Evangelio Jueves I Semana. Tiempo de Cuaresma. Ciclo C, 21 de Febrero, 2013.
Santo del día: San Pedro Damián
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 7-12
Gloria a ti, Señor.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.»
Palabra del Señor.
Comentario:
El tema de hoy es la oración. La vida de oración es fundamental en la manera de ser y de actuar de los cristianos. Pero qué mal hemos entendido la oración al interior de la Iglesia. Hemos hecho de la oración o un mero acto intimista –de inmanencia, de calmar la conciencia–, o un acto egoísta –de conseguir el favor pretendido–. Se nos olvidó que la oración cristiana está centrada en la vida, anclada en la ética y comprometida por la humanización plena y total. La oración cristiana es esencialmente transcendente en cuanto ella es ética-profética. La oración es un diálogo íntimo con Dios, pero no es intimista. La oración ha de manifestar en el creyente una vivencia de la presencia de Dios. Orar significa configurar la vida, mi vida, con Dios. Por tanto, la vida del creyente ha de ser testimonio del Dios en el que se cree, en el que se ora. La oración ha de volver a las personas buenas, justas, amables, cariñosas, misericordiosas, tiernas, comprensibles, hacedoras de paz, respetuosas de la diferencia, incluyentes. Si la oración que elevamos a Dios no surte ese efecto en nosotros, entonces hemos de hacernos esta pregunta ¿a qué Dios le estoy orando?
Fuentes: Leccionario Ferial II (impar) www.servicioskoinonia.org (Comentario)