristiano tiene, desde hace unas décadas, la posibilidad de acceder a la Sagrada Escritura y de orientar su vida, personal y comunitaria, a la luz de la Palabra. Sin embargo, con frecuencia falta preparación para acceder a una auténtica lectura orante que sepa conjugar las exigencias de la ciencia, las luces de la fe y la práctica del amor.