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8 noviembre 2013 5 08 /11 /noviembre /2013 18:42

Lectio Divina: Sábado XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 9 de noviembre, 2013.  

Lectio: Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán

Juan 2,13-22 

1) Oración inicial
Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad. Por nuestro Señor.

 

2) Lectura
Del santo Evangelio según Juan 2,13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado.» Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito:
Los judíos entonces replicaron diciéndole: «Qué signo nos muestras para obrar así?» Jesús les respondió: «Destruid este santuario y en tres días lo levantaré.» Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se ha tardado en construir este santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» Pero él hablaba del santuario de su cuerpo. Cuando fue levantado, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.

 

3) Reflexión
• El Contexto. Nuestro pasaje contiene una enseñanza clara e inequívoca de Jesús en el templo. Anteriormente, Juan Bautista había dado testimonio de Jesús diciendo que era el mesías (1,29); los primeros discípulos, tras la indicación del Bautista, lo reconocen como el Cordero de Dios, que era una nota mesiánica: inaugurar una nueva pascua y una nueva alianza, realizar la definitiva liberación del hombre (Jn 1,35-51); en Caná, Jesús hace su primer milagro para manifestar su gloria (Jn 2,1-12): la gloria se torna visible, puede ser contemplada, es decir, se manifiesta. Es la gloria del Padre, presente en la persona de Jesús, manifestada al inicio de su actividad, como anticipo de su “ora” (17,1). ¿En qué manera se manifiesta su gloria? Dios establece gratuitamente con el hombre una nueva relación; lo une íntimamente a él dándole la capacidad de amar como Él por medio del Espíritu que purifica el corazón del hombre y lo hace hijo de Dios. Es necesario, sin embargo, reconocer el amor inmutable de Dios manifestado en Jesús, respondiendo con fe, o sea, con una adhesión personal.
• Jesús y el templo. Ahora Jesús se encuentra en Jerusalén, en el templo, y, dando cumplimiento a la profecía de Malaquías (Ml 3,1-3), se proclama mesías. Esta presencia de Jesús y sobre todo su enseñanza produce una tensión. Ahora comprenderá el lector que las grandes disputas con los judíos tengan lugar siempre en el templo; en este lugar proclama Jesús sus denuncias sustanciales; su misión es conducir al pueblo fuera del templo (2,15; 10,4). En el fondo, Jesús es condenado porque representa un peligro para el templo y para el pueblo. Jesús va a Jerusalén con ocasión de la Pascua de los judíos: es una ocasión clamorosa para manifestarse en público y para revelar a todos que él es el mesías. En aquella fiesta Jerusalén está llena de peregrinos llegados de todas partes y por tanto su proceder habría tenido resonancia en toda Palestina. Llegando a Jerusalén, se traslada rápidamente al templo donde realizan su trabajo diversos tipos de vendedores y cambistas… El encuentro en el templo no se realiza con personas que buscan a Dios, sino con comerciantes de lo sagrado: el importe por instalar los puestos de venta era entregado al sumo sacerdote. Jesús escoge esta ocasión (la pascua) y este lugar (el templo) para ofrecer un signo. Toma un látigo, instrumento que simbolizaba al mesías castigando los vicios y las prácticas malvadas, y expulsa a todos del templo junto con las ovejas y los bueyes. Es digna de notar su polémica contra los vendedores de palomas (v.12). La paloma era un animal que se usaba en los holocaustos propiciatorios (Lv 1,14-17), en los sacrificios de expiación y de purificación (Lv 12,8; 15,14.29), sobre todo si los que lo ofrecían eran pobres (Lv 5,7; 14,22.30ss). Aquí, los comerciantes venden las palomas, es decir, venden por dinero la reconciliación con Dios.
• La casa de mi Padre. La expresión indica que, en su obrar, Jesús se comporta como Hijo, que Él representa al Padre en el mundo. Han transformado el culto a Dios en comercio. El templo no es ya el lugar del encuentro con Dios, sino un mercado donde vige la presencia del dinero. El culto se ha convertido en pretexto para el lucro. Jesús ataca la institución central de Israel, el templo, símbolo del pueblo y de la elección. Denuncia que ha sido usurpada al templo su función histórica: ser símbolo de la morada de Dios en medio de su pueblo. La primera reacción al gesto de Jesús viene de parte de los discípulos, que lo asocian al salmo 69,10: “el celo por tu casa me devorará”. La segunda reacción viene de parte de los sumos sacerdotes, que reaccionan en nombre de los vendedores: “qué señal nos muestras para hacer estas cosas” (V.18). Le piden un signo; él les da el de su muerte: “destruid este templo y en tres días lo reedificaré” (v.19). Jesús es el templo que asegura la presencia de Dios en el mundo, la presencia de su amor; la muerte en cruz hará de Él el templo único y definitivo de Dios. El templo construido por manos de hombre ha caído; Jesús lo sustituirá, porque Él es ahora la presencia de Dios en el mundo; en Él está presente el Padre.

 

4) Para la reflexión personal
• ¿Has comprendido que el signo del amor de Dios para ti no es ya el templo sino una persona, Jesús crucificado?
• ¿Sabes que este signo se te ofrece personalmente para tu liberación definitiva?

 

5) Oración final
Dios es nuestro refugio y fortaleza,
socorro en la angustia, siempre a punto.
Por eso no tememos si se altera la tierra,
si los montes vacilan en el fondo del mar. (Sal 46,2-3)

Fuente: www.ocarm.org

 

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7 noviembre 2013 4 07 /11 /noviembre /2013 23:19

Lectio Divina: Viernes XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 8 de noviembre, 2013.  

Lectio: Lucas 16,1-8

 

1) Oración inicial

Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro Señor.

 

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 16,1-8
Decía también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda. Le llamó y le dijo: `¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no seguirás en el cargo.' Se dijo entre sí el administrador: `¿Qué haré ahora que mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea destituido del cargo me reciban en sus casas. '«Y llamando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: `¿Cuánto debes a mi señor?' Respondió: `Cien medidas de aceite.' Él le dijo: `Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.' Después dijo a otro: `Tú, ¿cuánto debes?' Contestó: `Cien cargas de trigo.' Dícele: `Toma tu recibo y escribe ochenta.'«El señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad, pues los hijos de este mundo son más sagaces con los de su clase que los hijos de la luz.

 

3) Reflexión

• El evangelio de hoy nos presenta una parábola que trata de la administración de los bienes y que encontramos sólo en el evangelio de Lucas. Se la conoce como La parábola del administrador deshonesto. Parábola desconcertante. Lucas dice: “El Señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad”. El Señor es Jesús mismo y no el administrador. ¿Cómo es que Jesús puede elogiar a un empleado corrupto?
• Lucas 16,1-2: El administrador es amenazado de despido. “Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda. Le llamó y le dijo: ` ¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no seguirás en el cargo.'” El ejemplo, sacado del mundo del comercio y del trabajo, habla por sí solo. Alude a la corrupción que existía. El dueño descubrió la corrupción y decidió despedir al administrador deshonesto. Este, de repente, se ve en una situación de emergencia y obligado por las circunstancias imprevistas a encontrar una salida para poder sobrevivir. Cuando Dios se hace presente en la vida de una persona, allí, de repente, todo cambia y la persona entra en una situación de emergencia. Tendrá que tomar una decisión y encontrar una salida.
• Lucas 16,3-4: ¿Qué hacer? ¿Qué salida tomar? “Se dijo entre sí el administrador: ¿Qué haré ahora que mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza”. Y empieza a reflexionar para descubrir una salida. Analiza, una por una, las posibles alternativas: cavar o trabajar la piedra para sobrevivir, pero para esto no tiene fuerzas. Mendigar le da vergüenza. Analiza las cosas. Calcula bien las posibles alternativas. “Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea destituido del cargo me reciban en sus casas”. Se trata de garantizar su futuro. El administrador deshonesto es coherente con su modo de pensar y de vivir.
• Lucas 16,5-7: Realización de la solución encontrada. “Y llamando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ` ¿Cuánto debes a mi señor?' Respondió: `Cien medidas de aceite.' Él le dijo: `Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.' Después dijo a otro: `Tú, ¿cuánto debes?' Contestó: `Cien cargas de trigo.' Dícele: `Toma tu recibo y escribe ochenta. ". Dentro de su total falta de ética el administrador fue coherente. El criterio de su acción no es la honestidad y la justicia, ni el bien del dueño de quien va a depender para vivir y sobrevivir, sino su propio interés. El quiere la garantía de tener a alguien que lo reciba en su casa.
• Lucas 16,8: El Señor elogió al administrador deshonesto. Y ahora viene la conclusión desconcertante: “El Señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad, pues los hijos de este mundo son más sagaces con los de su clase que los hijos de la luz.” La palabra Señor se refiere a Jesús y no al dueño, al hombre rico. Este jamás alabaría a un empleado deshonesto con él en el servicio y que ahora, roba más de 50 barriles de aceite y 20 sacos de trigo. En la quién alaba es Jesús. Y Jesús no alaba el robo, sino la presencia de espíritu del administrador. Sabe calcular bien las cosas y sabe encontrar una salida, cuando de repente se ve sin trabajo. Así, como los hijos de este mundo saben ser expertos en sus cosas, así los hijos de la luz deben aprender de ellos a ser expertos en la solución de sus problemas, usando los criterios del Reino y lo los criterios de este mundo. “Sean expertos como las serpientes y simples como las palomas” (Mt 10,16).

 

4) Para la reflexión personal

• ¿Soy coherente?
• ¿Cuál es el criterio que uso en la solución de mis problemas?

 

5) Oración final

Una cosa pido a Yahvé,
es lo que ando buscando:
morar en la Casa de Yahvé
todos los días de mi vida,
admirar la belleza de Yahvé
contemplando su templo. (Sal 27,4)

uente: www.ocarm.org

 

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6 noviembre 2013 3 06 /11 /noviembre /2013 16:53

Lectio Divina: Jueves XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 7 de noviembre, 2013.

Lectio: Lucas 15,1-10

  

1) Oración inicial  

Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro Señor.

 

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 15,1-10
Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos.» Entonces les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra? Cuando la encuentra, se la pone muy contento sobre los hombros y, llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.' Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
«O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.' Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»

 

3) Reflexión

• El evangelio de hoy nos trae las primeras tres parábolas enlazadas entre sí por la misma palabra. Se trata de tres cosas perdidas: la oveja perdida (Lc 15,3-7), la moneda perdida (Lc 15,8-10), el hijo perdido (Lc 15.11-32). Las tres parábolas son dirigidas a los fariseos y a los doctores de la ley que criticaban a Jesús (Lc 15,1-3). Es decir que son dirigidas al fariseo o al doctor de la ley que existe en cada uno de nosotros.
• Lucas 15,1-3: Los destinatarios de las parábolas. Estos tres primeros versos describen el contexto en el que fueron pronunciadas las tres parábolas: “Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban”. De un lado, se encontraban los cobradores de impuestos y los pecadores, del otro los fariseos y los doctores de la ley. Lucas dice con un poco de exageración: “Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle”. Algo en Jesús atraía. Es la palabra de Jesús la que los atrae (Cf. Is 50,4). Ellos quieren oírlo. Señal de que no se sienten condenados, sino acogidos por él. La crítica de los fariseos y de los escribas era ésta: "¡Este hombre acoge a los pecadores y come con él!". En el envío de los setenta y dos discípulos (Lc 10,1-9), Jesús había mandado acoger a los excluidos, a los enfermos y a los poseídos (Mt 10,8; Lc 10,9) y a practicar la comunión alrededor de la mesa (Lc 10,8).
• Lucas 15,4: Parábola de la oveja perdida. La parábola de la oveja perdida empieza con una pregunta: "¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra?” Antes de que él mismo diera una respuesta, Jesús tiene que haber mirado a los oyentes para ver cómo respondían. La pregunta es formulada de tal manera que la respuesta no puede que ser positiva: “Sí, ¡él va en búsqueda de la oveja perdida!” Y tú ¿cómo responderías? ¿Dejarías las 99 ovejas en el campo para ir detrás de la única oveja que se perdió? ¿Quién haría esto? Probablemente la mayoría habrá respondido: “Jesús, entre nosotros, ninguno haría una cosa tan absurda. Dice el proverbio: “¡Mejor un pájaro en mano, que ciento volando!”
• Lucas 15,5-7: Jesús interpreta la parábola de la oveja perdida. Ahora en la parábola el dueño de las ovejas hace lo que nadie haría: deja todo y va detrás de la oveja perdida. Sólo Dios mismo puede tener esta actitud. Jesús quiere que el fariseo y el escriba que existe en nosotros, en mí, tome conciencia. Los fariseos y los escribas abandonaban a los pecadores y los excluían. Nunca irían tras la oveja perdida. Dejarían que se perdiera en el desierto. Prefieren a las 99 que no se perdieron. Pero Jesús se pone en lugar de la oveja que se perdió, y que en aquel contexto de la religión oficial caería en la desesperación, sin esperanza de ser acogida. Jesús hace saber a ellos y a nosotros: “Si por casualidad te sientes perdido, pecador, recuerda que, para Dios, tú vales más que las 99 otras ovejas. Dios te sigue. Y en caso de que tú te conviertes, tiene que saber que “habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión."
• Lucas 15,8-10: Parábola de la moneda perdida. La segunda parábola: "O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.' Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.» Dios se alegra con nosotros. Los ángeles también se alegran con nosotros. La parábola era para comunicar la esperanza a quien estaba amenazado de desesperación por la religión oficial. Este mensaje evoca lo que Dios nos dice en el libro del profeta Isaías: “Te tengo grabado en la palma de mi mano” (Is 49,16). “Tu eres precioso a mis ojos, yo te amo” (Is 43,4)

 

4) Para la reflexión personal

• ¿Tú irías detrás de la oveja perdida?
• ¿Piensas que la Iglesia de hoy es fiel a esta parábola de Jesús?

 

5) Oración final

¡Buscad a Yahvé y su poder,
id tras su rostro sin tregua,
recordad todas sus maravillas,
sus prodigios y los juicios de su boca! (Sal 105,4-5)

 Fuente: www.ocarm.org

 

 

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6 noviembre 2013 3 06 /11 /noviembre /2013 16:53

Lectio Divina: Jueves XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 7 de noviembre, 2013.

Lectio: Lucas 15,1-10

  

1) Oración inicial  

Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro Señor.

 

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 15,1-10
Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos.» Entonces les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra? Cuando la encuentra, se la pone muy contento sobre los hombros y, llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.' Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
«O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.' Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»

 

3) Reflexión

• El evangelio de hoy nos trae las primeras tres parábolas enlazadas entre sí por la misma palabra. Se trata de tres cosas perdidas: la oveja perdida (Lc 15,3-7), la moneda perdida (Lc 15,8-10), el hijo perdido (Lc 15.11-32). Las tres parábolas son dirigidas a los fariseos y a los doctores de la ley que criticaban a Jesús (Lc 15,1-3). Es decir que son dirigidas al fariseo o al doctor de la ley que existe en cada uno de nosotros.
• Lucas 15,1-3: Los destinatarios de las parábolas. Estos tres primeros versos describen el contexto en el que fueron pronunciadas las tres parábolas: “Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban”. De un lado, se encontraban los cobradores de impuestos y los pecadores, del otro los fariseos y los doctores de la ley. Lucas dice con un poco de exageración: “Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle”. Algo en Jesús atraía. Es la palabra de Jesús la que los atrae (Cf. Is 50,4). Ellos quieren oírlo. Señal de que no se sienten condenados, sino acogidos por él. La crítica de los fariseos y de los escribas era ésta: "¡Este hombre acoge a los pecadores y come con él!". En el envío de los setenta y dos discípulos (Lc 10,1-9), Jesús había mandado acoger a los excluidos, a los enfermos y a los poseídos (Mt 10,8; Lc 10,9) y a practicar la comunión alrededor de la mesa (Lc 10,8).
• Lucas 15,4: Parábola de la oveja perdida. La parábola de la oveja perdida empieza con una pregunta: "¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra?” Antes de que él mismo diera una respuesta, Jesús tiene que haber mirado a los oyentes para ver cómo respondían. La pregunta es formulada de tal manera que la respuesta no puede que ser positiva: “Sí, ¡él va en búsqueda de la oveja perdida!” Y tú ¿cómo responderías? ¿Dejarías las 99 ovejas en el campo para ir detrás de la única oveja que se perdió? ¿Quién haría esto? Probablemente la mayoría habrá respondido: “Jesús, entre nosotros, ninguno haría una cosa tan absurda. Dice el proverbio: “¡Mejor un pájaro en mano, que ciento volando!”
• Lucas 15,5-7: Jesús interpreta la parábola de la oveja perdida. Ahora en la parábola el dueño de las ovejas hace lo que nadie haría: deja todo y va detrás de la oveja perdida. Sólo Dios mismo puede tener esta actitud. Jesús quiere que el fariseo y el escriba que existe en nosotros, en mí, tome conciencia. Los fariseos y los escribas abandonaban a los pecadores y los excluían. Nunca irían tras la oveja perdida. Dejarían que se perdiera en el desierto. Prefieren a las 99 que no se perdieron. Pero Jesús se pone en lugar de la oveja que se perdió, y que en aquel contexto de la religión oficial caería en la desesperación, sin esperanza de ser acogida. Jesús hace saber a ellos y a nosotros: “Si por casualidad te sientes perdido, pecador, recuerda que, para Dios, tú vales más que las 99 otras ovejas. Dios te sigue. Y en caso de que tú te conviertes, tiene que saber que “habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión."
• Lucas 15,8-10: Parábola de la moneda perdida. La segunda parábola: "O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.' Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.» Dios se alegra con nosotros. Los ángeles también se alegran con nosotros. La parábola era para comunicar la esperanza a quien estaba amenazado de desesperación por la religión oficial. Este mensaje evoca lo que Dios nos dice en el libro del profeta Isaías: “Te tengo grabado en la palma de mi mano” (Is 49,16). “Tu eres precioso a mis ojos, yo te amo” (Is 43,4)

 

4) Para la reflexión personal

• ¿Tú irías detrás de la oveja perdida?
• ¿Piensas que la Iglesia de hoy es fiel a esta parábola de Jesús?

 

5) Oración final

¡Buscad a Yahvé y su poder,
id tras su rostro sin tregua,
recordad todas sus maravillas,
sus prodigios y los juicios de su boca! (Sal 105,4-5)

 Fuente: www.ocarm.org

 

 

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5 noviembre 2013 2 05 /11 /noviembre /2013 19:45

Lectio Divina: Miércoles XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 6 de noviembre, 2013.

Lectio: Lucas 14,25-33

 

1) Oración inicial

Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro Señor.

 

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 14,25-33
Caminaba con él mucha gente y, volviéndose, les dijo: «Si alguno viene junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. «Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: `Éste comenzó a edificar y no pudo terminar.' O ¿qué rey, antes de salir contra otro rey, no se sienta a deliberar si con diez mil puede salir al paso del que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.

 

3) Reflexión

• El evangelio de hoy habla del discipulado y presenta las condiciones para que alguien pueda ser discípulo o discípula de Jesús. Jesús está camino de Jerusalén, donde va a morir en la Cruz. Este es el contexto en que Lucas coloca las palabras de Jesús sobre el discipulado.
• Lucas 14,25: Ejemplo de catequesis. El evangelio de hoy es un ejemplo bonito de cómo Lucas transforma las palabras de Jesús en catequesis para la gente de las comunidades. Dice: “Caminaba con él mucha gente. Y volviéndose les dijo”. Jesús habla a grandes multitudes, esto es, habla a todos, inclusive a la gente de las comunidades del tiempo de Lucas y nos habla también a nosotros hoy. En la enseñanza que sigue, pone las condiciones para que alguien sea discípulo de Jesús.
• Lucas 14,25-26: Primera condición: odiar al padre y a la madre. Algunos le quitan fuerza a la palabra odiar y la traducen con “dar preferencia a Jesús por encima de los padres”. El texto original usa la expresión “odiar a los padres”. En otro lugar Jesús manda amar y honorar a los padres (Lc 18,20). ¿Cómo explicar esta contradicción? ¿Es una contradicción? En el tiempo de Jesús, la situación social y económica llevaba las familias a encerrarse en sí mismas y les impedía cumplir con la ley del rescate (goel), esto es, socorrer a los hermanos y hermanas de la comunidad (clan) que estaban amenazados de perder su tierra o de caer en la esclavitud (Cf. Dt 15,1-18; Lev 25,23-43). Encerradas en sí mismas, las familias debilitaban la vida de comunidad. Jesús quiere rehacer la vida en comunidad. Por esto, pide que se rompa la visión estrecha de la pequeña familia que se encierra en sí misma y pide que las familias se abran entre sí en la gran familia, en la comunidad. Este es el sentido de odiar el padre y la madre, la mujer, los hijos, los hermanos y hermanas. Jesús mismo, cuando los parientes de su pequeña familia quieren llevarlo de nuevo a Nazaret, no atiende su petición. Ignora u odia su petición y alarga la familia diciendo: “Mi hermano, mi hermana, mi madre son todos aquellos que hacen la voluntad del Padre” (Mc 3,20-21.31-35). Los vínculos familiares no pueden impedir la formación de la Comunidad. Esta es la primera condición.
• Lucas 14,27: Segunda condición: cargar la cruz “El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.”. Para entender bien el alcance de esta segunda exigencia debemos mirar el contexto en que Lucas coloca esta palabra de Jesús. Jesús está yendo hacia Jerusalén donde será crucificado y morirá. Seguir a Jesús y llevar la cruz detrás de él significa ir con él hasta Jerusalén donde para ser crucificado como él. Esto evoca la actitud de las mujeres que “habían seguido a Jesús y le habían servido desde cuando estaba en Galilea. Muchas otras estaban allí, pues había subido con Jesús a Jerusalén” (Mc 15,41). Evoca también la frase de Pablo en la carta a los Gálatas: “Cuanto a mí, jamás me gloriaré a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” (Gál 6,14)
• Lucas 14,28-32: Dos parábolas. Las dos tienen el mismo objetivo: llevar a las personas a pensar bien antes de tomar una decisión. En la primera parábola dice: “Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: ¡Éste comenzó a edificar y no pudo terminar!” Esta parábola no necesita explicación, habla por sí sola: que cada uno reflexione bien sobre su manera de seguir a Jesús y se pregunte si calculó bien las condiciones antes de tomar la decisión de ser discípulo de Jesús.
La segunda parábola: “O ¿qué rey, antes de salir contra otro rey, no se sienta a deliberar si con diez mil puede salir al paso del que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz”. Esta parábola tiene el mismo objetivo que la anterior. Algunos se preguntan: “¿Cómo es que Jesús se puso a usar un ejemplo de guerra?” La pregunta es pertinente para nosotros que conocemos las guerras de hoy. Sólo la segunda guerra mundial (1939 a 1945) causó 54 millones de muertos. En aquel tiempo, las guerras eran como la competitividad comercial entre las empresas de hoy que luchan para obtener más beneficios.
• Lucas 14,33: Conclusión para el discipulado. La conclusión es una sola: seguir a Jesús es una cosa seria. Hoy, para mucha gente, ser cristiano no es una opción personal, ni una decisión de vida, sino un simple fenómeno cultural. No se les pasa por la cabeza tomar una opción. Quien nace brasileño, es brasileño. Mucha gente es cristiana porque nació así y muere así, sin haber tenido nunca la idea de optar y de asumir lo que ya es por nacimiento.

 

4) Para la reflexión personal

• Ser cristiano es cosa seria. Tengo que calcular bien mi manera de seguir a Jesús. ¿Cómo acontece esto en mi vida?
• “Odiar a los padres”; Comunidad o familia. ¿Cómo combinas las dos cosas? ¿Consigues armonizarlas?

 

5) Oración final

Yahvé es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
Yahvé, el refugio de mi vida,
¿ante quién temblaré? (Sal 27,1)

Fuente: www.ocarm.org

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4 noviembre 2013 1 04 /11 /noviembre /2013 14:42

Lectio Divina: Martes XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 5 de noviembre, 2013.


Lectio: Lucas 14,15-24

1) Oración inicial 

Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 14,15-24
Al oír esto, uno de los comensales le dijo: « ¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!» Él le respondió: « Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: `Venid, que ya está todo preparado.' Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: `He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.' Y otro dijo: `He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses.'Otro dijo: `Me acabo de casar, y por eso no puedo ir.'
«Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, el dueño de la casa, airado, dijo a su siervo: `Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, a ciegos y cojos.' Dijo el siervo: `Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio.' Dijo el señor al siervo: `Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa.' Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena.»

3) Reflexión

• El evangelio de hoy sigue la reflexión alrededor de asuntos enlazados con la comida y las invitaciones. Jesús cuenta la a parábola del banquete. Mucha gente ha sido invitada, pero la mayoría no acudió. El dueño de la fiesta se indigna viendo que los convidados no acuden y manda llamar a los pobres, a los lisiados, a los ciegos, a los cojos. Pero sigue habiendo sitio. Entonces el dueño manda convidar a todo el mundo, hasta que la casa queda llena. Esta parábola es una luz para las comunidades del tiempo de Lucas.
• En las comunidades del tiempo de Lucas había cristianos, venidos del judaísmo y cristianos venidos de los paganos. A pesar de las diferencias de raza, clase y género, ellos tenían un gran ideal, basado en el compartir y en la comunión (Hec 2,42; 4,32; 5,12). Pero había muchas dificultades, pues los judíos tenían normas de pureza legal que les impedían comer con los paganos. Y hasta después de haber entrado en la comunidad cristiana, algunos de ellos guardan la antigua costumbre de no sentarse con los paganos alrededor de la misma mesa. Así, Pedro tuvo conflictos en la comunidad de Jerusalén, por haber entrado en casa de Cornelio, un pagano y haber comido con él (Hec 11,3). En vista de esta problemática de las comunidades, Lucas guarda una serie de palabras de Jesús respecto a la comunión alrededor de la mesa (Lc 14,1-24). La parábola que aquí meditamos es un retrato de lo que estaba aconteciendo en las comunidades.
• Lucas 14,15: Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios. Jesús había terminado de contar dos parábolas: una sobre la elección de los lugares (Lc 14,7-11), y la otra sobre la elección de los invitados (Lc 14,12-14). Al oír estas parábolas, alguien que estaba en la mesa con Jesús tiene que haber percibido el alcance de la enseñanza de Jesús y dice: "¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!". Los judíos comparaban el tiempo futuro del Mesías a un banquete, marcado por la hartura, la gratitud y la comunión (Is 25,6; 55,1-2; Sal 22,27). El hambre, la pobreza y la carestía hacían que el pueblo tuviera esperanza de cara al futuro. La esperanza de los bienes mesiánicos, comúnmente experimentada en los banquetes, se proyectaba para el final de los tiempos.
• Lucas 14,16-20: El gran banquete está listo. Jesús responde con una parábola. "Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos". Pero los deberes de cada cual impiden a los invitados a que acepten la invitación. El primero dice: “He comprado un campo. ¡Tengo que ir a verlo!” El segundo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas”. El tercero: “Me casé. No puedo ir”. Dentro de las normas y de las costumbres de la época, aquellas personas tenían derecho a no aceptar la invitación (cf. Dt 20,5-7).
• Lucas 14,21-22: El banquete permanece de pie. El dueño de la fiesta queda indignado con las excusas. En el fondo, quien se indigna es Jesús mismo, pues las normas de estricta observancia de la ley reducían el espacio para que la gente pudiera vivir gratuitamente un banquete amigo que engendraba fraternidad y compartir. Allí, el dueño de la fiesta manda los empleados a que inviten a los pobres, a los ciegos, a los cojos, a los lisiados. Los que, normalmente, eran excluidos como impuros, ahora son invitados a sentarse entorno a la mesa del banquete.
• Lucas 14,23-24: Todavía hay sitio. La sala no se llenó. Había sitio todavía. Entonces, el dueño de la casa manda invitar a los que andan por los caminos. Son los paganos. Ellos también son invitados a sentarse entorno a la mesa. Así, en el banquete de la parábola de Jesús, se sientan juntos a la misma mesa, judíos y paganos. En el tiempo de Lucas había muchos problemas que impedían la realización de este ideal de la mesa común. Por medio de la parábola, Lucas muestra que la práctica de la comunión de la mesa venía de Jesús mismo.
Después de la destrucción de Jerusalén, en el año 70, los fariseos asumieron el liderazgo en las sinagogas, exigiendo el cumplimiento rígido de las normas que lo identificaban como pueblo judío. Los judíos que se convertían al cristianismo eran considerados como una amenaza, pues derribaban los muros que separaban Israel de los demás pueblos. Los fariseos trataban de obligarlos a abandonar la fe en Jesús. Todo esto producía una lenta y paulatina separación entre judíos y cristianos y era fuente de mucho sufrimiento, sobre todo para los judíos convertidos (Rom 9,1-5). En la parábola, Lucas deja bien claro que estos judíos convertidos no son infieles a su pueblo. ¡Es lo contrario! Son los invitados que aceptaron ir al banquete. Son los verdaderos continuadores de Israel. Infieles fueron quienes no aceptaron la invitación y no quisieron reconocer en Jesús al Mesías (Lc 22,66; Hec 13,27).

4) Para la reflexión personal

• ¿Cuáles son las personas que generalmente son invitadas y cuáles no son invitadas a nuestras fiestas?
• ¿Cuáles son los motivos que limitan hoy la participación de las personas en la sociedad y en la Iglesia? Y ¿cuáles son los motivos que algunos alegan para excluirse de la comunidad? ¿Son motivos justos?

5) Oración final

Actúa con esplendor y majestad,
su justicia permanece para siempre.
De sus proezas dejó un memorial.
¡Clemente y compasivo Yahvé! (Sal 111,3-4)

Fuente: www.ocarm.org

 

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3 noviembre 2013 7 03 /11 /noviembre /2013 16:50

Lectio Divina: Lunes XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 4 de noviembre, 2013.

 

Lectio: Lucas 14,12-14

 

1) Oración inicial 

Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro Señor.

 

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 14,12-14
Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.»

 

3) Reflexión

• El evangelio de hoy continúa la enseñanza que Jesús estaba dando alrededor de diversos asuntos, todos ellos enlazados con la mesa y la comida: sana durante una comida (Lc 14,1-6); un consejo para no ocupar los primeros puestos (Lc 14,7-12); un consejo para invitar a los excluidos (Lc 14,12-14). Esta organización de las palabras de Jesús alrededor de una determinada palabra, como mesa o comida, ayuda a percibir el método usado por los primeros cristianos para guardar en la memoria las palabras de Jesús.
• Lucas 14,12: Convite interesado. Jesús está comiendo en casa de un fariseo que le había invitado (Lc 14,1). La invitación a comer constituye el asunto de la enseñanza del evangelio de hoy. Hay diversos tipos de invitación: invitaciones interesadas en beneficio propio e invitaciones desinteresadas en beneficio de otros. Jesús dice: "Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez y tengas ya tu recompensa”. La costumbre normal de la gente era ésta: para almorzar o cenar invitaban a amigos, hermanos y parientes. Pero nadie se sentaba alrededor de la mesa con personas desconocidas. ¡Comían sólo con gente conocida! Esta era una costumbre entre los judíos y sigue siendo una costumbre que usamos hasta hoy. Jesús piensa de forma distinta y manda invitar de forma desinteresada como nadie solía hacer.
• Lucas 14,13-14: Invitación desinteresada. Jesús dice: “Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos”. Jesús manda romper el círculo cerrado y pide que invitemos a los excluidos: a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. No era la costumbre y nadie hace esto, ni siquiera hoy. Pero Jesús insiste: “¡Convida a esas personas!” ¿Por que? Porqué en la invitación desinteresada, dirigida a personas excluidas y marginadas, existe una fuente de felicidad: “y serás dichoso, porque no te pueden corresponder”. ¡Felicidad extraña, diferente! Tú serás feliz porque ellos no pueden corresponderte. Es la felicidad que nace del hecho de haber hecho un gesto de total gratuidad. Un gesto de amor que quiere el bien del otro y para el otro, sin esperar nada en cambio. Es la felicidad de aquel que haces las cosas gratuitamente, sin querer ninguna retribución. Jesús dice que esta felicidad es semilla de la felicidad que Dios dará en la resurrección. Resurrección no sólo al final de la historia, sino ya desde ahora. Actuar así es ya una resurrección.
Es el Reino que acontece ya. El consejo que Jesús nos da en el evangelio de hoy evoca el envío de los setenta y dos discípulos para la misión de anuncia el Reino (Lc 10,1-9). Entre las diversas recomendaciones dadas en aquella ocasión como señales de la presencia del Reino, están (a) la comunión alrededor de la mesa (b) la acogida de los excluidos: En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: El Reino de Dios está cerca de vosotros. (Lc 10,8-9) Aquí, en estas recomendaciones, Jesús manda transgredir aquellas normas de pureza legal que impedían la convivencia fraterna.

 

4) Para la reflexión personal

• Invitación interesada e invitación desinteresada: ¿cuál de las dos acontece más en mi vida?
• Si tu hicieses sólo invitaciones desinteresadas, ¿esto te traería dificultades? ¿Cuáles?

 

5) Oración final

Mi corazón, Yahvé, no es engreído,
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza,
ni a prodigios que me superan.
No, me mantengo en paz y silencio,
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al de un niño! (Sal 131,1-2)

 

Fuente: www.ocarm.org

 

 

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2 noviembre 2013 6 02 /11 /noviembre /2013 20:50

Lectio Divina: XXXI Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C. 3 de noviembre, 2013. 


La conversión de Zaqueo
Lucas 19, 1-10

 1. LECTIO

a) Oración inicial:

Oh Dios, creador y Padre de todos los hijos de Abrahám, concédenos la luz de tu Espíritu para poderte servir de un modo meritorio y digno, haz que caminemos sobre los pasos de tu Palabra demostrando con las obras que somos discípulos del único Maestro que se ha hecho hombre por nuestro amor y por nuestra salvación.

b) Lectura del evangelio:

1 Entró en Jericó y cruzaba la ciudad. 2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. 3Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. 4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. 5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» 6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. 7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» 8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más.» 9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abrahán, 10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»

c) Momentos de silencio:

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

 

2. MEDITATIO

a) Clave de lectura:

En el relato del Evangelio, Lucas gusta mostrar la misericordia del Maestro hacia los pecadores. Lc 19, 1-10 es un ejemplo. La narración de la conversión de Zaqueo nos demuestra que ninguna condición humana es incompatible con la salvación: Hoy la salvación ha entrado en esta casa, porque también éste es hijo de Abrahám, (Lc 19, 9) declara Jesús. El texto que abre el capítulo 19, viene después de las enseñanzas y comportamientos de Jesús, que nos ha presentado en el capitulo 18. En este capítulo encontramos la parábola del fariseo que juzga y el publicano que se humilla delante de Dios y pide perdón (Lc 18, 9-14). En seguida tenemos la escena de Jesús que acoge a los niños, advirtiendo a los discípulos que a quien es pequeño como ellos le pertenece el reino de Dios... el que no acoge el reino de Dios como un niño no entrará en él (Lc 18, 16-17). A renglón seguido Jesús demuestra al rico notable que quiere alcanzar la vida eterna (Lc 18, 18), la necesidad de vender todo y distribuir los bienes a los pobres para poder seguir a Jesús y obtener un tesoro en los cielos (Lc 18, 22). Sigue después la enseñanza de Jesús sobre las riquezas que obstaculizan la salvación y la promesa de ser recompensados a aquellos que renuncian a todo por causa del Reino de Dios (Lc 18, 24-30). Estas partes del capítulo 18 parecen conducirnos al relato de la conversión de Zaqueo. Antes de este relato siguen otros dos textos con detalles importantes.

1. El tercer anuncio de la Pasión donde una vez más Jesús nos recuerda que andamos a Jerusalén (Lc 18, 31). Parece que Lucas quisiera meter todo en el contexto del sequela Christi (seguimiento de Cristo); y
2. La curación del ciego de Jericó, que llamaba a Jesús, aunque la gente le impedía acercarse al Maestro (Lc 18, 35-39). Jesús dando de nuevo la luz a los ojos entenebrecidos, declara que la fe ha salvado a este ciego (Lc 18, 42). Recobrada la vista, el ciego podía seguir glorificando a Dios (Lc 18, 43).

Estos dos textos, junto a los precedentes, iluminan la narración de la conversión de Zaqueo. En el relato encontramos detalles sorprendentes que están ya presentes en los textos citados:

1. Zaqueo, un hombre rico, jefe de publicanos – Lc 19,2
2. Trataba de ver a Jesús, pero a causa de la muchedumbre no lo conseguía - Lc 19,3
3. Era pequeño de estatura – Lc 19,3
4. El juicio de la muchedumbre que señala a Zaqueo como: pecador – Lc 19,7
5. La distribución de los bienes a los pobres – Lc 19,8
6. La declaración de Jesús diciendo que la salvación ha entrado en casa de Zaqueo – Lc 19,9.

Zaqueo, pequeño de estatura, hombre rico, jefe de publicanos, acoge el reino de Dios como un niño. Humillándose y arrepintiéndose de su pasado encuentra la salvación que viene de Dios en Jesús Cristo buen Samaritano (Lc 10, 29-37) que nos viene al encuentro a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19, 10). Un tema al gusto de Lucas que puede verse en otras partes de su narración evangélica (ejemplo: Lc 15, 11-31)

b) Tema para la reflexión personal:

Colócate en silencio delante de la Palabra de Dios, reflexiona sobre los textos presentados en esta clave de lectura. Pregúntate:

1. ¿Qué conexión existe entre estos textos?
2. ¿Qué significa la salvación para ti?
3. Zaqueo, pequeño de estatura, nos muestra su disponibilidad para acoger a Jesús. ¿Qué haces tú para demostrar tu disponibilidad para recibir la salvación de Dios?
4. El gesto de Zaqueo nos recuerda la curiosidad de Moisés que le empuja hacia la zarza ardiente. También Moisés encontró la salvación. ¿Te acercas tú al Señor? ¿Te sientes atraído por Él?
5. Jesús va al encuentro de Zaqueo en su pecado y en aquella casa le dona la salvación. ¿Cuál es tu atadura al pecado? ¿Deja que el Maestro te encuentre allí, en aquella casa obscura?

 

3. ORATIO

a) La oración de la comunidad:

Oh Dios, que en tu Hijo has venido a buscar y salvar lo que estaba perdido, haznos dignos de tu llamada: lleva a buen fin toda nuestra voluntad de bien, para que sepamos acogerte con gozo en nuestra casa para compartir los bienes de la tierra y del cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

b) Momento de silencio:

para la oración personal.

 

4. CONTEMPLATIO

Tú me indicas el sendero de la vida, Señor,
gozo pleno en tu presencia 
(Salmo 15/16, 11)

 Fuente: www.ocarm.org

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1 noviembre 2013 5 01 /11 /noviembre /2013 22:28

Lectio Divina: Sábado XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 2 de noviembre, 2013.  

Lectio: Todos los fieles difuntos

El pan de la vida
Juan 6, 37-40

1. LECTIO

a) Oración inicial:

Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que revivan (Ez 37,9), ven Espíritu Santo, sopla sobre nuestra mente, sobre nuestro corazón, sobre nuestra alma, para que seamos en Cristo una nueva creación, primicia de la vida eterna. Amén

b) Lectura del Evangelio:

En aquel tiempo, les dijo Jesús: 37«Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; 38 porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»

c) Momentos de silencio orante:

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestras vidas

 

2. MEDITATIO

a) Clave de lectura:

En el evangelio de Juan, el punto de vista fundamental sobre Jesús y su misión es que el Verbo hecho carne ha sido enviado por el Padre al mundo para darnos la vida y salvar lo que estaba perdido. El mundo por su parte rechaza al Verbo encarnado. El prólogo del Evangelio nos presenta este pensamiento (Jn 1, 1-18), que sucesivamente el evangelista continuará elaborando en el relato evangélico. También los evangelios sinópticos, a su modo, anuncian esta novedad. Piénsese en las parábolas de la oveja extraviada y del drama perdido (Lc 15, 1-10), o en la declaración: no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores (Mc 2, 17).

Esta línea de pensamiento lo encontramos también en este pasaje:He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad delque me ha enviado (Jn 6,38) . Y esta es la voluntad de mi Padre, que quien vea al Hijo y crea en Él tenga la vida eterna (Jn 6,40). Palabras claves del evangelio de Juan son: ver y creer. Ver, implica y significa automáticamente creer en el Hijo enviado por el Padre. Con esta forma de fe el creyente posee ya la vida eterna. En el evangelio de Juan, la salvación del mundo se cumple en la primera venida de Cristo a través de la encarnación y con la resurrección de aquél que se deja elevar en la cruz. La segunda venida de Cristo en el último día será el complemento a este misterio de salvación

El pasaje del evangelio de hoy está sacado de la sesión que habla del ministerio de Jesús (Jn 1, 12). El texto nos lleva a la Galilea, al tiempo de la Pascua, la segunda vez en el texto juaneo: Después de estos hechos, Jesús partió a la otra orilla del mar de Galilea...Estaba vecina la Pascua, la fiesta de los Judíos (Jn 6, 1, 4). Una gran muchedumbre lo seguía (Jn 6,2) y Jesús viendo a la gente que lo seguía multiplica los panes. La gente lo quiere proclamar rey, pero Jesús huye y se retira a la montaña Él solo (Jn 6,15). Después de una breve pausa que nos hace ver al Señor caminando sobre las aguas (Jn 6, 16-21), el relato sigue al otro día(Jn 6, 22), con la gente que continúa esperando y buscando a Jesús. Sigue después el discurso sobre el pan de la vida y la amonestación de Jesús a buscar el alimento que siempre perdura (Jn 6, 22). Jesús se define a sí mismo como el pan de la vida, haciendo referencia al maná dado al pueblo por Dios mediante Moisés, como una figura del verdadero pan que desciende del cielo y da la vida al mundo (Jn 6, 30 -36). En este ámbito se desarrolla las palabras de Jesús que nosotros estamos usando para nuestra Lectio (Jn 6, 37-40). En este contexto encontramos una nueva oposición y un nuevo rechazo de la revelación de Cristo como el pan de la vida (Jn, 6, 41-66).

Las palabras de Jesús sobre el que viene a Él, hacen eco de la invitación de Dios a participar en los bienes del banquete de la alianza (Is 55, 1-3). Jesús no rechaza a los que van a Él, sino que les da la vida eterna. Su misión es precisamente buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19, 27). Esto nos recuerda el relato del encuentro de Jesús con la Samaritana junto al pozo de Jacob (Jn 4, 1- 42). Jesús no rechaza a la Samaritana, sino que comienza con ella un diálogo "pastoral" con la mujer que viene al pozo por el agua material y encuentra el hombre, el profeta y el Mesías que le promete el agua de la vida eterna (Jn 4, 13-15). Tenemos pues en el relato la misma estructura: de una parte la gente busca el pan material y de la otra, por el contrario, se hace por parte de Jesús todo un discurso espiritual sobre el pan de la vida.

También el testimonio de Jesús, que come el pan de la voluntad de Dios (Jn 4, 34), reconfirma lo que el Maestro enseña en este pasaje evangélico (Jn 6, 38).

En la última cena vuelve a tomar una vez más todo este discurso en el capítulo 17. Es Él el que da la vida eterna (Jn 17, 2), conserva y guarda a todos los que el Padre le ha dado. De éstos ninguno se ha perdido, sino el hijo de la perdición (Jn 17, 12-13)

b) Algunas preguntas:

para orientar la meditación y actualizarla.

* El Verbo hecho carne es enviado por el Padre al mundo para darnos vida, pero el mundo rechaza al Verbo encarnado. ¿Acepto en mi vida al Verbo encarnado que da la vida eterna? ¿Cómo?

* He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad de aquél que me ha enviado (Jn 6, 38). En Jesús vemos la obediencia a la voluntad del Padre ¿Interiorizo esta virtud en mi vida para vivirla cada día?

* Quienquiera que ve al Hijo y cree en Él tendrá la vida eterna (Jn 6, 40). ¿Quién es Jesús para mí? ¿Trato de verlo con los ojos de la fe, escuchando sus palabras contemplando su modo de ser? ¿Qué significa para mi la vida eterna?

 

3. ORATIO

a) Salmo 22:

Yahvé es mi pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.

Aunque fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.

b) Oración final:

Oh Dios, que nos nutre en la mesa de tu palabra y del pan de la vida para hacernos crecer en el amor. Concédenos acoger tu mensaje en nuestro corazón para llegar a ser en el mundo levadura e instrumento de salvación. Por Cristo Nuestro Señor Amén.

 

4. CONTEMPLATIO

La contemplación es el saber unir nuestro corazón y nuestra mente al Señor que con su Palabra nos transforma en nuevas personas que cumplen siempre su voluntad. “Sabiendo estas cosas, seréis dichosos si la ponéis en práctica” (Jn 13,17).

Fuente: www.ocarm.org

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1 noviembre 2013 5 01 /11 /noviembre /2013 01:25

Lectio Divina: Viernes XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 1 de noviembre, 2013.  

LECTIO: TODOS LOS SANTOS

Las Bienaventuranzas

Mateo 5,1-12 

1. Escucha del texto

a) Oración inicial:

¡Oh, Señor!, buscar tu Palabra, que nos lleva al encuentro con Cristo, es todo el sentido de nuestra vida. Haznos capaces de acoger la novedad del evangelio de las Bienaventuranzas, que así es como mi vida puede cambiar. De ti, Señor, no podría saber nada, si no existiese la luz de la Palabra de tu Hijo Jesús, venido, para “contarnos” tus maravillas. Cuando soy débil, apoyándome en Él, Verbo de Dios , me hago fuerte. Cuando me comporto como un ignorante, la sabiduría de su evangelio me restituye el gusto de Dios, la suavidad de su amor. Y me guía por los senderos de la vida. Cuando aparece en mí cualquier deformidad, reflexionando en su Palabra, la imagen de mi personalidad se hace bella. Cuando la soledad me tienta para dejarme sin vigor, uniéndome a Él en matrimonio espiritual mi vida llega a ser fecunda. Y cuando me hallo en cualquier tristeza o infelicidad, el pensar en Él como mi único bien, me abre el sentido del gozo. Un texto que resume fuertemente el deseo de la santidad, como búsqueda intensa de Dios y escucha de los hermanos, es el de Teresa del Niño Jesús: “Si tú eres nada, no olvides que Jesús lo es todo. Debes por tanto perder tu poca nada, en su infinito todo y no pensar nada más que en este todo totalmente amable…” (Cartas, 87, a María Guerin)

b) Lectura del evangelio:

1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. 2 Y, tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
3 «Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
4 Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán en herencia la tierra.
5 Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
11 Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. 12Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

c) Momentos de silencio orante:

Para ser alcanzados por la Palabra de Cristo y para que la Palabra, hecha carne, que es Cristo, pueda habitar en nuestros corazones y nos podamos unir a ella, es necesario que se haya escuchado en silencio profundo. Sólo en los corazones silenciosos la Palabra de Dios puede nacer también en esta Solemnidad de los Santos y, también hoy, tomar carne.

 

2. La Palabra se ilumina (lectio)

a) Contexto:

La Palabra de Jesús sobre las Bienaventuranzas que Mateo recoge de sus fuentes, estaba condensada en breves y aisladas frases y el evangelista las ha colocado dentro de un discurso de más amplio respiro; es lo que los peritos de la Biblia llaman “ discurso de la montaña” (capítulos 5-7). Tal discurso viene considerado como elEstatuto o la Carta Magna que Jesús ha confiado a su comunidad como palabra normativa y vinculante para definirse cristiana.

Los varios temas de la palabra de Jesús contenidos en este largo discurso no son una suma o aglomerado de exhortaciones, sino más bien indican con claridad y radicalidad cual debe ser la nueva actitud que hay que tener con Dios, con nosotros mismos y con nuestros hermanos. Algunas expresiones de esta enseñanza de Jesús pueden aparecer exageradas, pero son utilizadas para dar una imagen más viva de la realidad y por tanto realista en el contenido, aunque no en la forma literaria: por ejemplo en los vv. 29-30: “Si tu ojo derecho te es ocasión de escándalo, sácatelo y arrójalo fuera de ti: es mejor que perezca uno de tus miembros, que todo el cuerpo sea arrojado a la Gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de escándalo, córtatela y arrójala lejos de ti; es mejor que perezca uno de tus miembros, que todo el cuerpo termine en la Gehenna”. Tal modo de expresarse es para indicar el efecto que se quiere crear en el lector, el cual debe entender rectamente la palabra de Jesús para no trastocar el sentido.

Nuestra atención por exigencias litúrgicas se detiene en la primera parte del “discurso de la montaña”, aquella precisamente que se abre con la proclamación de las bienaventuranzas (Mt 5,1-12)

b) Algunos particulares:

Mateo prepara al lector a escuchar las bienaventuranzas pronunciadas por Jesús con una rica concentración de detalles particulares. Ante todo se indica el lugar en el cual Jesús pronuncia su discurso: “Jesús subió al monte” (5,1). Por este motivo los exegetas lo definen como el “sermón del monte” a diferencia de Lucas que lo inserta en el contexto de un lugar llano (Lc 6,20-26). La indicación geográfica “del monte” podría aludir veladamente a un episodio del AT muy semejante al nuestro: es cuando Moisés promulga el decálogo sobre el Monte Sinaí. No se excluye que Mateo intente presentar la figura Jesús, nuevo Moisés, que promulga la ley nueva.

Otro particular que nos llama la atención es la posición física con la que Jesús pronuncia sus palabras: “se sentó”. Tal postura confiere a su persona una nota de autoridad en el momento de legislar. Lo rodean los discípulos y las “muchedumbres”: este particular intenta demostrar que Jesús al pronunciar tales palabras se ha dirigido a todos y que se deben considerar actuales para todo el que escucha. Hay que notar que el discurso de Jesús no presenta detalles de formas de vida imposibles, o que están dirigidas a un grupo de personas especiales o particulares, ni intenta fundar una ética exclusivamente para el interior. Las exigentes propuestas de Jesús son concretas, comprometidas y decididamente radicales.

Alguien ha estigmatizado así el discurso de Jesús: “Para mí, el texto más importante de la historia humana. Se dirige a todos, creyentes o no, y permanece después de veinte siglos, como la única luz que brilla todavía en las tinieblas de la violencia, del miedo, de la soledad en la que ha sido arrojado el Occidente por su propio orgullo y egoísmo” (Gilbert Cesbron)

El término “beati” (en griego makarioi) en nuestro contexto no expresa un leguaje “plano” sino un verdadero y preciso grito de felicidad, difundidísimo en el mundo de la Biblia. En el AT, por ejemplo, se definen personas “felices” a aquellos que viven las indicaciones de la Sabiduría (Sir 25,7-10). El orante de los Salmos define “feliz” a quien teme, o más precisamente , a quien ama al Señor, expresándolo en la observancia de las indicaciones contenidas en la Palabra de Dios (Sal 1,1; 128,1).

La originalidad de Mateo consiste en la unión de una frase secundaria que especifica cada bienaventuranza: por ejemplo, la afirmación principal “bienaventurados los pobres de espíritu” se ilustra con una frase añadida “porque de ellos es el reino de los cielos”. Otra diferencia respecto al AT: la de Jesús anuncian una felicidad que salva en el presente y sin limitaciones. Además, para Jesús, todos pueden acceder a la felicidad, a condición de que se esté unido a Él.

c) Las tres primeras bienaventuranzas

i) El primer grito va dirigido a los pobres: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. El lector queda desorientado: ¿cómo es posible que los pobres puedan ser felices? El pobre en la Biblia es aquel que se vacía de si mismo y sobre todo renuncia a la presunción de construir su presente y futuro de modo autónomo, para dejar, por el contrario, más espacio y atención al proyecto de Dios y a su Palabra. El pobre, siempre en sentido bíblico, no es un hombre cerrado en sí mismo, miserable, sino que nutre una apertura a Dios y a los demás. Dios representa toda su riqueza. Podríamos decir con Santa Teresa de Ávila: felices son los que hacen la experiencia del “¡Sólo Dios basta!”, en el sentido de que son ricos de Dios. 
Un gran autor espiritual de nuestro tiempo ha descrito así el sentido verdadero de la pobreza: “ Hasta que el hombre no vacía su corazón, Dios no puede rellenarlo de sí. En cuanto y en la medida que de todo vacíe su corazón, el Señor lo llena. La pobreza es el vacío, no sólo en lo referente al futuro, sino también en lo que se refiere al pasado. Ningún lamento o recuerdo, ninguna ansia o deseo. Dios no está en el pasado. Dios no está en el futuro. ¡Él es la presencia! Deja a Dios tu pasado, deja a Dios tu futuro. Tu pobreza es vivir en el acto que vives, la presencia pura de Dios que es la Eternidad” (Divo Barsotti) 
Es la primera bienaventuranza, no sólo porque da inicio a la serie, sino porque parece condensar las variedades específicas de las otras.

ii) ”Bienaventurados los mansos porque poseerán la tierra”. La segunda bienaventuranza se refiere a la mansedumbre. Una actitud, hoy, poco popular. Incluso para muchos tiene una connotación negativa y se entiende como debilidad o por aquella imperturbabilidad de quien sabe controlar por cálculo la propia emotividad. ¿Cuál es el significado de “mansos” en la Biblia? Los mansos se perfilan como personas que gozan de una gran paz (Salmo 37,10), son considerados como felices, benditos, amados por Dios. Y al mismo tiempo son contrapuestos a los malvados, impíos, a los pecadores. De aquí que el AT presenta una riqueza de significados que no nos permiten una definición unívoca.
En el NT el primer texto que encontramos es Mt 11,29: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Un segundo texto está en Mt 21,5. Mateo cuando quiere narrar la entrada de Jesús en Jerusalén, cita la profecía de Zacarías 9,9: “He aquí que tu siervo viene a ti manso” En verdad, el evangelio de Mateo pudiera ser definido el evangelio de la mansedumbre.
También Pablo recuerda la mansedumbre como una actitud específica del ser cristiano. En 2 Corintios 10,1 exhorta a los creyentes “por la benignidad y mansedumbre de Cristo”. En Gálatas 5,22 la mansedumbre es considerada un fruto del Espíritu Santo en el corazón de los creyentes y consiste en ser mansos, moderados, lentos para herir, dulces, pacientes con los demás. Y todavía en Efesios 4,32 y Colosenses 3,12 la mansedumbre es un comportamiento que deriva de ser cristiano y es una señal que caracteriza al hombre nuevo de Cristo.
Y finalmente, una indicación elocuente nos viene de la 1 Pedro 3,3-4: “ Vuestro ornato no ha de ser el exterior, cabellos rizados, ataviados con collares de oro o la compostura de los vestidos, tratad más bien de adornar el interior de vuestro corazón con un espíritu incorruptible lleno de mansedumbre y de paz que es lo precioso delante de Dios”.
En el discurso de Jesús ¿qué significado tiene el término “mansos”? Verdaderamente iluminadora es la definición del hombre manso que nos ofrece el Card. Carlo Maria Martín: “ El hombre manso según las bienaventuranzas es aquel que, a pesar del ardor de sus sentimientos, permanece dúctil y libre, no posesivo, internamente libre, siempre sumamente respetuoso del misterio de la libertad, imitador en esto de Dios, que hace todo en el sumo respeto por el hombre, y mueve al hombre a la obediencia y al amor sin usar jamás la violencia. La mansedumbre se opone así a toda forma de prepotencia material y moral, es la victoria de la paz sobre la guerra, del diálogo sobre el atropello”.
A esta sabia interpretación se añade la de otro ilustre exegeta: “La mansedumbre de la que habla las bienaventuranzas no es otra cosa que aquel aspecto de humildad que se manifiesta en la afabilidad puesta en acto en las relaciones con el prójimo. Tal mansedumbre encuentra su ilustración y su perfecto modelo en la persona de Jesús, manso y humilde de corazón. En el fondo nos aparece como una forma de caridad, paciente y delicadamente atenta para con los demás”. (Jacques Dupont)

iii) “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”.Se puede llorar por un gran dolor o sufrimiento. Tal estado de ánimo subraya que se trata de una situación grave, aunque no se indiquen los motivos para identificar la causa. Queriendo identificar hoy la identidad de estos “afligidos” se podría pensar en todos los cristianos que desean con vehemencia la llegada del Reino y sufren por tantas cosas negativas en la Iglesia; al contrario de preocuparse de la santidad, la Iglesia presenta divisiones y heridas. Pueden ser también aquellos que están afligidos por sus propios pecados e inconsistencias y que, en algún modo, vuelven al camino de la conversión. A estas personas sólo Dios puede llevarles la novedad de la “consolación”.

 

3. La palabra me ilumina (para meditar)

a) ¿Sé aceptar aquellos pequeños signos de pobreza que a mí me suceden? Por ejemplo, ¿ la pobreza de la salud, las pequeñas indisposiciones? ¿Tengo grandes pretensiones?
b) ¿Sé aceptar cualquier aspecto de mi pobreza y fragilidad?
c) ¿Sé rezar como un pobre, como uno que pide con humildad la gracia de Dios, su perdón, su misericordia?
d) Inspirado por el mensaje de Jesús sobre la mansedumbre ¿sé renunciar a la violencia, a la venganza, al espíritu de revancha?
e) ¿Sé cultivar, en familia y en mi puesto de trabajo, un espíritu de dulzura, de mansedumbre y de paz?
f) ¿Respondo con el mal a las pequeñas ofensas, a las insinuaciones, a las alusiones ofensivas?
g) ¿Sé estar atento con los débiles, que son incapaces de defenderse? ¿Soy paciente con los ancianos? ¿Acogedor con los extranjeros, los cuales a menudo son explotados en su trabajo?

 

4. Para orar

a) Salmo 23:

El salmo parece rotar en torno a un título “El Señor es mi pastor”. Los santos son imágenes del rebaño en camino: ellos están acompañados por la bondad de Dios, hasta que lleguen definitivamente a la casa del Padre (P. Alonso Schökel, Los salmos de la confianza, Dehoniana libri, Bolonia 2006, 54)

Yahvé es mi pastor, nada me falta.

En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.

Aunque fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.

Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.

b) Oración final:

Señor Jesús, tú nos indica la senda de las bienaventuranzas para llegar a aquella felicidad que es plenitud de vida y de santidad. Todos estamos llamados a la santidad, pero el tesoro para los santos es sólo Dios. Tu Palabra Señor, llama santos a todos aquellos que en el bautismo han sido escogidos por tu amor de Padre, para ser conformes a Cristo. Haz, Señor, que por tu gracia sepamos realizar esta conformidad con Cristo Jesús. Te damos gracias, Señor, por tus santos que has puesto en nuestro camino, manifestación de tu amor. Te pedimos perdón porque hemos desfigurados en nosotros tu rostro y renegado nuestra llamada a ser santos.

uente: www.ocarm.org

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