LECTURAS MIÉRCOLES XX SEMANA TIEMPO ORDINARIO. 21 DE AGOSTO, 2013
San Pío X
papa
Memoria
Pío X (1835-1914), que había sido obispo de Mantua y patriarca de Venecia, fue elegido Papa el año 1903. Tenía como lema "instaurar todas las cosas en Cristo" y en él inspiró toda su actividad pastoral.
Gobernó la Iglesia con firmeza, en una época en que debió enfrentar un laicismo virulento y un cuestionamiento radical de los conocimientos bíblicos y teológicos. Promovió, en este sentido, la acción responsable de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia.
Al invitar a los cristianos a participar activamente en la liturgia, les mostró el camino hacia las fuentes vivas de la fe.
Año impar
Color: Blanco
Me dijeron: «¡Que reine un rey sobre nosotros!»,
siendo así que tienen como rey al Señor
Lectura del libro de los Jueces 9, 6-15
Se reunieron todos los señores de Siquém y todo Bet Miló, y fueron a proclamar rey a Abimélec, junto a la encina de la piedra conmemorativa que está en Siquém.
Cuando le llevaron la noticia a Jotám, este se puso en la cima del monte Garizím, y gritó con voz potente: «Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a ustedes:
Los árboles se pusieron en camino
para ungir a un rey que los gobernará.
Entonces dijeron al olivo:
"Sé tú nuestro rey."
Pero el olivo les respondió:
"¿Voy a renunciar a mi aceite
con el que se honra a los dioses y a los hombres,
para ir a mecerme por encima de los árboles?"
Los árboles dijeron a la higuera:
"Ven tú a reinar sobre nosotros."
Pero la higuera les respondió:
"¿Voy a renunciar a mi dulzura
y a mi sabroso fruto,
para ir a mecerme por encima de los árboles?"
Los árboles dijeron a la vid:
"Ven tú a reinar sobre nosotros."
Pero la vid les respondió:
"¿Voy a renunciar a mi mosto
que alegra a los dioses y a los hombres,
para ir a mecerme por encima de los árboles?."
Entonces, todos los árboles
dijeron a la zarza:
"Ven tú a reinar sobre nosotros."
Pero la zarza respondió a los árboles:
"Si de veras quieren ungirme
para que reine sobre ustedes,
vengan a cobijarse bajo mi sombra;
de lo contrario, saldrá fuego de la zarza
y consumirá los cedros del Líbano."»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 20, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: 2a)
R. '¡El rey se regocija por tu fuerza, Señor!
Señor, el rey se regocija por tu fuerza,
¡y cuánto se alegra por tu victoria!
Tú has colmado los deseos de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios. R.
Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito
y pones en su cabeza una corona de oro puro.
Te pidió larga vida y se la diste:
días que se prolongan para siempre. R.
Su gloria se acrecentó por tu triunfo,
tú lo revistes de esplendor y majestad;
le concedes incesantes bendiciones,
lo colmas de alegría en tu presencia. R.
ALELUIA Heb 4, 12
Aleluia.
La Palabra de Dios es viva y eficaz;
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Aleluia.
EVANGELIO
¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 30--20, 16
Jesús dijo a sus discípulos:
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros. Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo." Y ellos fueron.
Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?." Ellos les respondieron: "Nadie nos ha contratado." Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña."
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros."
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada."
El propietario respondió a uno de ellos: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?"
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.»
Palabra del Señor.
Comentario:
Hoy, la Palabra de Dios nos invita a ver que la “lógica” divina va mucho más allá de la lógica meramente humana. Mientras que los hombres calculamos («Pensaron que cobrarían más»: Mt 20,10), Dios —que es Padre entrañable—, simplemente, ama («¿Va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?»: Mt 20,15). Y la medida del Amor es no tener medida: «Amo porque amo, amo para amar» (San Bernardo).
Pero esto no hace inútil la justicia: «Os daré lo que sea justo» (Mt 20,4). Dios no es arbitrario y nos quiere tratar como hijos inteligentes: por esto es lógico que haga “tratos” con nosotros. De hecho, en otros momentos, las enseñanzas de Jesús dejan claro que a quien ha recibido más también se le exigirá más (recordemos la parábola de los talentos). En fin, Dios es justo, pero la caridad no se desentiende de la justicia; más bien la supera (cf. 1Cor 13,5).
Un dicho popular afirma que «la justicia por la justicia es la peor de las injusticias». Afortunadamente para nosotros, la justicia de Dios —repitámoslo, desbordada por su Amor— supera nuestros esquemas. Si de mera y estricta justicia se tratara, nosotros todavía estaríamos pendientes de redención. Es más, no tendríamos ninguna esperanza de redención. En justicia estricta no mereceríamos ninguna redención: simplemente, quedaríamos desposeídos de aquello que se nos había regalado en el momento de la creación y que rechazamos en el momento del pecado original. Examinémonos, por tanto, de cómo andamos de juicios, comparaciones y cálculos cuando tratamos con los demás.
Además, si de santidad hablamos, hemos de partir de la base de que todo es gracia. La muestra más clara es el caso de Dimas, el buen ladrón. Incluso, la posibilidad de merecer ante Dios es también una gracia (algo que se nos concede gratuitamente). Dios es el amo, nuestro «propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña» (Mt 20,1). La viña (es decir, la vida, el cielo...) es de Él; a nosotros se nos invita, y no de cualquier manera: es un honor poder trabajar ahí y podernos “ganar” el cielo.
Fuente: Leccionario Ferial IV (Ferias del Tiempo Ordinario)
Comentario: www.evangeli.net