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9 abril 2011 6 09 /04 /abril /2011 17:19

Lectio: 5º Domingo de Cuaresma (A)

Lectio: 

Domingo, 10 Abril, 2011

La Resurrección de Lázaro
En la "Casa de los Pobres",
Jesús se revela como fuente de vida.

Juan 11,1-45

 1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz , que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Tí, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

 2. Lectura

a) Una clave de lectura:

Leamos el texto que describe la resurrección de Lázaro. Durante la lectura, trata de seguir al grupo, los discípulos, hombres y mujeres que siguen a Jesús desde la Galilea hasta Betania. Debes seguir con atención todo cuanto acontece, desde el momento del anuncio de la enfermedad del hermano que Marta y María han enviado a Jesús que se encuentra en Galilea, hasta la resurrección de Lázaro.

 b) Una división del texto para ayudar a la lectura:

Jn 11,1-16: Jesús recibe el aviso y regresa a Betania para resucitar a Lázaro
Jn 11,17-31: El encuentro de Jesús con las dos hermanas y la profesión de fe de Marta
Jn 11,32-45: El gran signo de la resurrección de Lázaro

 c) El texto:

1-16: Había un enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.» Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.» Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?» Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.» Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle.» Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará.» Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos allá.» Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.»
 17-31: Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.» Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama.» Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue hacia él. Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos, que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
32-45: Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.» Jesús derramó lágrimas. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» Pero algunos de ellos dijeron: «Éste, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?» Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.» Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal afuera!» Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.» Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.

 3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

 4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención en todo este episodio narrado con tantos detalles? ¿Por qué?
b) ¿Cuál es el punto central y más importante de todo lo que el texto nos cuenta? ¿Por qué?
c) ¿Cuál es el comportamiento de los discípulos? ¿Qué dicen y qué hacen?
d) ¿Cómo se comportan Marta y María? ¿Qué dicen y qué hacen?
e) ¿Cuál es el comportamiento de los judíos? ¿Qué dicen, hacen o planifican?
f) ¿Con quién te identificas más: con los discípulos, con las hermanas, con los judíos, o con ninguno de ellos?
g) ¿Has pasado alguna vez por momentos en los que se han mezclado desesperación y esperanza, muerte y vida? En estos momentos difíciles ¿qué es lo que ha sostenido tu fe?
h) ¿En qué modo Lázaro resucita hoy? ¿Cómo sucede la resurrección hoy, dando vida nueva a los pobres?

 5. Una clave de lectura

para aquéllos que quieran profundizar más en el tema.

a) La diferencia entre el evangelio de Juan y los otros evangelios:

* Una comparación para entender estas diferencias: Fotografía y Rayos-X-. Ante una puesta de sol, quedas maravillado de la belleza de la naturaleza. Tu ves y contemplas aquello que los ojos miran. Es la fotografía. Junto a tí, una amiga te dice: "¿¡Has visto cómo aquella nubecilla cambia de color más intenso!? ¡Así es nuestra amistad! Ella ha visto más de lo que los ojos miraban. Son los Rayos-X-. El amor mutuo y la fe en el otro han ampliado la visión. Así es el Evangelio de Juan, el Evangelio del Discípulo Amado. El nos enseña cómo leer los otros evangelios y a descubrir en ellos una dimensión más profunda. Los otros tres evangelistas disparan la fotografía de los milagros. Juan dispara los Rayos-X-, revelando su sentido profundo y divino, aquél que la sola fe ve por medio del Espíritu (Jn 14,26; 16,19).

 * Por ejemplo, los sinópticos mencionan veintiocho milagros distintos. Juan apenas menciona siete y los llama "signos". De estos siete, apenas tres se encuentran en los sinópticos. Los otros cuatro son exclusivos de Juan: las bodas de Caná (Jn 2,1-11), la curación de un paralítico en la piscina de Siloé (Jn 5,1-9), la curación del ciego de nacimiento (Jn 9,1-7) y la resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44). En el modo cómo describe estos "signos", Juan hace más que contar simplemente milagros. Él amplía y hace de modo que ellos puedan manifestar a Jesús como la revelación del Padre. El Evangelio de Juan trata de clarificar la frase de Jesús: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Jn 14,9). Cuando colocamos a contraluz la fotografía de Jesús hecha por el evangelio de Juan, vemos el rostro del Padre.

 b) La narración de la resurrección de Lázaro en el conjunto del Evangelio de Juan:

* El esquema de los siete signos:
1º Signo: bodas de Caná (Jn 2,1-12)
2º Signo: curación del hijo de un cortesano (Jn 4,46-54)
3º Signo: curación del paralítico (Jn 5,1-18)
4º Signo: multiplicación de los panes (Jn 6,1-15)
5º Signo: Jesús camina sobre las aguas (Jn 6,16-21)
6º Signo: curación del ciego (Jn 9,1-40)
7º Signo: resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44)
 El gran signo es la HORA de la glorificación de Jesús

* Los siete signos son siete prefiguraciones de la glorificación de Jesús que acontecerá en la Hora de su pasión, muerte y resurrección. Cada signo simboliza un aspecto del significado de la pasión, muerte y resurrección de Jesús para nuestra vida. Y es "meditando día y noche" a través de la Lectio Divina o la Lectura Orante, como podremos descubrir este significado, enriqueciendo con ello nuestra vida.

 * La resurrección de Lázaro, el séptimo signo, abre el camino para la llegada de la Hora, de la glorificación, que viene a través de la muerte (Jn 12,23; 17,1). Una de las causas de la condena de Jesús será la resurrección de Lázaro (Jn 11,50; 12,10). Así, el séptimo signo será para manifestar la gloria de Dios (Jn 11,4). "Esta enfermedad no es de muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella". (Jn 11,4). Los discípulos no pudieron entender (Jn 11,6-8). Pero aunque no lo entendieron, están dispuestos a andar y morir con Jesús (Jn 11,16). La comprensión es poca, pero la fe es justa.

 c) El significado de la resurrección de Lázaro:

* En Betania: Todo sucede en Betania, un pueblecito a los pies del Monte de los Olivos, vecino a Jerusalén. En esta narración, la familia de Lázaro, en donde a Jesús le gustaba hospedarse, es el espejo de la comunidad del Discípulo Amado del final del primer siglo. Espejo también de nuestras comunidades. Betania quiere decir "Casa de los Pobres". Marta quiere decir "Señora" (Coordinadora): una mujer coordinaba la comunidad. Lázaro significa "Dios ayuda": la comunidad pobre que todo lo esperaba de Dios. María significa "amada de Yahvé" imagen de la comunidad. La narración de la resurrección de Lázaro quiere comunicarte esta certeza: Jesús lleva la vida a la comunidad de los pobres; Él es la fuente de la vida para los que creen en Él.

 * Entre la vida y la muerte: Lázaro ha muerto. Muchos judíos están en casa de Marta y María para consolarlas por la pérdida del hermano. Los representantes de la Antigua Alianza no traen la vida nueva. Apenas consuelan. ¡Jesús es el que traerá la nueva vida! En el evangelio de Juan, los judíos son también los adversarios que quieren matar a Jesús (Jn 10,31). Así que, por una parte, la amenaza de muerte contra Jesús. De la otra, ¡Jesús que llega para vencer la muerte! En este contexto de vida y muerte es como se realiza el séptimo signo de la resurrección de Lázaro, la victoria sobre la muerte.

 * Dos modos de creer en la resurrección: El punto central es el confrontamiento entre el antiguo modo de creer en la resurrección que sólo tiene lugar al final de los tiempos y la nueva traída por Jesús, que, desde ahora, vence a la muerte. Marta, los fariseos y la mayoría del pueblo creían ya en la Resurrección (Act 23,6-10; Mc 12,18). Creían, pero no la revelaban, porque era fe en una resurrección que sucedería sólo al final de los tiempos y no en la resurrección presente de la historia, que es ahora. Aquella no renovaba la vida. Faltaba hacer un salto. La vida nueva de la resurrección aparecerá con Jesús.

 * La profesión de fe en Jesús es profesión de fe en la vida: Jesús reta a Marta para que haga este salto. No basta creer en la resurrección que tendrá lugar al final de los tiempos, sino que se debe creer que la Resurrección está ya presente hoy en la persona de Jesús y en los que creen en Él. Sobre éstos la muerte no tiene ningún poder, porque Jesús es la "resurrección y la vida". Por tanto, Marta, aunque sin ver el signo concreto de la resurrección de Lázaro, confiesa su fe: "Sí, Señor. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que debe venir al mundo".

 * Humano, muy humano, igual a nosotros en todo: Después de la profesión de fe, Marta va a llamar a María su hermana. María va al encuentro de Jesús, que se haya en el mismo lugar donde Marta lo ha encontrado. Ella repite la misma frase de Marta: "Señor, si hubieses estado aquí, no hubiera muerto mi hermano" (Jn 11,21). María llora, todos lloran. Jesús se conmueve. Cuando los pobres lloran, Jesús se emociona y llora. Ante el llanto de Jesús, los otros concluyen: "¡Ved cómo lo amaba!" Esta es la característica de las comunidades del Discípulo Amado: el amor mutuo entre Jesús y los miembros de la comunidad. Algunos todavía no creen y dudan: "¿No pudo éste, que ha abierto los ojos del ciego, hacer que no muriese?" (Jn 11,33.35.38). Así es cómo Juan acentúa la humanidad de Jesús contra aquéllos que, al final del primer siglo, espiritualizaban la fe y negaban la humanidad de Jesús.

 * A nosotros nos toca quitar la piedra para que Dios nos devuelva la vida: Jesús ordena quitar la piedra. Marta reacciona: "Señor, ya hiede…pues lleva cuatro días". Una vez más Jesús la desafía, llamándola de nuevo a la fe en la resurrección, que es ahora, como un signo de la gloria de Dios: "¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?" Quitaron la piedra. Ante el sepulcro abierto y ante la incredulidad de las personas, Jesús se dirige al Padre. En su plegaria, ante todo, da las gracias al Padre: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas". El Padre de Jesús es el mismo Dios que siempre escucha el grito del pobre (Ex 2,24; 3,7). Jesús conoce al Padre y confía en él. Pero ahora le pide un signo a causa de la muchedumbre que lo rodea, a fin de que pueda creer que Él, Jesús, es el enviado del Padre. Después grita en alta voz: "¡Lázaro, sal fuera!" Lázaro salió fuera. Es el triunfo de la vida sobre la muerte, de la fe sobre la incredulidad. Un agricultor del interior del Brasil hizo el siguiente comentario: "¡A nosotros toca remover la piedra! Y así Dios resucita la comunidad. ¡Hay gente que no quiere remover la piedra, y por esto en su comunidad no hay vida!"

 6. Salmo 16 (15)

Dios nuestra herencia por siempre

Guárdame, oh Dios, que en ti me refugio.
Digo a Yahvé: «Tú eres mi Señor,
mi bien, nada hay fuera de ti».
Pero ellos dicen a los santos de la tierra:
«¡Magníficos, todo mi gozo en ellos!».
Sus ídolos abundan, tras ellos van corriendo.
Pero no les haré libaciones de sangre,
ni mis labios pronunciarán sus nombres.

Yahvé es la parte de mi herencia y de mi copa,
tú aseguras mi suerte:
me ha tocado un lote precioso,
me encanta mi heredad.

Bendigo a Yahvé, que me aconseja;
aun de noche me instruye la conciencia;
tengo siempre presente a Yahvé,
con él a mi derecha no vacilo.

Por eso se me alegra el corazón,
sienten regocijo mis entrañas,
todo mi cuerpo descansa tranquilo;
pues no me abandonarás al Seol,
no dejarás a tu amigo ver la fosa.
Me enseñarás el camino de la vida,
me hartarás de gozo en tu presencia,
de dicha perpetua a tu derecha.

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén

www.ocarm.org

 

 

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8 abril 2011 5 08 /04 /abril /2011 14:59

Lectio: Juan 7,40-53

Lectio: 

Sábado, 9 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

 1) Oración inicial

Que tu amor y tu misericordia dirijan nuestros corazones, Señor, ya que sin tu ayuda no podemos complacerte. Por nuestro Señor.

 2) Lectura

Del Evangelio según Juan 7,40-53
Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta.» Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?» Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano.
Los guardias volvieron a los sumos sacerdotes y los fariseos. Éstos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?» Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre.» Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.» Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente a Jesús: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?» Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta.»
Y se volvieron cada uno a su casa.

 3) Reflexión

• En el capítulo 7, Juan constata que en medio de la gente había diversas opiniones y mucha confusión respecto a Jesús. Los parientes pensaban de una forma (Jn 7,2-5), la gente pensaba de otra forma (Jn 7,12). Unos decían: “¡Es un profeta!" (Jn 7,40). Otros decían: "¡Engaña a la gente!" (Jn 7,12) Unos lo elogiaban: "¡Hace el bien!" (Jn 7,12). Otros lo criticaban: "¡No ha estudiado!" (Jn 7,15) ¡Muchas opiniones! Cada uno tenía sus argumentos, sacados de la Biblia o de la Tradición. Pero nadie recordaba al mesías Siervo, anunciado por Isaías (Is 42,1-9; 49,1-6; 50,4-9; 52,13-53,12; 61,1-2). Hoy también se discute mucho sobre religión, y cada cual saca sus argumentos de la Biblia. Como en el pasado, hoy también acontece muchas veces que los pequeños son engañados por el discurso de los grandes y, a veces, hasta por el discurso de gente de iglesia.
• Juan 7,40-44: Una confusión en medio de la gente. La reacción de la gente es de lo más variada. Algunos dicen: es un profeta. Otros: es el Mesías, el Cristo. Otros rebaten: no puede ser, porque el mesías vendrá de Belén y éste viene de Galilea. Estas diversas ideas sobre el Mesías producen división y disputas. Había gente que quería detenerle y darle muerte, pero no lo hicieron. Probablemente, porque tenían miedo de la multitud (cf. Mc 14,2).
• Juan 7,45-49: Los argumentos de las autoridades. Anteriormente, ante las reacciones de la gente favorable a Jesús, los fariseos habían enviado a guardias para detenerle (Jn 7,32). Pero habían vuelto sin Jesús. Se habían quedado impresionados por su manera de hablar: "Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre”. Los fariseos reaccionaron: “¿Vosotros también os habéis dejado embaucar?” Para los fariseos "esa gente que no conoce la ley" se deja engañar por Jesús. Es como se dijesen: "¡Nosotros los jefes conocemos mejor las cosas y no nos dejamos engañar!" Ellos atribuyen al pueblo el adjetivo de ¡"maldito"! Las autoridades religiosas de la época trataban a la gente con mucho desprecio.
• Juan 7,50-52: La defensa de Jesús hecha por Nicodemo. Ante este argumento estúpido, la honestidad de Nicodemo se rebela y levanta su voz para defender a Jesús: "¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?” La reacción de los otros es escarnio: "¿También tú eres de Galilea? ¡Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta!" Ellos están seguros. Con el librito del pasado en la mano se defienden en contra del futuro que llega incomodando. ¡Esto ocurre también hoy! Sólo acepto lo nuevo si está de acuerdo con las ideas mías que son del pasado.

 4) Para la reflexión personal

• ¿Cuáles son hoy las diversas opiniones sobre Jesús que existen en medio de la gente? Y en tu comunidad ¿existen diferentes opiniones que generan confusión? ¿Cuáles? Cuéntalas.
• Hay personas que sólo aceptan lo nuevo si están de acuerdo con sus ideas que pertenecen al pasado. ¿Y yo?

 5) Oración final

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. (Sal 50)

www.ocarm.org

 

 

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7 abril 2011 4 07 /04 /abril /2011 16:39

Lectio: Juan 7,1-2.10.25-30

Lectio: 

Viernes, 8 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

1) Oración inicial

Señor, tú que en nuestra fragilidad nos ayudas con medios abundantes, concédenos recibir con alegría la salvación que nos otorgas y manifestarla en nuestra propia vida. Por nuestro Señor.

 2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Juan 7,1-2.10.25-30
Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió no manifiestamente, sino de incógnito. Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo? Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.» Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta;
sino que es veraz el que me ha enviado; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco,
porque vengo de él y él es el que me ha enviado.» Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

 3) Reflexión

• A lo largo de los capítulos que van del 1 al 12 del Evangelio de Juan va aconteciendo la progresiva revelación que Jesús hace de sí mismo a los discípulos y a la gente. Al mismo tiempo y en la misma proporción, va creciendo la cerrazón y la oposición de las autoridades contra Jesús hasta el punto de decidir la condena y la muerte de Jesús (Jn 11,45-54). El capítulo 7, que meditamos en el evangelio de hoy, es una especie de parada en medio del camino. Ya hace prever como será el desenlace final.

• Juan 7,1-2.10: Jesús decide ir a la fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén. La geografía de la vida de Jesús en el evangelio de Juan es diferente de la geografía en los otros tres evangelios. Es más completa. Conforme con los otros evangelios, Jesús fue apenas una única vez en Jerusalén, cuando fue detenido y le llevaron a la muerte. Según el evangelio de Juan, Jesús fue por lo menos dos o tres veces a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Por eso sabemos que la vida pública de Jesús duró alrededor de tres años. El evangelio de hoy informa de que Jesús se dirigió más de una vez a Jerusalén, pero no públicamente. Fue a escondidas, pues en Judea, los judíos querían matarle.

• Tanto aquí en el capítulo 7 como en otros capítulos, Juan habla de “judíos”, y de “vosotros los judíos”, como si él y Jesús no fuesen judíos. Esta manera de hablar refleja la situación de la trágica ruptura que tiene lugar al final del primer siglo entre los judíos (Sinagoga) y los cristianos (Ecclesia). A lo largo de los siglos, esta manera de hablar del evangelio de Juan contribuyó a acrecentar el anti-semitismo. Hoy, es muy importante tomar distancia de esta polémica para no alimentar el antisemitismo. No podemos olvidar nunca que Jesús es judío. Nació judío, vivió como judío y murió como judío. Toda su formación viene de la religión y de la cultura de los judíos.

• Juan 7,25-27: Dudas de los habitantes de Jerusalén respecto de Jesús. Jesús está en Jerusalén y habla públicamente a las personas que quieren oírle. La gente queda confundida. Sabe que quieren matar a Jesús y que él anda suelto ante la mirada de todos. ¿Estarían reconociendo las autoridades que él es el Mesías? Pero ¿cómo es que Jesús puede ser el mesías? Todos saben que él viene de Nazaret, pero del mesías, nadie sabe el origen.

• Juan 7,28-29: Aclaración de parte de Jesús. Jesús habla de su origen. “Sabéis de dónde soy”. Pero lo que la gente no sabe es la vocación y la misión que Jesús recibió de Dios. No vino por voluntad propia, sino como todo profeta vino para obedecer a una vocación, que es el secreto de su vida. “Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que es veraz el que me ha enviado; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.”

• Juan 7,30: Porque todavía no había llegado su hora. Querían tomar a Jesús, pero nadie le pone la mano encima “porque todavía no había llegado su hora”. En el evangelio de Juan quien determina la hora y el rumbo de los acontecimientos no son los que detienen el poder, sino que es Jesús mismo. Es él quien determina la hora (cf. Jn 2,4; 4,23; 8,20; 12.23.27; 13,1; 17,1). Y en la cruz, Jesús es quien determina hasta la hora de su muerte (Jn 19,29-30).

 4) Para la reflexión personal

• ¿Cómo vivo mi relación con los judíos? ¿He descubierto alguna vez un poco de antisemitismo dentro de mí? ¿He conseguido eliminarlo?
• Como en el tiempo de Jesús, también hoy hay muchas ideas y opiniones sobre las cosas de la fe. ¿Cómo actúo? ¿Me agarro a las ideas antiguas y me encierro en ellas, o procuro entender el porqué de las novedades?

 5) Oración final

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo librará el Señor. (Sal 33)

www.ocarm.org

 

 

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6 abril 2011 3 06 /04 /abril /2011 23:29

Lectio: Juan 5,31-47

Lectio: 

Jueves, 7 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

 1) Oración inicial

Padre lleno de amor, te pedimos que, purificados por la penitencia y por la práctica de las buenas obras, nos mantengamos fieles a tus mandamientos, para llegar, bien dispuestos, a las fiestas de Pascua. Por nuestro Señor.

 2) Lectura el Evangelio

Del Evangelio según Juan 5,31-47
Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí.
Vosotros mandasteis enviados a Juan, y él dio testimonio de la verdad. En cuanto a mí, no es de un hombre del que recibo testimonio; pero digo esto para que vosotros seáis salvos.
Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz.
Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí.
Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que él ha enviado. Vosotros investigáis las Escrituras,
ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres.
Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre,
a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre.
Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos ,¿cómo vais a creer en mis palabras?»

 3) Reflexión

• Juan, intérprete de Jesús. Juan es un buen intérprete de las palabras de Jesús. Un buen intérprete debe tener una doble fidelidad. Fidelidad a las palabras de aquel que habla, y fidelidad al lenguaje de aquel que escucha. En el Evangelio de Juan, las palabras de Jesús no son transmitidas materialmente al pie de la letra, sino que son traducidas y transpuestas al lenguaje de la gente de las comunidades cristianas del final del primer siglo en Asia Menor. Por este motivo, las reflexiones del Evangelio de Juan no son siempre fáciles de entender. Pues en ellas se juntan las palabras de Jesús y las palabras del evangelista que refleja el lenguaje de fe de las comunidades de Asia Menor. Por esto mismo, no basta el estudio erudito o científico de las palabras para poder captar el sentido pleno y profundo de las palabras de Jesús. Es necesario tener en nosotros también una vivencia comunitaria de la fe. El evangelio del día de hoy es un típico ejemplo de la profundidad espiritual y mística del discípulo amado.
• Iluminación mutua entre vida y fe. Aquí vale repetir lo que Juan Cassiano dijo respecto del descubrimiento del sentido pleno y profundo de los salmos: “Instruidos por aquello que sentimos, no percibimos el texto como algo que solamente oímos, sino como algo que experimentamos y tocamos con nuestras manos; no como una historia extraña e inaudita, sino como algo que damos a luz desde lo más profundo de nuestro corazón, como si fueran sentimientos que forman parte de nuestro ser. Repitámoslo: no es la lectura (estudio) lo que nos hace penetrar en el sentido de las palabras, sino la propia experiencia adquirida anteriormente en la vida de cada día” (Collationes X,11). La vida ilumina el texto, el texto ilumina la vida. Si, a veces, el texto no nos dice nada, no es por falta de estudio ni por falta de oración, sino sencillamente por falta de profundidad en nuestra vida.
• Juan 5,31-32: El valor del testimonio de Jesús. El testimonio de Jesús es verdadero, porque no se promueve a sí mismo, ni se exalta a sí mismo. “Otro es el que da testimonio de mí”, y es el Padre. Y su testimonio es verdadero y merece fe.
• Juan 5,33-36: El valor del testimonio de Juan Bautista y de las obras de Jesús. Juan Bautista también dio testimonio respecto de Jesús y lo presentó a la multitud como enviado de Dios que debía venir a este mundo (cf. Jn 1,29.33-34; 3,28-34). Por esto, por muy importante que sea el testimonio de Juan, Jesús no depende de él. El tiene un testimonio a su favor que es mayor que el testimonio de Juan, a saber, las obras que el Padre realiza por medio de él (Cf. Jn 14,10-11).
• Juan 5,37-38: El Padre da testimonio a favor de Jesús. Anteriormente, Jesús había dicho: “Quien es de Dios oye las palabras de Dios” (Jn 8,47). Los judíos que acusan a Jesús no tienen la mente abierta para Dios. Por ello, no consiguen percibir el testimonio del Padre que les llega a través de Jesús.
• Juan 5,39-41: La escritura da testimonio a favor de Jesús. Los judíos dicen tener fe en las escrituras, pero en realidad no entienden la Escritura, pues la propia Escritura habla de Jesús (cf. Jn 5,46; 12,16.41; 20,9).
• Juan 5,42-47: El Padre no juzga, pero confía el juicio al hijo. Los judíos se dicen fieles a la Escritura y a Moisés y, por ello, condenan a Jesús. En realidad, Moisés y la escritura hablan respecto de Jesús y piden creer en él.

 4) Para la reflexión personal

• La vida ilumina el texto y el texto ilumina la vida. ¿Has experimentado esto alguna vez?
• Trata de profundizar en el valor del testimonio de Jesús.

 5) Oración final

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. (Sal 144)

 

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5 abril 2011 2 05 /04 /abril /2011 18:33

Lectio: Juan 5,17-30

Lectio: 

Miércoles, 6 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

1) Oración inicial

Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de sus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Juan 5,17-30
Pero Jesús les replicó: « Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo.» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios. Jesús, pues, tomando la palabra, les decía:«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace.
Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que os asombréis.
Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo,
para que todos honren al Hijo como honran al Padre.
El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado,
tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella),en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre.
No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

3) Reflexión

• El Evangelio de Juan es distinto de los otros tres. Revela una dimensión más profunda que sólo la fe consigue percibir en las palabras y en los gestos de Jesús. Los Padres de la Iglesia decían que el Evangelio de Juan es “espiritual”, revela aquello que el Espíritu hace descubrir en las palabras de Jesús (cf. Jn 16,12-13). Un bonito ejemplo de esta dimensión espiritual del evangelio de Juan es el pasaje que meditamos hoy.
• Juan 5,17-18: Jesús explicita el significado profundo de la curación del paralítico. Criticado por los judíos por haber curado en un día de sábado, Jesús responde “Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo”. Los judíos enseñaban que en el día de sábado no se podía trabajar, pues Dios mismo descansó y no trabajó en el séptimo día de la creación (Ex 20,8-11). Jesús afirma lo contrario. El dice que el Padre no paró de trabajar hasta ahora. Por esto, Jesús también trabaja hasta en un día de sábado. ¡El imita al Padre! Para Jesús, la obra criadora no terminó. Dios sigue trabajando, sin cesar, día y noche, sustentando el universo y a todos nosotros. Jesús colabora con el Padre dando continuidad a la obra de la creación, para que un día todos puedan entrar en el reposo prometido. La reacción de los judíos fue violenta. Querían matarle por dos motivos: por negar el sentido del sábado, y por considerarse igual a Dios.
• Juan 5,19-21: El amor deja transparentar la acción creadora de Dios. Estos versículos revelan algo del misterio de la relación entre Jesús y el Padre. Jesús, el hijo, vive en atención permanente ante el Padre. Aquello que ve hacer al Padre, lo hace también él. Jesús es el reflejo del Padre. ¡Es la cara del Padre! Esta atención total del Hijo al Padre, hace que el amor del Padre pueda entrar en el Hijo, y a través del Hijo, pueda realizar su acción en el mundo. La gran preocupación del Padre es vencer la muerte y hacer vivir. La curación del paralítico fue una manera de sacar a las personas de la muerte y hacerlas vivir. Es una manera de dar continuidad a la obra creadora del Padre.
• Juan 5,22-23: El Padre no juzga, pero confía el juicio al hijo. Lo decisivo en la vida es la manera en que nos colocamos ante el Creador, pues dependemos radicalmente de él. El Creador se hace presente para nosotros en Jesús. En Jesús habita la plenitud de la divinidad (Cf. Col 1,19). Por esto, expresamos nuestra postura ante Dios Creador en la manera en que nos definimos ante Jesús. Lo que el Padre quiere es que lo conozcamos y lo honremos en la revelación que El hace de sí mismo en Jesús.
• Juan 5,24: La vida de Dios en nosotros a través de Jesús. Dios es vida, es fuerza creadora. Allí donde él se hace presente, la vida renace. El se hace presente mediante la Palabra de Jesús. Quien escucha la palabra de Jesús como enviado de Dios ya está resucitado. Ya recibió el toque vivificador que lo lleva más allá de la muerte. Ya pasó de la muerte a la vida. La curación del paralítico es la prueba de ello.
• Juan 5,25-29: La resurrección ya está aconteciendo. Los muertos somos todos nosotros que todavía no nos abrimos a la voz de Jesús que viene del Padre. Pero “llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán”. Con la palabra de Jesús, venida del Padre se inició una nueva creación. Ya está en camino. La palabra creadora de Jesús va a alcanzar a todos, también a los que ya murieron. Ellos oyeron y murieron.
• Juan 5,30: Jesús es el reflejo del Padre. “Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado”. Esta frase final es el resumen de todo lo que fue reflexionado anteriormente. Esta era la idea que las comunidades del tiempo de Juan tenían e irradiaban respecto a Jesús.

4) Para la reflexión personal

• ¿Cómo te imaginas la relación entre Jesús y el Padre?
• ¿Cómo vives la fe en la resurrección?

5) Oración final

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. (Sal 144)

 

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5 abril 2011 2 05 /04 /abril /2011 18:30

Lectio: Juan 5,17-30

Lectio: 

Miércoles, 6 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

1) Oración inicial

Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de sus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Juan 5,17-30
Pero Jesús les replicó: « Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo.» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios. Jesús, pues, tomando la palabra, les decía:«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace.
Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que os asombréis.
Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo,
para que todos honren al Hijo como honran al Padre.
El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado,
tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella),en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre.
No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

3) Reflexión

• El Evangelio de Juan es distinto de los otros tres. Revela una dimensión más profunda que sólo la fe consigue percibir en las palabras y en los gestos de Jesús. Los Padres de la Iglesia decían que el Evangelio de Juan es “espiritual”, revela aquello que el Espíritu hace descubrir en las palabras de Jesús (cf. Jn 16,12-13). Un bonito ejemplo de esta dimensión espiritual del evangelio de Juan es el pasaje que meditamos hoy.
• Juan 5,17-18: Jesús explicita el significado profundo de la curación del paralítico. Criticado por los judíos por haber curado en un día de sábado, Jesús responde “Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo”. Los judíos enseñaban que en el día de sábado no se podía trabajar, pues Dios mismo descansó y no trabajó en el séptimo día de la creación (Ex 20,8-11). Jesús afirma lo contrario. El dice que el Padre no paró de trabajar hasta ahora. Por esto, Jesús también trabaja hasta en un día de sábado. ¡El imita al Padre! Para Jesús, la obra criadora no terminó. Dios sigue trabajando, sin cesar, día y noche, sustentando el universo y a todos nosotros. Jesús colabora con el Padre dando continuidad a la obra de la creación, para que un día todos puedan entrar en el reposo prometido. La reacción de los judíos fue violenta. Querían matarle por dos motivos: por negar el sentido del sábado, y por considerarse igual a Dios.
• Juan 5,19-21: El amor deja transparentar la acción creadora de Dios. Estos versículos revelan algo del misterio de la relación entre Jesús y el Padre. Jesús, el hijo, vive en atención permanente ante el Padre. Aquello que ve hacer al Padre, lo hace también él. Jesús es el reflejo del Padre. ¡Es la cara del Padre! Esta atención total del Hijo al Padre, hace que el amor del Padre pueda entrar en el Hijo, y a través del Hijo, pueda realizar su acción en el mundo. La gran preocupación del Padre es vencer la muerte y hacer vivir. La curación del paralítico fue una manera de sacar a las personas de la muerte y hacerlas vivir. Es una manera de dar continuidad a la obra creadora del Padre.
• Juan 5,22-23: El Padre no juzga, pero confía el juicio al hijo. Lo decisivo en la vida es la manera en que nos colocamos ante el Creador, pues dependemos radicalmente de él. El Creador se hace presente para nosotros en Jesús. En Jesús habita la plenitud de la divinidad (Cf. Col 1,19). Por esto, expresamos nuestra postura ante Dios Creador en la manera en que nos definimos ante Jesús. Lo que el Padre quiere es que lo conozcamos y lo honremos en la revelación que El hace de sí mismo en Jesús.
• Juan 5,24: La vida de Dios en nosotros a través de Jesús. Dios es vida, es fuerza creadora. Allí donde él se hace presente, la vida renace. El se hace presente mediante la Palabra de Jesús. Quien escucha la palabra de Jesús como enviado de Dios ya está resucitado. Ya recibió el toque vivificador que lo lleva más allá de la muerte. Ya pasó de la muerte a la vida. La curación del paralítico es la prueba de ello.
• Juan 5,25-29: La resurrección ya está aconteciendo. Los muertos somos todos nosotros que todavía no nos abrimos a la voz de Jesús que viene del Padre. Pero “llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán”. Con la palabra de Jesús, venida del Padre se inició una nueva creación. Ya está en camino. La palabra creadora de Jesús va a alcanzar a todos, también a los que ya murieron. Ellos oyeron y murieron.
• Juan 5,30: Jesús es el reflejo del Padre. “Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado”. Esta frase final es el resumen de todo lo que fue reflexionado anteriormente. Esta era la idea que las comunidades del tiempo de Juan tenían e irradiaban respecto a Jesús.

4) Para la reflexión personal

• ¿Cómo te imaginas la relación entre Jesús y el Padre?
• ¿Cómo vives la fe en la resurrección?

5) Oración final

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. (Sal 144)

 

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3 abril 2011 7 03 /04 /abril /2011 07:18

Lectio: Juan 4,43-54

Lectio: 

Lunes, 4 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

 1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que renuevas el mundo por medio de sacramentos divinos: concede a tu Iglesia la ayuda de estos auxilios del cielo sin que le falten los necesarios de la tierra. Por nuestro Señor.

 2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Juan 4,43-54
Pasados los dos días, partió de allí para Galilea. Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria. Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaún. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis signos y prodigios, no creéis.» Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.» Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. Él les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.» El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Tal fue, de nuevo, el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

 3) Reflexión

• Jesús salió de Galilea y pasó por la región de Judea, hasta Jerusalén en ocasión de la fiesta (Jn 4,45) y luego, por Samaría, volvió a Galilea (Jn 4,3-4). Los judíos observantes tenían prohibido pasar por Samaría, y no tenían costumbre de conversar con los samaritanos (Jn 4,9). A Jesús no le importan estas normas que impiden la amistad y el diálogo. Se queda diversos días en Samaría y mucha gente se convierte (Jn 4,40). Después de esto determina volver a Galilea.
• Juan 4,43-46ª: La vuelta a Galilea. Sabiendo que la gente de Galilea le miraba con una cierta reserva, Jesús quiso volver a su tierra. Probablemente, Juan se refiere a la fea acogida que Jesús recibió en Nazaret de Galilea. Jesús mismo había dicho: “Un profeta no es acogido en su patria” (Lc 4,24). Pero ahora, ante la evidencia de las señales de Jesús en Jerusalén, los galileos cambiaron de opinión y le brindaron una buena acogida. Jesús volvió a Caná, donde había hecho la primera “señal” (Jn 2,11).
• Juan 4,46b-47: La petición de un funcionario del rey. Se trata de un pagano. Poco antes, en Samaría, Jesús había conversado con una samaritana, persona hereje para los judíos, a quien Jesús revela su condición de mesías (Jn 4,26). Y ahora, en Galilea, recibe a un pagano, funcionario del Rey, quien buscaba ayuda para su hijo enfermo. Jesús no se encierra en su raza, ni en su religión. Es ecuménico y acoge a todos.
• Juan 4,48: La respuesta de Jesús al funcionario. El funcionario quería que Jesús fuera con él hasta la casa para curar al hijo. Jesús contesta: “Si no veis signos y prodigios, no creéis”. Respuesta dura y extraña. ¿Por qué Jesús contesta de este modo? ¿Qué error comete el funcionario a la hora de presentar su petición? ¿Qué quiere enseñar Jesús con esta respuesta? Quiere enseñar como debe ser la fe. El funcionario del rey creería sólo si Jesús fuera con él, a su casa. El quiere ver a Jesús que cura. En el fondo, es la actitud normal de todos nosotros. No nos damos cuenta de que nos falta fe.
• Juan 4,49-50: El funcionario vuelve a pedir de nuevo y Jesús repite la respuesta. A pesar de la respuesta dura de Jesús, el hombre no se rinde y repite lo mismo. “Baja antes que se muera mi hijo”. Jesús sigue firme en su propósito. No responde a la petición y no va con el hombre hasta su casa; repite la misma respuesta, pero formulada de otra forma: “Vete, que tu hijo vive.” Tanto en la primera como en la segunda respuesta, Jesús pide fe, mucha fe. Es posible que el funcionario crea que su hijo está curado ya. ¡Y el verdadero milagro se cumple! Sin ver ninguna señal, sin ver ningún prodigio, el hombre cree en la palabra de Jesús y vuelve a casa. No debe haber sido fácil. Este es el verdadero milagro de la fe: creer sin otra garantía que no sea la Palabra de Jesús. El ideal es creer en la Palabra de Jesús, aún sin ver (Cf. Jn 20,29).
• Juan 4,51-53: El resultado de la fe en la palabra de Jesús. Cuando el hombre se iba hacia su casa, los empleados fueron a su encuentro para decirle que el hijo estaba curado. El pregunta la hora y descubre que aconteció exactamente en la hora en que Jesús había dicho: “Tu hijo vive.” Así que tuvo la confirmación de su fe.
• Juan 4,54: Un resumen de parte de Juan, el evangelista. Juan termina diciendo: “Tal fue el segundo signo que hizo Jesús”. Juan prefiere hablar de signo y no de milagro. La palabra señal evoca algo que yo veo con mis ojos, pero cuyo sentido profundo me lo hace descubrir sólo la fe. La fe es como los rayos X: hace descubrir lo que el ojo no ve.

 4) Para la reflexión personal

• ¿Cómo vives tu fe? ¿Confías en la palabra de Jesús o solamente crees en los milagros y en las experiencias sensibles?
• Jesús acoge a herejes y forasteros. Yo, ¿cómo me relaciono con las personas?

 5) Oración final

Cantad para Yahvé los que lo amáis,
recordad su santidad con alabanzas.
Un instante dura su ira,
su favor toda una vida;
por la tarde visita de lágrimas,
por la mañana gritos de júbilo. (Sal 30)

www.ocarm.org

 

 

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2 abril 2011 6 02 /04 /abril /2011 16:12

Lectio: 4º Domingo de Cuaresma (A)

Lectio: 

Domingo, 3 Abril, 2011

Un ciego encuentra la luz
Los ojos se abren conviviendo con Jesús
Juan 9,1-41 

 1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

2. Lectura a) Clave de lectura:

El texto del evangelio de este cuarto domingo de cuaresma nos invita a meditar la historia de la curación de un ciego de nacimiento. Es un texto reducido, pero muy vivo. Tenemos aquí un ejemplo concreto de cómo el Cuarto Evangelio revela el sentido profundo escondido en los hechos de la vida de Jesús. La historia de la curación del ciego nos ayuda a abrir los ojos sobre la imagen de Jesús que cada uno lleva consigo. Muchas veces, en nuestra cabeza, hay un Jesús que parece un rey glorioso, ¡distante de la vida del pueblo! En los Evangelios, Jesús aparece como un Siervo de los pobres, amigo de pecadores. La imagen del Mesías-Rey, que tenían en la mente los fariseos les impedía reconocer en Jesús el Mesías-Siervo. Durante la lectura, tratemos de prestar atención a dos cosas: (i) el modo expedito y libre con el que el ciego reacciona ante las provocaciones de las autoridades, y (ii) el modo en el que el mismo, el ciego, abre los ojos con respecto a Jesús.

 b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:

Juan 9,1-5: La ceguera ante el mal que existe en el mundo
Juan 9,6-7: El signo del “Enviado de Dios” que provocará diversas reacciones
Juan 9,8-13: La reacción de los vecinos
Juan 9,14-17: La reacción de los fariseos
Juan 9,18-23: La reacción de los padres
Juan 9,24-34: La sentencia final de los fariseos
Juan 9,35-38: La conducta final del ciego de nacimiento
Juan 9,39-41: Una reflexión conclusiva

 c) Texto:

1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?» 3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4 «Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego 7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). Él fue, se lavó y volvió ya viendo.
8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?» 9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.» 10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?» 11 Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: `Vete a Siloé y lávate.' Yo fui, me lavé y vi.» 12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» Él respondió: «No lo sé.» 13 Lo llevan a los fariseos al que antes era ciego.
14 Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.» 16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes signos?» Y había disensión entre ellos. 17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» Él respondió: «Que es un profeta.»
18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista 19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?» 20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.» 22 Sus padres decían esto por miedo a los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
24 Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» 25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.» 26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?» 27 Él replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?» 28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.» 30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. 33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.» 34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos das lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?» 36 Él respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» 37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». 38 Él entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.» 40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «¿Es que también nosotros somos ciegos?» 41 Jesús les respondió: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: `Vemos', vuestro pecado permanece.»

 3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

 4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Qué parte del texto me ha llamado más la atención? ¿Por qué?
b) Dice el refrán popular: ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!¿Cómo aparece esto en la conversación entre el ciego y los fariseos?
c) ¿Cuáles son los títulos que Jesús recibe en el texto?¿De quién los recibe? ¿Qué significan?
d) ¿Cuál es el título que más me atrae? ¿Por qué? O sea, ¿cuál es la imagen de Jesús que yo tengo en la cabeza y que llevo en el corazón? ¿De dónde me viene esta imagen?

 5. Para aquéllos que desean profundizar más aun en el texto

a) Contexto en el que fue escrito el Evangelio de Juan:

Meditando la historia de la curación del ciego, es bueno recordar el contexto de las comunidades cristianas en Asia Menor hacia finales del siglo primero, para las cuáles fue escrito el Evangelio de Juan y que se identificaban con el ciego y con su curación. Ellas mismas, a causa de una visión legalista de la ley de Dios, eran ciegas de nacimiento. Pero, como sucedió para el ciego, también ellas consiguieron ver la presencia de Dios en la persona de Jesús de Nazaret y se convirtieron. ¡Fue un proceso doloroso! En la descripción de las etapas y de los conflictos de la curación del ciego, el autor del Cuarto Evangelio evoca el recorrido espiritual de la comunidades, desde la obscuridad hasta la plena luz de la fe iluminada por Cristo

 b) Comentario del texto:

Juan 9, 1-5: La ceguera ante el mal que exite en el mundo
Viendo al ciego los discípulos preguntan: “Rabbí ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?” En aquella época, un defecto físico o una enfermedad era considerada un castigo de Dios. Asociar los defectos físicos al pecado era un modo con el cual los sacerdotes de la Antigua Alianza mantenían su poder sobre la conciencia del pueblo. Jesús ayuda a corregir sus ideas: “Ni él pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios”. Obras de Dios o lo que es lo mismo Signos de Dios. Por tanto, lo que era en aquella época signo de ausencia de Dios, será signo de su presencia luminosa en medio de nosotros. Jesús dice: “Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo”. El Día de los signos comienza a manifestarse cuando Jesús, “el tercer día” (Jn 2,1), realiza “el primer signo” en Caná (Jn 2,11). Pero el Día está por terminar. La noche está por llegar, porque estamos ya en el “séptimo día”, el sábado, y la curación del ciego es el sexto signo (Jn 9,14). La Noche es la muerte de Jesús. El séptimo signo será la victoria sobre la muerte en la resurrección de Lázaro (Jn 11). En el evangelio de Juan hay sólo siete signos, milagros, que anuncian el gran signo que es la Muerte y la Resurrección de Jesús.

 

Juan 9,6-7. El signo de “Enviado de Jesús” que produce diversas reacciones
Jesús escupe en la tierra, hace fango con la saliva, unta el fango sobre los ojos del ciego y le pide que se lave en la piscina de Siloé. El hombre va y vuelve curado. ¡Este es el signo! Juan comenta diciendo que Siloé significa enviado. Jesús es el Enviado del Padre que realiza las obras de Dios, los signos del Padre. El signo de este “envío” es que el ciego comienza a ver.

 Juan 9,8-13: La primera reacción: la de los vecinos
El ciego es muy conocido. Los vecinos quedan dudosos: “¿Será ciertamente él? Y se preguntan: ¿Cómo, pues, se le han abierto los ojos? Aquel, que primero era ciego, atestigua: “Ese Hombre que se llama Jesús me ha abierto los ojos”. El fundamento de la fe en Jesús es aceptar que Él es un ser humano como nosotros. Los vecinos se preguntan: “¿Dónde está?” – “No lo sé”. Ellos no quedan satisfechos con la respuesta del ciego, y para aclarar el asunto, llevan al hombre ante los fariseos, las autoridades religiosas.

 Juan 9, 14-17: La segunda reacción: la de los fariseos
Aquel día era un sábado y el día de sábado estaba prohibido curar. Interrogado por los fariseos, el hombre vuelve de nuevo a contarlo todo. Algunos fariseos, ciegos en su observancia por la ley, comentan: “¡Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado!”. Y no estaban dispuestos a admitir que Jesús pudiese ser un signo de Dios, porque curaba al ciego en sábado. Pero otros fariseos, interpelados por el signo, responden: “¿Cómo puede un pecador realizar semejantes signos?” ¡Y había disensión entre ellos! Y preguntaron al ciego: “¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?” Y él ofrece su testimonio: “¡Es un Profeta!”

 Juan 9, 18-23: La tercera reacción: la de los padres
Los fariseos, llamados ahora judíos, no creían que hubiese sido ciego. Pensaban que se tratase de un engaño. Por esto mandaron llamar a los padres y le preguntaron: “¿Es éste vuestro hijo de quien vosotros decís que nació ciego?¿Cómo, pues, ve ahora?” Con mucha cautela los padres respondieron: “Nosotros sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero, cómo ve ahora, no lo sabemos, ni quien le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. ¡Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo!”. La ceguera de los fariseos ante la evidencia de la curación produce temor en la gente. Y aquél que confesaba tener fe en Cristo Mesías era expulsado de la sinagoga. La conversación con los padres del ciego revela la verdad, pero las autoridades religiosas se niegan a aceptarla. Su ceguera es mayor que la evidencia de los hechos. Ellos, que tanto insistían en la observancia de la ley, ahora no quieren aceptar la ley que declara válido el testimonio de dos personas (Jn 8,17).

 

Juan 9, 24-34: La sentencia final de los fariseos con respecto a Jesús
Llaman de nuevo al ciego y le dicen: “Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. En este caso: “dar gloria a Dios” significaba: “¡Pide perdón por la mentira que hace poco has dicho!”. El ciego había dicho: “¡Es un Profeta!” Según los fariseos debiera haber dicho: “¡Es un pecador!” Pero el ciego es inteligente. Y responde: "Si es un pecador no lo sé. Sólo sé una cosa; que yo antes era ciego y ahora veo!" ¡Contra este hecho no hay argumentos! De nuevo los fariseos preguntan: “¿Qué hizo contigo?¿Cómo te abrió los ojos?” El ciego responde con ironía: “Os lo he dicho ya. ¿Es que queréis también vosotros haceros discípulos suyos?” Entonces le insultaron y le dijeron: “Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es”. Con fina ironía, de nuevo el ciego responde: “Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos”. “Si ése no fuese de Dios, no podría hacer nada”. Ante la ceguera de los fariseos, crece en el ciego la luz de la fe. Él no acepta el razonamiento de los fariseos y confiesa que Jesús viene del Padre. Esta profesión de fe le causa la expulsión de la sinagoga. Lo mismo sucedía en las comunidades cristianas de finales del primer siglo. Aquél que profesaba la fe en Jesús debía romper cualquier lazo de unión familiar y comunitario. Así sucede hoy también: aquél o aquélla que decide ser fiel a Cristo corre el peligro de ser excluido.

 Juan 9,35-38: La conducta de fe del ciego delante de Jesús
Jesús no abandona a áquel que es perseguido por su causa. Cuando se entera de que lo han expulsado, se encuentra con el hombre, lo ayuda a dar otro paso, invitándolo a asumir su fe y le pregunta: “¿Tú crees en el Hijo del Hombre?” Y él le responde: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él? Jesús le dice: “Tú lo has visto; el que está hablando contigo, ése es”. El ciego exclama: “¡Creo, Señor!” Y se postró ante él. La conducta de fe del ciego delante de Jesús es de absoluta confianza y total aceptación. Acepta todo de parte de Jesús. Y es ésta la fe que sustentaba a las comunidades cristianas del Asia Menor hacia finales del siglo primero, y que nos sostiene hasta hoy.

 Juan 9,39-41: Una reflexión final
El ciego que no veía, acaba viendo mejor que los fariseos. Las comunidades del Asia Menor que antes eran ciegas, descubren la luz. Los fariseos que pensaban ver correctamente, son más ciegos que el ciego de nacimiento. Encerrados en la vieja observancia, mienten cuando dicen que ven. ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!

 c) Prolongando la visión:

- Los Nombres y Títulos que Jesús recibe

A lo largo de la narración de la curación del ciego, el evangelista registra varios títulos, adjetivos y nombres, que Jesús recibe de las más variadas personas: de los discípulos, del mismo evangelista, del ciego, de los fariseos, de Él mismo. Este modo de describir los hechos de la vida de Jesús formaba parte de la catequesis de la época. Era una forma de ayudar a las personas a aclarar las propias ideas respecto a Jesús y a definirse ante Él. Veamos algunos de estos nombres, adjetivos y títulos. La lista indica el crecimiento del ciego en la fe y cómo se aclara su visión.
* Rabbí (maestro) (Jn 9,1): los discípulos
* Luz del mundo (Jn 9,5): Jesús
* Enviado (Jn 9,7): el Evangelista
* Hombre (Jn 9,11): el ciego curado
* Jesús (Jn 9,11): el ciego curado
* No viene de Dios (Jn 9,16): algunos fariseos
* Profeta (Jn 9,17): el ciego curado
* Cristo (Jn 9, 24): el pueblo
* Pecador (Jn 9,24): algunos fariseos
* No sabemos de dónde es (Jn 9,31): el ciego curado
* Religioso (Jn 9,31): el ciego curado
* Hace la voluntad de Dios (Jn 9,31): el ciego curado
* Hijo del Hombre (Jn 9,35): Jesús
* Señor (Jn 9,36): el ciego curado
* ¡Creo, Señor! (Jn 9,38): el ciego curado

 - El Nombre: “YO SOY”

Para revelar el significado profundo de la curación del ciego, el Cuarto Evangelio recuerda la frase de Jesús: “Yo soy la luz del mundo” (Jn 9,5). En otros diversos lugares, en respuesta a las preguntas que las personas hacen, incluso hoy, con respecto a Jesús: “¿Quién eres tú?” (Jn 8,25) o “¿Quién crees que eres?” (Jn 8,53), el evangelio de Juan repite esta misma afirmación: “YO SOY”:
*Yo soy el pan de vida (Jn 6,34-48)
* Yo soy el pan bajado del cielo (Jn 6,51)
* Yo soy la luz del mundo (Jn 8,12; 9,5)
* Yo soy la puerta (Jn 10, 7.9)
* Yo soy el buen Pastor (Jn 10,11,25)
* Yo soy la resurrección y la vida (Jn 11,25)
* Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6)
* Yo soy la vid (Jn 15,1)
* Yo soy rey (Jn (18,37)
* Yo soy (Jn 8,24.27.58)
Esta auto-revelación de Jesús llega a su culmen en la conversación con los judíos, en la que Jesús afirma: “Cuando levantéis en alto al Hijo del Hombre entonces conoceréis que YO SOY” (Jn 8,27). El nombre Yo soy es lo mismo que Yahvé, nombre que Dios se da en el Éxodo, expresión de su presencia liberadora entre Jesús y el Padre (Ex 3,15). La repetida afirmación YO SOY revela la profunda identidad entre Jesús y el Padre. El rostro de Dios resplandece en Jesús de Nazaret: “¡Quien me ve, ve al Padre!” (Jn 14,9)

 6. Oración: Salmo 117 (116)

Un resumen de la Biblia en una oración

¡Aleluya!
¡Alabad a Yahvé, todas las naciones,
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad de Yahvé dura para siempre.

 7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

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2 abril 2011 6 02 /04 /abril /2011 00:13

Lectio: Lucas 18,9-14

Lectio: 

Sábado, 2 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

 1) Oración inicial

Llenos de alegría, al celebrar un año más la Cuaresma, te pedimos, Señor, vivir los sacramentos pascuales y sentir en nosotros el gozo de su eficacia. Por nuestro Señor.

 2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Lucas 18,9-14
A algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás les dijo esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.' En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!' Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado.»

 3) Reflexión

• En el Evangelio de hoy, Jesús cuenta la parábola del fariseo y del publicano para enseñarnos a rezar. Jesús tiene una manera distinta de ver las cosas. Ve algo positivo en el publicano, aunque todo el mundo decía de él: “¡No sabe rezar!” Jesús vivía tan unido al Padre por la oración que todo se convertía para él en expresión de oración.
• La manera de presentar la parábola es muy didáctica. Lucas presenta una breve introducción que sirve de clave de lectura. Luego Jesús cuenta la parábola y al final Jesús aplica la parábola a la vida.
• Lucas 18,9: La introducción. La parábola es presentada por la siguiente frase: "A algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás les dijo esta parábola.” La frase es de Lucas. Se refiere al tiempo de Jesús, pero se refiere también a nuestro tiempo. Hay siempre personas y grupos de personas que se consideran justas y fieles y que desprecian a los demás, considerándolos ignorantes e infieles.
• Lucas 18,10-13: La parábola. Dos hombres van al templo a rezar: un fariseo y un publicano. Según la opinión de la gente de entonces, los publicanos no eran considerados para nada y no podían dirigirse a Dios, porque eran personas impuras. En la parábola, el fariseo agradece a Dios el ser mejor que los demás. Su oración no es que un elogio de sí mismo, una exaltación de sus buenas cualidades y un desprecio para los demás y para el publicano. El publicano ni siquiera levanta los ojos, pero se golpea el pecho diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí que soy un pecador!" Se pone en su lugar ante Dios.
• Lucas 18,14: La aplicación. Si Jesús hubiera dejado opinar a la gente y decir quién de los dos volvió justificado a su casa, todos hubieran contestado: "¡El fariseo!" Ya que era ésta la opinión común en aquel tiempo. Jesús piensa de manera distinta. Según él, aquel que vuelve a casa justificado, en buenas relaciones con Dios, no es el fariseo, sino el publicano. Jesús da la vuelta al revés. A las autoridades religiosas de la época ciertamente no les gustó la aplicación que él hace de esta parábola.
• Jesús reza. Sobretodo Lucas nos informa de la vida de oración de Jesús. Presenta a Jesús en constante oración. He aquí una lista de textos del evangelio de Lucas, en los que Jesús aparece en oración: Lc 2,46-50; 3,21: 4,1-12; 4,16; 5,16; 6,12; 9,16.18.28; 10,21; 11,1; 22,32; 22,7-14; 22,40-46; 23,34; 23,46; 24,30. Leyendo el evangelio de Lucas, es posible encontrar otros textos que hablan de la oración de Jesús. Jesús vivía en contacto con el Padre. La respiración de su vida era hacer la voluntad del Padre (Jn 5,19). Jesús rezaba mucho e insistía, para que la gente y sus discípulos hiciesen lo mismo, ya que en el contacto con Dios nace la verdad y la persona se encuentra consigo misma, en toda su realidad y humildad. En Jesús, la oración está íntimamente enlazada con los hechos concretos de la vida y con las decisiones que tenía que tomar. Para poder ser fiel al proyecto del Padre, trataba de permanecer a solas con El para escucharle. Jesús rezaba los Salmos. Como cualquier otro judío piadoso, los conocía de memoria. Jesús compuso su propio salmo. Es el Padre Nuestro. Su vida era una oración permanente: "¡Yo no puedo hacer nada por mi cuenta!" (Jn 5,19.30). Se aplica a él lo que dice el Salmo: "¡Me acusan, mientras yo rezo!" (Sal 109,4).

 4) Para la reflexión personal

• Mirando de cerca esta parábola, ¿yo soy como el fariseo o como el publicano?
• Hay personas que dicen que no saben rezar, pero hablan todo el tiempo con Dios. ¿Conoces a personas así?

 5) Oración final

Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
purifícame de mi pecado. (Sal 51)

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31 marzo 2011 4 31 /03 /marzo /2011 16:24

Lectio: Marcos 12,28b-34

Lectio: 

Viernes, 1 Abril, 2011

Tiempo de Cuaresma

 1) Oración inicial

Infunde, Señor, tu gracia en nuestros corazones para que sepamos dominar nuestro egoísmo y secundar las inspiraciones que nos vienen del cielo. Por nuestro Señor.

 2) Lectura

Del santo Evangelio según Marcos 12,28b-34
Se acercó uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.» Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

 3) Reflexión

• En el Evangelio de hoy (Mc 12,28b-34), los escribas y los doctores quieren saber de Jesús cuál es el mayor mandamiento. Hoy también mucha gente quiere saber qué es lo más importante en la religión. Algunos dicen: ser bautizados. Otros: la oración. Otros dicen: ir a Misa o participar en el culto del domingo. Otros: amar al prójimo y luchar por un mundo más justo. Otros se preocupan sólo de las apariencias y de los cargos de la iglesia.
• Marco 12,28: La pregunta del doctor de la Ley. Poco antes de la pregunta del escriba, la discusión había sido con los saduceos entorno a la fe en la resurrección (Mc 12,23-27). Al doctor, que había asistido al debate, le había gustado la respuesta de Jesús, y había percibido en él una gran inteligencia. Quiso aprovechar la ocasión para plantear una pregunta y recibir una aclaración: “¿Cuál es el mayor de todos los mandamientos?” En aquel tiempo, los judíos tenían una gran cantidad de normas para reglamentar la práctica y la observancia de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Algunos decían: “Todas estas normas tienen el mismo valor, pues vienen todas de Dios. No nos compite introducir distinciones en las cosas de Dios”. Otros decía: “¡Algunas leyes son más importantes que otras y, por ello, obligan más!” El doctor quiere saber la opinión de Jesús.
• Marcos 12,29-31: La respuesta de Jesús. Jesús responde citando un pasaje de la Biblia para decir que el mandamiento mayor es “¡amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente y con toda la fuerza!” (Dt 6,4-5). En el tiempo de Jesús, los judíos piadosos recitaban esta frase tres veces al día: por la mañana, a medio día y por la noche. Era tan conocida entre ellos como entre nosotros el Padre Nuestro. Y Jesús añade, citando de nuevo la Biblia: “El segundo es éste: ‘Amarás tu prójimo como a ti mismo’ (Lev 19,18). No existe otro mandamiento mayor que estos dos”. Respuesta breve y ¡muy profunda! Es el resumen de todo lo que Jesús ha enseñado sobre Dios y sobre la vida (Mt 7,12).
• Marcos 12,32-33: La respuesta del doctor de la ley. El doctor concuerda con Jesús y concluye: “Sí, amar a Dios y amar al prójimo es mucho más importante que todos los holocaustos y todos los sacrificios”. Es decir, el mandamiento del amor es más importante que los mandamientos relacionados con el culto y los sacrificios del Templo. Esta afirmación viene de los profetas del Antiguo Testamento (Os 6,6; Sal 40,6-8; Sal 51,16-17). Hoy diríamos que la práctica del amor es más importante que las novenas, las promesas, las misas, los rezos y las procesiones.
• Marcos 12,34: El resumen del Reino Jesús confirma la conclusión del doctor y dice: “¡No estás lejos del Reino de Dios!” De hecho, el Reino de Dios consiste en unir los dos amores: amor a Dios y amor al prójimo. Pues si Dios es Padre/Madre, nosotros todos somos hermanos y hermanas, y tenemos que mostrarlo en la práctica, viviendo en comunidad. "¡De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas!" (Mt 22,40) Los discípulos y las discípulas tienen que ponerse en la memoria, en la inteligencia, en el corazón, en las manos y en los pies esta ley mayor, pues no se llega a Dios de no ser a través la entrega total al prójimo.
• Jesús había dicho al doctor de la Ley: "¡No estás lejos del Reino!" (Mc 12,34). El doctor ya estaba cerca, pero para poder entrar en el Reino tenía que dar un paso más. En el AT el criterio del amor al prójimo era: “Amar el prójimo como a sí mismo”. En el NT, Jesús ensancha el sentido del amor: “¡Este s mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado! (Jn 15,12-13). Ahora el criterio será: “¡Amar al prójimo como Jesús nos amó!”. Es el camino seguro para llegar a una convivencia más justa y más fraterna.

 4) Para la reflexión personal

• Para ti, ¿qué es lo más importante en la religión?
• Nosotros hoy, ¿estamos más cerca o más lejos del Reino de Dios del doctor que fue elogiado por Jesús? ¿Qué piensas?

 5) Oración final

Señor, ningún dios como tú,
no hay obras como las tuyas;
pues eres grande y haces maravillas,
tú solo eres Dios. (Sal 86,8.10)

 www.ocarm.org

 

 

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