Ordinario de la Misa: Miércoles II Semana de Adviento. Ciclo C. 12 de diciembre, 2012.
Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe
Patrona principal de América Latina
Que te alaben, Señor, todos los pueblos
Mi alma glorifica al Señor
Antífona de Entrada
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Padre de misericordia, que has puesto a este pueblo tuyo bajo la especial protección de la siempre Virgen María de Guadalupe, Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del
Zacarías (2,14-17)
"Canto de la Hija de Sión."
Festeja y aclama, joven Sión, que yo vengo a habitar en ti -oráculo del Señor-.
Aquel día se incorporarán al Señor muchos pueblos y serán pueblo mío; habitaré en medio de ti, y sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti.
El Señor tomará a Judá como lote suyo en la tierra santa y volverá a escoger a Jerusalén.
¡Silencio todos ante el Señor, que se levanta en su santa morada!
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 95
"Contad las maravillas del Señor a todas las naciones"
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre.
Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Seño, aclamad la gloria del nombre del Señor.
Decid a los pueblos: " El Señor es rey, / el afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente".
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (1, 39-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó:
“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno.
Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos
en la humildad de su esclava”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Hoy la Iglesia Mexicana celebra con gozo la gran fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Son miles y miles de peregrinos los que se congregan en torno a la Guadalupana para venerarla y expresarle el gran afecto que le tienen; lo mismo que hiciera San Juan Diego cuando la madre del Cielo le dirigió la palabra y le mandó que dijera al arzobispo Juan de Zumárraga que le construyeran un templo en su honor en ese lugar. Desde entonces la devoción a la Virgen Morena se ha ido incrementado y extendiendo por toda América, incluso, por otros continentes. Ella es la misma que sale presurosa por las montañas de Judá a compartir con su prima Isabel la Buena Nueva que lleva en sus entrañas. Ella es la que hace saltar de gozo al niño que su pariente lleva en su vientre. Ella es la bendita entre todas las mujeres. Ella es la bienaventurada por haber creído en las promesas de Dios. Pero nuestra devoción a María no puede ser simplemente la manifestación de unos sentimientos externos, sino la contemplación de sus actitudes profundas para asumirlas como criterio de nuestra vida. Como María, aprendamos a acoger, anunciar y asumir el compromiso con todas sus consecuencias.
No se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Pongamos, hermanos, nuestros ojos en Jesús que, para salvar al mundo, quiso nacer de santa María Virgen, y oremos por nuestra nación, por los pueblos de América Latina y por el bien de todos
los hombres: Digamos:
Escúchanos, Señor.
Para que el Señor, que quiso que la santidad de la Iglesia se prefigurara y culminara en la perfección de María, conceda a los cristianos y a sus pastores ser vivo reflejo de aquella santidad que resplandece en la santa Madre de Dios,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Por todas las naciones de la tierra: que por la intercesión de nuestra Señora de Guadalupe les alcance la paz y el bienestar, y ponga en los corazones sentimientos de fraternidad y amor,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el ejemplo de la fortaleza de María que sufrió crueles dolores al pie de la cruz sea consuelo para los que sufren y esperanza para quienes se sienten decaídos,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor
Para que los cristianos que hoy celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, demos a los ciudadanos de nuestra nación un claro testimonio de fe cristiana y una colaboración eficaz a la prosperidad de nuestro pueblo,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Dios nuestro, que has querido que santa María de Guadalupe fuera ayuda y patrona de nuestros pueblos, escucha nuestras plegarias y has que, confiando en su ayuda poderosa, obtengamos los bienes que
te hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, y haz que este sacrificio nos dé fuerza para cumplir tus mandamientos como verdaderos hijos de la Virgen
María.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Santa María Virgen I
Maternidad de la santísima Virgen María
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la festividad de Santa María, siempre virgen: Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo y sin perder la gloria de su virginidad, hizo brillar sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
No ha hecho nada semejante con ningún otro pueblo; a ninguno le ha manifestado tan claramente su amor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos recibido en este sacramento nos ayuden, Señor, por intercesión de nuestra santísima Madre de Guadalupe, a reconocernos y a amarnos todos como
verdaderos hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.