Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
30 junio 2013 7 30 /06 /junio /2013 16:23

Liturgia de las Horas. Lunes XIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 1 de julio, 2013.

Lunes Tiempo Ordinario.  

IV Semana del Salterio

INVITATORIO

Si Laudes es la primera celebración del día:
    V. Señor, abre mis labios.
    R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

    A continuación se dice el salmo Invitatorio, con la antífona:
   Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.

Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
 
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
+ entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
 
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses,
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
 
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
 
Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
 
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."

Si antes de Laudes se ha celebrado el Oficio de lectura:
    V. Dios mío, ven en mi auxilio.
    R. Señor, date prisa en socorrerme.
        Gloria. Aleluya.

Al final de cada salmo o cantico se reza el Gloria

LECTUTA – LAUDES – MEDIA – VISPERAS - COMPLETAS

 

Oficio de Lectura
 
 
HIMNO
 
Dios de la tierra y del cielo,
que, por dejarlas más claras,
las grandes aguas separas,
pones un límite al cielo.
 
Tú que das cauce al riachuelo
y alzas la nube a la altura,
tú que, en cristal de frescura,
sueltas las aguas del río
sobre las tierras de estío,
sanando su quemadura,
 
danos tu gracia, piadoso,
para que el viejo pecado
no lleve al hombre engañado
a sucumbir a su acoso.

Hazlo en la fe luminoso,
alegre en la austeridad,
y hágalo tu claridad
salir de sus vanidades;
dale, Verdad de verdades,
el amor a tu verdad. Amén.
 
 
SALMODIA
 
Ant.1: Sálvame, Señor, por tu misericordia.
 
Salmo 6
ORACIÓN DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS

Ahora mi alma está agitada... Padre, líbrame de esta hora. (Jn 12, 27)

Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera.
Misericordia, Señor, que desfallezco;
cura, Señor, mis huesos dislocados.
Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?
 
Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame por tu misericordia.
Porque en el reino de la muerte nadie te invoca,
y en el abismo, ¿quién te alabará?
 
Estoy agotado de gemir:
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen irritados,
envejecen por tantas contradicciones.
 
Apartaos de mí los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi oración.
 
Que la vergüenza abrume a mis enemigos,
que avergonzados huyan al momento.
 
Ant.1: Sálvame, Señor, por tu misericordia.
 
 
Ant. 2: El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro.
 
Salmo 9 A
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA

De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos.

I

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, ¡oh Altísimo!
 
Porque mis enemigos retrocedieron,
cayeron y perecieron ante tu rostro.
Defendiste mi causa y mi derecho
sentado en tu trono como juez justo.
 
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
El enemigo acabó en ruina perpetua,
arrasaste sus ciudades y se perdió su nombre.
 
Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud.
 
Él será refugio del oprimido,
su refugio en los momentos de peligro.
Confiarán en ti los que conocen tu nombre,
porque no abandonas a los que te buscan.
 
Ant. 2: El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro.
 
 
Ant. 3: Narraré tus hazañas en las puertas de Sión.
 
II
 
Tañed en honor del Señor, que reside en Sión;
narrad sus hazañas a los pueblos;
él venga la sangre, él recuerda,
y no olvida los gritos de los humildes.
 
Piedad, Señor; mira cómo me afligen mis enemigos;
levántame del umbral de la muerte,
para que pueda proclamar tus alabanzas
y gozar de tu salvación en las puertas de Sión.
 
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
El Señor apareció para hacer justicia,
y se enredó el malvado en sus propias acciones.
 
Vuelvan al abismo los malvados,
los pueblos que olvidan a Dios.
Él no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá.
 
Levántate, Señor, que el hombre no triunfe:
sean juzgados los gentiles en tu presencia.
Señor, infúndeles terror,
y aprendan los pueblos que no son más que hombres.
 
Ant. 3: Narraré tus hazañas en las puertas de Sión.
 
V. Enséñame a cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla de todo corazón.
 
 
Lecturas y Oración:
 
Semanas: 1 - 5 - 9 - 13 - 17 - 21 - 25 - 29 - 33
 
 
CONCLUSIÓN
 
Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:
 
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
 
 
 
Laudes
 
 
HIMNO
 
Dejado ya el descanso de la noche,
despierto en la alegría de tu amor,
concédeme tu luz que me ilumine
como ilumina el sol.
 
No sé lo que será del nuevo día
que entre luces y sombras viviré,
pero sé que, si tú vienes conmigo,
no fallará mi fe.
 
Tal vez me esperen horas de desierto
amargas y sedientas, mas yo sé
que, si vienes conmigo de camino,
jamás yo tendré sed.
 
Concédeme vivir esta jornada
en paz con mis hermanos y mi Dios,
al sentarnos los dos para la cena,
párteme el pan, Señor.
 
Recibe, Padre santo, nuestro ruego,
acoge por tu Hijo la oración
que fluye del Espíritu en el alma
que sabe de tu amor. Amén.
 
 
SALMODIA
 
Ant. 1: A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
 
Salmo 5, 2-10. 12-13
ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO

«Por la mañana escucharás mi voz» debe entenderse de la resurrección de Cristo.

Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
 
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
 
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
 
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
 
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
 
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
 
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
 
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
 
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
 
Ant. 1: A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
 
 
Ant. 2: Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
 
Cántico    1Cro 29,10-13
SOLO A DIOS EL HONOR Y LA GLORIA

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. (Ef 1, 3)

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
 
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
 
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
 
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
 
Ant. 2: Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
 
 
Ant. 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
 
Salmo 28
MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD

Vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.» (Mt 3, 17)

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
 
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
 
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
 
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
 
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
 
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
 
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
 
Ant. 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
 
 
LECTURA BREVE     2 Ts 3, 10b-13
 
Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.
 
 
RESPONSORIO BREVE
 
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
 
V. Sólo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
 
 
CÁNTICO EVANGÉLICO
 
Ant.: Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
 
Cántico de Zacarías     Lc 1, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
 
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
 
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
 
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
 
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
 
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
 
Ant.: Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
 
 
PRECES
 
Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia del Espíritu Santo, y acudamos a él diciendo:
 
    Concédenos, Señor, tu Espíritu.
 
Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia
    para que, al llegar a la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado.
 
Que baje hoy a nosotros tu bondad
    y haga prósperas las obras de nuestras manos.
 
Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz
    para que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.
 
Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones
    y enriquécelos con toda clase de bienes.
 
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
 
Terminamos nuestra oración con la plegaria que Cristo os enseñó: Padre nuestro.
 
 
Oración
 
Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, la sostenga y acompañe; para que todo nuestro trabajo brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo.
 
 
CONCLUSIÓN
 
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
 
 
 
hora intermedia
 
 
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria. Aleluya.
 
 
HIMNO
 
TERCIA
 
Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus incendios nos abrasas:
renueva el alma de este pueblo tuyo
que por mis labios canta tu alabanza.
 
En sus fatigas diarias; sé descanso;
en su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz germinar la caridad del Padre,
que engendra flores y que quema zarzas.
 
Ven, Amor, que iluminas el camino,
compañero divino de las almas:
ven con tu viento a sacudir al mundo
y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
 
O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades:
 
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
 
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
 
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
 
 
SEXTA
 
En los domingos:
 
Cuando la luz del día está en su cumbre,
eres, Señor Jesús, luz y alegría
de quienes en la fe y en la esperanza
celebran ya la fiesta de la Vida.
 
Eres resurrección, palabra y prenda
de ser y de vivir eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras vidas,
serán en ti cosecha para siempre.
 
Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de tu radiante luz llena este día,
camino de alegría y de esperanza,
cabal acontecer de nueva vida.
 
Concédenos, oh Padre omnipotente,
por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo de esta. tierra un cielo nuevo. Amén.
 
O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades:
 
Te está cantando el martillo
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!
 
Quién diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está -sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.
 
O bien, tanto en los domingos como en las ferias:
 
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
 
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
 
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
 
 
NONA
 
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
 
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
 
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
 
O bien:
 
Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu gran misericordia,
y tu fuerza nos das para seguirte
por el mismo camino hacia la gloria.
 
Que fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en tu obra salvadora,
y, al llegar a la tarde de la vida,
en gozo eterno el Padre nos acoja.
 
Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su sangre nos redime,
y al Espíritu, luz y guía
de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
 
Pueden usarse también, sobretodo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
 
 
SALMODIA
 
Ant. 1: La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
 
Salmo 18 B
HIMNOS A DIOS, AUTOR DE LA LEY

Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto. (Mt 5, 48)

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante;
 
los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos;
 
la voluntad del Señor e pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente, justos;
 
más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.
 
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.
 
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.
 
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío.
 
Ant. 1: La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
 
 
Ant. 2: Se levantará el Señor para regir a los pueblos con justicia.
 
Salmo 7
 
ORACIÓN DEL JUSTO CALUMNIADO

Mirad que el Juez está a las puertas (St 5, 9)

Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio.
 
Señor, Dios mío: si soy culpable,
si hay crímenes en mis manos,
si he causado, daño a mi amigo,
si he protegido a un opresor injusto,
que el enemigo me persiga y me alcance,
que me pisotee vivo por tierra,
apretando mi vientre contra el polvo.
 
Levántate, Señor, con tu ira,
álzate con furor contra mis adversarios,
acude a defenderme ,
en el juicio que has convocado.
Que te rodee la asamblea de las naciones,
y pon tu asiento en lo más alto de ella.
El Señor es juez de los pueblos.
 
Júzgame, Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú que sondeas el corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo.
 
Ant. 2: Se levantará el Señor para regir a los pueblos con justicia.
 
 
Ant. 3: Dios, juez justo, salva a los rectos de corazón.
 
II
 
Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día:
si no se convierten, afilará su espada,
tensará el arco y apuntará.
Apunta sus armas mortíferas,
prepara sus flechas incendiarias.
 
Mirad: el enemigo concibió el crimen,
está preñado de maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó y ahondó una fosa,
caiga en la fosa que hizo;
recaiga su maldad sobre su cabeza,
baje su violencia sobre su cráneo.
 
Yo daré gracias al Señor por su justicia,
tañendo para el nombre del Señor Altísimo.
 
Ant. 3: Dios, juez justo, salva a los rectos de, corazón.
 
 
LECTURA BREVE
 
Tercia     Rm 13, 8. 10
 
No tengáis deuda con nadie, a no ser en amaros los unos a los otros. Porque quien ama al prójimo ya ha cumplido la ley. La caridad no hace nada malo al prójimo. Así que amar es cumplir la ley entera.
 
V. No rechaces a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
R. No me abandones, Dios de mi salvación.
 
Oremos:
 
Padre óptimo, Dios nuestro, tú, has querido que los hombres trabajemos de tal modo, que, cooperando unos con otros, alcancemos éxitos cada vez mejor logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.
 
Sexta     St 1, 19-20. 26
 
Sea todo hombre pronto para escuchar, tardo para hablar, remiso para la cólera. El hombre encolerizado no obra lo que agrada a Dios. Quien piensa que sirve a Dios y no refrena su lengua se engaña a sí mismo. No vale nada su religión.
 
V. Bendigo al Señor en todo momento.
R. Su alabanza está siempre en mi boca.
 
Oremos:
 
Señor, tú eres el dueño de la viña y, de los sembrado tú el que repartes las tareas y distribuyes el, justo salan a los trabajadores: ayúdanos a soportar el peso del di y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Cristo, nuestro Señor.
 
Nona     1Pe 1, 17-1
 
Tomad en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron, no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha.
 
V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. En la asamblea te bendeciré, Señor.
 
Oremos:
 
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en es misma hora en que los apóstoles subían al templo par la oración de la tarde: concédenos que las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcance la salvación a cuantos lo invocan. Por Cristo nuestro Señor.
 
 
CONCLUSIÓN
 
Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:
 
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
 
 
 
Vísperas
 
 
INVOCACIÓN INICIAL
 
V. Dios mío ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria. Aleluya.
 
 
HIMNO
 
Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz, que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.
 
Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva,
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.
 
Haz que mi pie vaya ligero.
Da de tu pan y de tu vaso
al que te sigue, paso a paso,
por lo más duro del sendero.
 
Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.
 
Guarda mi fe del enemigo.
¡Tantos me dicen que estás muerto!
Y entre la sombra y el desierto
dame tu mano y ven conmigo. Amén.
 
 
SALMODIA
 
Ant. 1: El Señor se complace en los justos.
 
Salmo 10
El SEÑOR, ESPERANZA DEL JUSTO

Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos quedarán saciados. (Mt 5, 6)

Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«Escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
 
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
 
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia, él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
 
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
 
Ant. 1: El Señor se complace en los justos.
 
 
Ant. 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
 
Salmo 14
¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?

Os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
 
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
 
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
 
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
 
El que así obra nunca fallará.
 
Ant. 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
 
 
Ant. 3: Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
 
Cántico     Ef 1, 3-10
PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
 
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
 
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
 
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
 
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
 
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
 
Ant. 3: Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
 
 
LECTURA BREVE     Col 1, 9b-11
 
Llegad a la plenitud en el conocimiento de la voluntad de Dios, con toda sabiduría e inteligencia espiritual. Así caminaréis según el Señor se merece y le agradaréis eternamente, dando fruto en toda clase de obras buenas y creciendo en el conocimiento de Dios. Fortalecidos en toda fortaleza, según el poder de su gloria, podréis resistir y perseverar en todo con alegría.
 
 
RESPONSORIO BREVE
 
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
 
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
 
 
CÁNTICO EVANGÉLICO
 
Ant.: Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
 
Cántico de la Santísima Virgen María     Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
 
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
 
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
 
Ant.: Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
 
 
PRECES
 
Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que recordando siempre su santa alianza, no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo confiado:
 
    Favorece a tu pueblo, Señor.
 
Salva a tu pueblo, Señor,
    y bendice a tu heredad.
 
Congrega en la unidad a todos los cristianos:
    para que el mundo crea en Cristo, tu enviado,
 
Derrama tu gracia sobre nuestros familiares y amigos:
    que encuentren en ti, Señor, su verdadera felicidad.
 
Muestra tu amor a los agonizantes:
    que puedan contemplar tu salvación.
 
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
 
Ten piedad de los que han muerto
    y acógelos en el descanso de Cristo.
 
Terminemos nuestra oración con las palabras que nos enseñó Cristo: Padre nuestro.
 
 
Oración
 
Nuestro humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y ya que por nuestra salvación te dignaste mirar la humillación de la Virgen María, te rogamos nos enaltezcas llevándonos a la plenitud de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
 
 
CONCLUSIÓN
 
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amen
 
 
 
Completas
 
 
INVOCACIÓN INICIAL
 
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria. Aleluya.
 
 
EXAMEN DE CONCIENCIA
 
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia, el cual en la celebración comunitaria puede concluirse con alguna de las fórmulas del acto penitencial de la misa.
 
 
HIMNO
 
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
 
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
 
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
 
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
 
O bien:
 
Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.
 
Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.
 
Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. Amén.
 
 
SALMODIA
 
Ant.: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
 
Salmo 85
ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES

Bendito sea Dios, que nos consuela en todas nuestras luchas. (2 Co 1, 3. 4)

Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
 
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
 
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
 
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
 
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
 
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
 
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
 
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
 
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
 
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
 
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
 
 
LECTURA BREVE     1Ts 5, 9-10
 
Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
 
 
RESPONSORIO BREVE
 
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
 
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
 
 
CÁNTICO EVANGÉLICO
 
Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
 
Cántico de Simeón     Lc 2, 29-32
CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL
 
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
 
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
 
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
 
Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
 
 
Oración
 
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
 
 
CONCLUSIÓN
 
V. El Señor todopoderoso nos conceda un noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
 
 
 
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
 
I
 
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella de mar,
 
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
 
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
 
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
 
II
 
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
 
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
 
III
 
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
 
IV
 
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

 

Fuente: Liturgia de las Horas (Tomo III)

Compartir este post
Repost0

Comentarios

Présentation

  • : Por Cristo...Mas, Mas, Mas
  • : Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
  • Contacto

Perfil

  • xcmasmasmas
  • Soy un Cristiano/Católico, preocupado por la difusión de la Palabra de Dios, convencido que en los momentos actuales la tecnologia de la información es uno de los principales medios para conseguir este objetivo.
Soy viudo, vivo en Santo Domingo,
  • Soy un Cristiano/Católico, preocupado por la difusión de la Palabra de Dios, convencido que en los momentos actuales la tecnologia de la información es uno de los principales medios para conseguir este objetivo. Soy viudo, vivo en Santo Domingo,

Solicitud de Oración

Hermano (a) que nos visita, si necesitas oración por cualquier motivo, solo debes escribir a;

xcmasmasmas@gmail.com, exponiendo tu causa por la cual quieres que oremos,

debes poner tu nombre

Buscar

Permisos

Cualquier artículo, fotos, etc. puede ser copiado por cualquier persona o grupo, que tenga las mismas inquietudes que nosotros, o sea la extensión del Reino de Dios en la tierra

Archivos