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15 agosto 2012 3 15 /08 /agosto /2012 22:02

Lectio Divina: Jueves XIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 16 de Agosto, 2011.

 Mateo 18,21-19,1

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 18,21-19,1
Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.» «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: `Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.' Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó ir y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: `Paga lo que debes.' Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: `Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.' Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: `Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?' Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»
Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

3) Reflexión

• En el evangelio de ayer oímos las palabras de Jesús sobre la corrección fraterna (Mt 18,15-20). En el evangelio de hoy (Mt 18,21-39) el asunto central es el perdón y la reconciliación.
• Mateo 18,21-22: ¡Perdonar setenta veces siete! Ante las palabras de Jesús sobre la corrección fraterna y la reconciliación, Pedro pregunta: “¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿Siete veces?” Siete es un número que indica una perfección y, en el caso de la propuesta de Pedro, siete es sinónimo de siempre. Pero Jesús va más lejos. Elimina todo y cualquier posible límite para el perdón: "¡No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete!” Es como si dijera: “¡Siempre, no! Pedro, sino setenta veces siempre!” Pues no hay proporción entre el amor de Dios para con nosotros y nuestro amor para con el hermano. Aquí se evoca el episodio de Lamec del AT. “Dijo, pues, Lamec a sus mujeres Ada y Selía: ‘Escúchenme ustedes, mujeres de Lamec, pongan atención a mis palabras: yo he muerto a un hombre por la herida que me hizo y a un muchacho por un moratón que recibí. Si Caín ha de ser vengado siete veces, Lamec ha de serlo setenta siete veces" (Gén 4,23-24). La tarea de las comunidades es la de invertir el proceso de la espiral de violencia. Para esclarecer su respuesta a Pedro, Jesús cuenta la parábola del perdón sin límite.
• Mateo 18,23-27: La actitud del dueño. Esta parábola es una alegoría, esto es, Jesús habla de un dueño, pero piensa en Dios. Esto explica los contrastes enormes de ésta parábola. Como veremos, a pesar de que se trata de cosas normales y diarias, existe algo en esta historia que no acontece nunca en la vida cotidiana. En la historia que Jesús cuenta, el dueño sigue las normas del derecho de la época. Estaba en su derecho si tomaba a un empleado y a toda su familia y lo ponía en la cárcel hasta que hubiera pagado su deuda por el trabajo como esclavo. Pero ante la petición del empleado endeudado, el dueño perdona la deuda: diez mil talentos. Un talento equivale a 35 kg. Según los cálculos hechos, diez mil talentos equivalen a 350 toneladas de oro. Aunque el deudor junto con su mujer y sus hijos hubiesen trabajado la vida entera, no hubieran sido nunca capaces de reunir 350 toneladas de oro. El cálculo extremo está hecho a propósito. Nuestra deuda ante Dios es incalculable e impagable.
• Mateo 18,28-31: La actitud el empleado. Al salir de allí, el empleado perdonado encuentra a uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Agarrándole, le decía: ‘Paga lo que debes'. La moneda de cien denarios es el salario de cien días de trabajo. Algunos calculan que era de 30 gramos de oro. ¡No existe medio de comparación entre los dos! Ni tampoco nos hace entender la actitud del empleado: Dios le perdona 350 toneladas de oro y él no quiere perdonarle 30 gramos de oro. En vez de perdonar, hace con el compañero lo que el dueño podía haber hecho, pero no hizo. Mandó a la cárcel al compañero, según las normas de la ley, hasta que pagara toda la deuda. Actitud chocante para cualquier ser humano. Choca a los otros compañeros. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Nosotros también hubiéramos tenido la misma actitud de desaprobación.
• Mateo 18,32-35: La actitud de Dios. “Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: `Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?' Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.” Ante el amor de Dios que perdona gratuitamente nuestra deuda de 350 toneladas de oro, es nada más que justo que perdonemos al hermano una pequeña deuda de 30 gramos de oro. ¡El perdón de Dios es sin límites. El único limite para la gratuidad de misericordia de Dios viene de nosotros mismos, de nuestra incapacidad de perdonar al hermano! (Mt 18,34). Es lo que decimos y pedimos en el Padre Nuestro: “Perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros personamos a los que nos ofenden” (Mt 6,12-15).
La comunidad como espacio alternativo de solidaridad y fraternidad. La sociedad del Imperio Romano era dura y sin corazón, sin espacio para los pequeños. Estos buscaban un amparo para el corazón y no lo encontraban. Las sinagogas eran exigentes y no ofrecían un lugar para ellos. En la comunidad cristianas, el rigor de algunos en la observancia de la Ley, llevaba a la convivencia los mismos criterios de la sociedad y de la sinagoga. Así, en la comunidad empezaban a haber divisiones que existían en la sociedad y en la sinagoga entre rico y pobre, dominación y sumisión, hombre y mujer, raza y religión. La comunidad, en vez de ser un espacio de acogida, se volvía un lugar de condena. Juntando las palabras de Jesús, Mateo quiere iluminar la caminada de los seguidores y de las seguidoras de Jesús, para que las comunidades sean un espacio alternativo de solidaridad y de fraternidad. Deben ser una Buena Noticia para los pobres.

4) Para la reflexión personal

• Perdonar. Hay gente que dice: “¡Perdono, pero no olvido!” ¿Y yo? ¿Soy capaz de imitar a Dios?
• Jesús nos da el ejemplo. En la hora de su muerte pide perdón pos sus asesinos (Lc 23,34). ¿Soy capaz de imitar a Jesús?

5) Oración final

¡De la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre de Yahvé!
¡Excelso sobre los pueblos Yahvé,
más alta que los cielos su gloria! (Sal 113,3-4)

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14 agosto 2012 2 14 /08 /agosto /2012 19:10

Lectio Divina: Asunción de la Bienaventurada  Virgen  María

La visita de María a Isabel
Luca 1,39-56

1. LECTIO

a) Oración inicial:

Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría, de ciencia, del entendimiento, de consejo, llénanos, te rogamos, del conocimiento de la Palabra de Dios, llénanos de toda sabiduría e inteligencia espiritual para poderla comprender en profundidad. Haz que bajo tu guía podamos comprender el evangelio de esta solemnidad mariana. Espíritu Santo, tenemos necesidad de ti, el único que continuamente modela en nosotros la figura y la forma de Jesús. Y nos dirigimos a ti, María, Madre de Jesús y de la Iglesia, que has vivido la presencia desbordante del Espíritu Santo, que has experimentado la potencia de su fuerza en ti, que las has visto obrar en tu Hijo Jesús desde el seno materno, abre nuestro corazón y nuestra mente para que seamos dóciles a la escucha de la Palabra de Dios.

b) Lectura del evangelio

39 En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.41En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo 42 y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43 y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? 44 Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. 45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
46 Y dijo María:
«Alaba mi alma la grandeza del Señor
47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
48 porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías.
54 Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
55 -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
56 María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa.

c) Momento de silencio orante

El silencio es una cualidad de quien sabe escuchar a Dios. Esfuérzate por crear en ti una atmósfera de paz y de silenciosa adoración. Si eres capaz de estar en silencio delante de Dios podrás escuchar su respiro que es Vida

2. MEDITATIO

a) Clave de lectura:

Bendita tú entre las mujeres

En la primera parte del evangelio de hoy resuenan las palabras de Isabel, “Bendita tú entre las mujeres”, precedidas por un movimiento espacial. María deja Nazaret, situada al norte de la Palestina, para dirigirse al sur, a casi ciento cincuenta kilómetros, a una localidad que la tradición identifica con la actual Ain Karen, poco lejana de Jerusalén.. El moverse físico muestra la sensibilidad interior de María, que no está cerrada para contemplar de modo privado e intimista el misterio de la divina maternidad que se encierra en ella, sino que es lanzada sobre el sendero de la caridad. Ella se mueve para llevar ayuda a su anciana prima. El dirigirse de María a Isabel es acentuado por el añadido “ de prisa” que San Ambrosio interpreta así: María se puso de prisa en camino hacia la montaña, no porque fuese incrédula a la profecía o incierta del anuncio o dudase de la prueba, sino porque estaba contenta de la promesa y deseosa de cumplir devotamente un servicio, con el ánimo que le venía del íntimo gozo…La gracia del Espíritu Santo no comporta lentitud”. El lector, sin embargo, sabe que el verdadero motivo del viaje no está indicado, pero se lo puede figurar a través de las informaciones tomadas del contexto. El ángel había comunicado a María la preñez de Isabel, ya en el sexto mes (cfr. v.37). Además el hecho de que ella se quedase tres meses (cfr. v.56), justo el tiempo que faltaba para nacer el niño, permite creer que María quería llevar ayuda a su prima. María corre y va a donde le llama la urgencia de una ayuda, de una necesidad, demostrando, así, una finísima sensibilidad y concreta disponibilidad. Junto con María, llevado en su seno, Jesús se mueve con la Madre. De aquí es fácil deducir el valor cristológico del episodio de la visita de María a la prima: la atención cae sobre todo en Jesús. A primera vista parecería una escena concentrada en las dos mujeres, en realidad, lo que importa para el evangelista es el prodigio presente en sus dos respectivas concepciones. La movilización de María, tiende , en el fondo, a que las dos mujeres se encuentren.

Apenas María entra en casa y saluda a Isabel, el pequeño Juan da un salto. Según algunos el salto no es comparable con el acomodarse del feto, experimentado por las mujeres que están encinta. Lucas usa un verbo griego particular que significa propiamente “saltar”. Queriendo interpretar el verbo, un poco más libremente, se le puede traducir por “danzar”, excluyendo así la acepción de un fenómeno sólo físico. Algunos piensan que esta “danza”, se pudiera considerar como una especie de “homenaje” que Juan rinde a Jesús, inaugurando, aunque todavía no nacido, aquel comportamiento de respeto y de subordinación que caracterizará toda su vida: “Después de mí viene uno que es más fuerte que yo y al cuál no soy digno de desatar las correas de sus sandalias” (Mc 1,7). Un día el mismo Juan testimoniará: “Quien tiene a la esposa es el esposo; pero el amigo del esposo que está presente y lo escucha, salta de gozo a la voz del esposo, pues así este mi gozo es cumplido. Él debe crecer y yo por el contrario disminuir” (Jn 3,29-30). Así lo comenta san Ambrosio: “ Isabel oyó antes la voz, pero Juan percibió antes la gracia”. Una confirmación de esta interpretación la encontramos en las mismas palabras de Isabel que, tomando en el v. 44 el mismo verbo ya usado en el v. 41, precisa: “Ha saltado de gozo en mi seno” . Lucas, con estos detalles particulares, ha querido evocar el prodigio verificado en la intimidad de Nazaret. Sólo ahora, gracias al diálogo con una interlocutora, el misterio de la divina maternidad deja su secreto y su dimensión individual, para llegar a convertirse en un hecho conocido, objeto de aprecio y de alabanza. Las palabras de Isabel “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿A qué debo que la madre de mi Señor venga a mí?” (vv. 42-43). Con una expresión semítica que equivale a un superlativo (“entre las mujeres”), el evangelista quiere atraer la atención del lector sobre la función de María: ser la “;Madre del Señor”. Y por tanto a ella se le reserva una bendición (“bendita tú”) y dichosa beatitud. ¿En qué consiste esta última? Expresa la adhesión de María a la voluntad divina. María no es sólo la destinataria de una diseño arcano que la hace bendita, sino persona que sabe aceptar y adherirse a la voluntad de Dios. María es una criatura que cree, porque se ha fiado de una palabra desnuda y que ella la ha revestido con un “sí” de amor. Ahora Isabel le reconoce este servicio de amor, identificándola “bendita como madre y dichosa como creyente”.

Mientras tanto, Juan percibe la presencia de su Señor y salta, expresando con este movimiento interior el gozo que brota de aquel contacto salvífico. De tal suceso se hará intérprete María en el canto del Magnificat.

b) Un canto de amor:

En este canto María se considera parte de los anawim, de los “pobres de Dios”, de aquéllos que ”temen a Dios”, poniendo en Él toda su confianza y esperanza y que en el plano humano no gozan de ningún derecho o prestigio. La espiritualidad de los anawinpuede ser sintetizada por las palabras del salmo 37,79: “Está delante de Dios en silencio y espera en Él”, porque “aquéllos que esperan en el Señor poseerán la tierra”.
En el Salmo 86,6, el orante, dirigiéndose a Dios, dice: “Da a tu siervo tu fuerza”: aquí el término “siervo” expresa el estar sometido, como también el sentimiento de pertenencia a Dios, de sentirse seguro junto a Él.
Los pobres, en el sentido estrictamente bíblico, son aquéllos que ponen en Dios una confianza incondicionada; por esto han de ser considerados como la parte mejor, cualitativa, del pueblo de Israel.
Los orgullosos, por el contrario, son los que ponen toda su confianza en sí mismos.
Ahora, según el Magnificat, los pobres tienen muchísimos motivos para alegrarse, porque Dios glorifica a los anawim (Sal 149,4) y desprecia a los orgullosos. Una imagen del N. T. que traduce muy bien el comportamiento del pobre del A. T. , es la del publicano que con humildad se golpea el pecho, mientras el fariseo complaciéndose de sus méritos se consuma en el orgullo (Lc 18,9-14). En definitiva María celebra todo lo que Dios ha obrado en ella y cuanto obra en el creyente. Gozo y gratitud caracterizan este himno de salvación, que reconoce grande a Dios, pero que también hace grande a quien lo canta.

c) Algunas preguntas para meditar:

- Mi oración ¿es ante todo expresión de un sentimiento o celebración y reconocimiento de la acción de Dios?
- Maria es presentada como la creyente en la Palabra del Señor. ¿Cuánto tiempo dedico a escuchar la Palabra de Dios?
- ¿Tu oración se alimenta de la Biblia, como ha hecho María? ¿O mejor me dedico al devocionismo que produce oraciones incoloras e insípidas? ¿Te convences que volver a la plegaria bíblica es seguridad de encontrar un alimento sólido, escogido por María misma?
- ¿Está en la lógica del Magnificat que exalta el gozo del dar, del perder para encontrar, del acoger, la felicidad de la gratuitidad, de la donación?

3. ORATIO

a) Salmo 44 (45), 10-11; 12; 15b-16

El salmo, en esta segunda parte, glorifica a la reina. En la liturgia de hoy estos versículos son aplicados a María y celebran su belleza y grandeza.

Entre tus predilectas hay hijas de reyes,
la reina a tu derecha, con oro de Ofir.

Escucha, hija, mira, presta oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna,
que prendado está el rey de tu belleza.
El es tu señor, ¡póstrate ante él!

La siguen las doncellas, sus amigas,
que avanzan entre risas y alborozo
al entrar en el palacio real.

b) Oración final:

La oración que sigue es una breve meditación sobre el papel materno de María en la vida del creyente: “María, mujer que sabe gozar, que sabe alegrarse, que se deja invadir por la plena consolación del Espíritu Santo, enséñanos a orar para que podamos también nosotros descubrir la fuente del gozo. En la casa de Isabel, tu prima, sintiéndote acogida y comprendida en tu íntimo secreto, prorrumpiste en un himno de alabanza del corazón, hablando de Dios, de ti en relación con Él y de la inaudita aventura ya comenzada de ser madre de Cristo y de todos nosotros, pueblo santo de Dios. Enséñanos a dar un ritmo de esperanza y gritos de gozos a nuestras plegarias, a veces estropeada por amargos lloros y mezcladas de tristeza casi obligatoriamente. El Evangelio nos habla de ti, María, y de Isabel; ambas custodiabais en el corazón algo, que no osabais o no queríais manifestar a nadie. Cada una de vosotras se sintió sin embargo comprendida por la otra en aquel día de la visitación y tuvisteis palabras y plegarias de fiesta. Vuestro encuentro se convirtió en liturgia de acción de gracias y de alabanza al Dios inefable. Tú, mujer del gozo profundo, cantaste el Magnificat, sobrecogida y asombrada por todo lo que el Señor estaba obrando en la humilde sierva. Maginificat es el grito, la explosión de gozo, que resuena dentro de cada uno de nosotros, cuando se siente comprendido y acogido.”

4.CONTEMPLATIO

La Virgen María, templo del Espíritu Santo, ha acogido con fe la Palabra del Señor y se ha entregado completamente al poder del Amor. Por este motivo se ha convertido en imagen de la interioridad, o sea toda recogida bajo la mirada de Dios y abandonada a la potencia del Altísimo. María no habla de sí, para que todo en ella pueda hablar de las maravillas del Señor en su vida.

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14 agosto 2012 2 14 /08 /agosto /2012 01:29

Lectio Divina: Martes XIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 14 de Agosto, 2012.

 Mateo 18,1-5.10.12-14

1) Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 18,1-5.10.12-14
En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?» Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.
«Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. «¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños.

3) Reflexión

• Aquí, en el capítulo 18 del evangelio de Mateo inicia el cuarto gran discurso de la Nueva Ley, el Sermón de la Comunidad. Como se dijo anteriormente (el 9 de junio de 2008), el Evangelio de Mateo, escrito para las comunidades de los judíos de Galilea y Siria, presenta a Jesús como el nuevo Moisés. En el AT, la Ley de Moisés fue codificada en los cinco libros del Pentateuco. Imitando el modelo antiguo, Mateo presenta la Nueva Ley, en cinco grandes Sermones: (a) El Sermón de la Montaña (Mt 5,1 a 7,29); (b) El Sermón de la Misión (Mt 10,1-42); (c) El Sermón de las Parábolas (Mt 13,1-52); (d) El Sermón de la Comunidad (Mt 18,1-35); (e) El Sermón del Futuro del Reino (Mt 24,1 a 25,46). Las partes narrativas, intercaladas entre los cinco Sermones, describen la práctica de Jesús y muestran cómo practicaba y encarnaba la nueva Ley en su vida.
• El evangelio de hoy trae la primera parte del Sermón de la Comunidad (Mt 18,1-14) que tiene como palabra clave los “pequeños”. Los pequeños no son los niños, sino también las personas pobres y sin importancia en la sociedad y en la comunidad, inclusive los niños. Jesús pide que estos pequeños estén en el centro de las preocupaciones de la comunidad, pues "el Padre no quiere que ni uno de estos pequeños perezca" (Mt 18,14).
• Mateo 18,1: La pregunta de los discípulos que da pie a la enseñanza de Jesús. Los discípulos quieren saber quién es el mayor en el Reino. Sólo el hecho de que ellos hicieran esa pregunta revela que habían entendido poco o nada del mensaje de Jesús. El Sermón de la Comunidad, todo ello, es para hacer entender que entre los seguidores y las seguidoras de Jesús tiene que estar vivo el espíritu de servicio, de entrega, de perdón, de reconciliación y de amor gratuito, sin buscar el propio interés y autopromoción.
• Mateo 18,2-5: El criterio básico: el menor es el mayor. Los discípulos quieren un criterio para poder medir la importancia de las personas en la comunidad: "¿Quién es el mayor en el Reino de los Cielos?". Jesús responde que el criterio son ¡los niños! Los niños no tienen importancia social, no pertenecen al mundo de los grandes. Los discípulos tienen que hacerse como niños. En vez de crecer hacia arriba, tienen que crecer hacia abajo, hacia la periferia, donde viven los pobres, los pequeños. ¡Así serán los mayores en el Reino! Y el motivo es éste: “¡Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe!” Jesús se identifica con ellos. El amor de Jesús hacia los pequeños no tiene explicación. Los niños no tienen mérito. Es la pura gratuidad del amor de Dios que aquí se manifiesta y pide ser imitada en la comunidad por los que se dicen discípulos y discípulas de Jesús.
• Mateo 18,6-9: No escandalizar a los pequeños. Estos cuatro versículos sobre el escándalo de los pequeños fueron omitidos en el texto del evangelio de hoy. Damos un breve comentario. Escandalizar a los pequeños significa: ser motivo para que los pequeños pierdan la fe en Dios y abandonen la comunidad. Mateo conserva una frase muy dura de Jesús: “Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar”. Señal de que en aquel tiempo muchos pequeños ya no se identificaban con la comunidad y buscaban otros amparos. Y ¿hoy? En América Latina, por ejemplo, cada año alrededor de 3 millones de personas abandonan las iglesias históricas y se van hacia las iglesias evangélicas. Señal de que no se sienten en casa entre nosotros. Y muchas veces son los más pobres los que nos abandonan. ¿Qué nos falta? ¿Cuál es la causa de este escándalo de los pequeños? Para evitar el escándalo, Jesús manda cortar la mano o el pie o arrancar el ojo. Esta frase no puede tomarse al pie de la letra. Significa que hay que ser muy exigente en el combate contra el escándalo que aleja a los pequeños. No podemos permitir, de forma alguna, que los pequeños se sientan marginados en nuestra comunidad. Pues, en este caso, la comunidad dejaría de ser una señal del Reino de Dios.
• Mateo 18,10-11: Los ángeles de los pequeños están en presencia del Padre. Jesús evoca el salmo 91. Los pequeños hacen de Yavé su refugio y toman al Altísimo como defensor (Sal 91,9) y, por esto: “No podrá la desgracia dominante ni la plaga acercarse a tu morada, pues ha dado a sus ángeles la orden de protegerte en todos tus caminos. En sus manos te habrán de sostener, para que no tropiece tu pie en alguna piedra”. (Sal 91,10-12).
• Mateo 18,12-14: La parábola de las cien ovejas. Para Lucas, esta parábola revela la alegría de Dios por la conversión de un pecador (Lc 15,3-7). Para Mateo, revela que el Padre no quiere que ni uno de estos pequeñuelos se pierda. Con otras palabras, los pequeños deben ser la prioridad pastoral de la Comunidad, de la Iglesia. Deben estar en el centro de la preocupación de todos. El amor por los pequeños y los excluidos tiene que ser el eje de la comunidad de los que quieren seguir a Jesús. Pues de este modo la comunidad se vuelve prueba del amor gratuito de Dios que acoge a todos.

4) Para la reflexión personal

• Las personas más pobres del barrio ¿participan de nuestra comunidad? ¿Se sienten bien o encuentran en nosotros un motivo para alejarse?
• Dios Padre no quiere que se pierda ninguno de los pequeños. ¿Qué significa esto para nuestra comunidad?

5) Oración final

Señor, tus dictámenes son mi herencia perpetua,
ellos son la alegría de mi corazón.
Inclino mi corazón a cumplir tus preceptos,
que son recompensa para siempre. (Sal 119,111-112)

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12 agosto 2012 7 12 /08 /agosto /2012 19:50

Lectio Divina: Lunes XIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 13 de Agosto, 2012.

1) Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 17,22-27
Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará.» Y se entristecieron mucho.
Cuando entraron en Cafarnaún, se acercaron a Pedro los que cobraban las didracmas y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro las didracmas?» Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?» Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.»

3) Reflexión

• Los cinco versículos del evangelio de hoy hablan de dos asuntos bien diferentes el uno del otro: (a) Traen el segundo anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús (Mt 17,22-23): (b) Informan sobre la conversación de Jesús con Pedro sobre el pago de los impuestos y de las tasas al templo (Mt 17,24-27).
• Mateo 17,22-23: El anuncio de la muerte y resurrección de Jesús. El primer anuncio (Mt 16,21) había provocado una fuerte reacción de parte de Pedro que no quiso saber nada del sufrimiento de la cruz. Jesús había respondido con la misma fuerza: “¡Lejos de mí, satanás!” (Mt 16,23) Aquí, en el segundo anuncio, la reacción de los discípulos es más blanda, menos agresiva. El anuncio provoca tristeza. Parece que empiezan a comprender que la cruz forma parte del camino. La proximidad de la muerte y del sufrimiento pesa en ellos, generando desánimo. Aunque Jesús procurara ayudarlos, la resistencia de siglos contra la idea de un mesías crucificado era mayor.
• Mateo 17,24-25a: La pregunta a Pedro, de los recaudadores de impuestos. Cuando llegan a Cafarnaún, los recaudadores del impuesto del Templo preguntan a Pedro: "¿No paga vuestro maestro las didracmas?" Pedro responde: “¡Sí!” Desde los tiempos de Nehemías, (Sig V aC), los judíos que habían vuelto de la esclavitud de Babilonia, se comprometieron solemnemente en la asamblea a pagar diversos impuestos y tasas para que el culto en el Templo pudiera seguir funcionando y para cuidar la manutención tanto del servicio sacerdotal como del edificio del Templo (Ne 10,33-40). Por lo que se ve en la respuesta de Pedro, Jesús pagaba este impuesto como lo hacían todos los demás judíos.
• Mateo 17,25b-26: La pregunta de Jesús a Pedro sobre el impuesto. Es curiosa la conversación entre Jesús y Pedro. Cuando llegan a casa, Jesús pregunta: "Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?" Pedro respondió: "¡De los extraños!" Entonces Jesús dice: "¡Por tanto, libres están los hijos!” Probablemente, aquí se refleja una discusión entre los judíos cristianos antes de la destrucción del Templo en el año 70. Ellos se preguntaban si debían o no seguir pagando el impuesto del Templo, como hacían antes. Por la respuesta de Jesús, descubren que no hay obligación de pagar ese impuesto: “Libres están los hijos”. Los hijos son los cristianos. Pero aún sin tener obligación, la recomendación de Jesús es pagar para no provocar escándalo.
• Mateo 17,27: La conclusión de la conversación sobre el pago del impuesto. Más curiosa que la conversación es la solución que Jesús da a la cuestión. Dice a Pedro: “Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti ". ¡Milagro curioso! Tan curioso como aquel de los 2000 puercos que se precipitaron en la mar (Mc 5,13). Cualquiera que sea la interpretación de este hecho milagroso, esta manera de solucionar el problema sugiere que se trata de un asunto que no tiene mucha importancia para Jesús.

4) Para la reflexión personal

• El sufrimiento y la cruz desaniman y entristecen a los discípulos. ¿Ha ocurrido también en tu vida?
• ¿Cómo entiendes el episodio de la moneda encontrada en la boca del pez?

5) Oración final

¡Alabad a Yahvé desde el cielo,
alabadlo en las alturas,
alabadlo, todos sus ángeles,
todas sus huestes, alabadlo! (Sal 148,1-2)

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11 agosto 2012 6 11 /08 /agosto /2012 03:07

Lectio Divina: Domingo XIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 12 de

El pan de la vida
Juan 6, 41-51

Oración inicial

Shadai, Dios de la montaña,
que haces de nuestra frágil vida
la roca de tu morada,
conduce nuestra mente
a golpear la roca del desierto,
para que brote el agua para nuestra sed.
La pobreza de nuestro sentir
nos cubra como un manto en la obscuridad de la noche
y abra el corazón para acoger el eco del Silencio
para que el alba
envolviéndonos en la nueva luz matutina
nos lleve
con las cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto
que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro,
el sabor de la santa memoria.

1. Lectio

a) El texto:

41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» 42 Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?» 43 Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. 44 Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. 45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. 47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

b) Clave de lectura:

El sexto capítulo del evangelio de Juan presenta un carácter unitario que desarrollándose en torno al tema de la fiesta de la Pascua, análogamente se articula a través de un prodigio ( 5, 1-9a 6,1-15) a quien sigue un discurso (5,16-47; 6,22-59). Presenta una parte de la actividad de Jesús en Galilea y precisamente el momento culminante: Jesús se autorevela como pan de vida para ser creído y comido para poder ser salvos. En los vv. 1-15 encontramos el gran signo de la multiplicación de los panes cuyo significado viene desvelado por el discurso del día siguiente en los vv. 26-59: el don del pan para el hambre del pueblo prepara las palabras sobre el pan de la vida eterna. Entre los vv. 16-21 tenemos la narración del camino de Jesús sobre las aguas. En los v. 60-71 Jesús invita a los discípulos a decidirse, ya conociendo su incredulidad (vv. 60-66), ya solicitando la fe de los doce (vv. 66-71).
El discurso completo sobre el pan de vida (6,25-71) presenta semejanzas con algunos testimonios judaicos, de modo particular de Filón.

c) Momento de silencio:

Dejamos que la voz del Verbo resuene en nosotros.

2. Meditatio

a) Algunas preguntas:

- Murmuraban de él: ¿cuántas voces de murmuración cuando se trata de Dios?
- Yo soy el pan bajado del cielo: ¿dónde tomamos el pan que comemos cada día?
- Ninguno puede venir a Mí, si no lo trae el Padre que me ha enviado: ¿el Padre nos atrae o más bien vamos tras sus pasos criticando lo que dice a nuestra vida de cada día?
- Si uno come de este pan, vivirá para siempre: nosotros nos alimentamos de la Palabra de Dios y del Pan repartido, una vez a la semana o a lo mejor todos los días...¿por qué no corre la vida eterna en nuestras palabras y en nuestra experiencia humana?

b) Clave de lectura:

Murmurar. ¿Qué mejor instrumento para no vivir profundamente lo que el Señor nos pide? Miles de razones, plausibles...miles justificaciones, válidas...miles motivaciones, lícitas...para no masticar una Palabra que rompe toda razón, toda justificación, toda motivación para dejar ecos nuevos de un cielo no lejano que habita en los corazones de los hombres.

v. 41. Murmuraban de Él los judíos porque había dicho: "Yo soy el pan bajado del cielo". Jesús apenas había afirmado: Yo soy el pan de la vida (v.35) y he bajado del cielo (v.38) y esto provoca desacuerdo entre la gente. Judíos, término teológico en Juan, podemos considerarlo como su homónimo: los incrédulos: En realidad se trata de Galileos que se llaman Judíos a causa de su murmuración contra Cristo, porque sus palabras sobrepasan las categorías usuales. Un lenguaje familiar el del pan bajado del cielo. Los hijos de Israel conocían el pan de Dios, el maná, que en el desierto había saciado el hambre, y la precariedad de un camino de horizontes que se recorrían sin un final. Cristo, maná del hombre que en el desierto de su hambre inapagada invoca al cielo como sostén de su caminar. Único pan que quita el hambre. Las palabras de los judíos son objeciones contra la persona de Jesús y al mismo tiempo paso para introducir el tema de la incredulidad. En relación con otros pasajes en los cuales el pueblo “bisbisea” (7,12.32)) en este capítulo tenemos sobre Jesús un “murmurar” sobre lo que Él dice, o sea sobre sus palabras. Este murmurar claramente deja ver la incredulidad y la incomprensión.

v. 42. “¿No es éste Jesús el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Pues cómo dice: Yo he bajado del cielo? La ironía es sutil. Los incrédulos conocen los orígenes terrenos de Cristo, conocen ciertamente al hijo de José, pero no al Hijo de Dios. Sólo los creyentes conocen su origen transcendente por intervención directa de Dios en la Virgen Santísima. El pasaje de un lenguaje netamente material, un pan de agua y harina, a un lenguaje espiritual, un pan para el alma humana. Como otra vez en el desierto, los judíos murmuraban: no comprenden el origen ni el don de Jesús: Como en otro tiempo los padres rechazaron el maná, porque era un alimento muy ligero, ahora los hijos rechazan al Verbo hecho carne, pan bajado del cielo, pero de origen terreno. Los judíos toman de lo que Jesús había dicho, sólo la afirmación: Yo he bajado del cielo (V.38). Porque es ésta lo que da fundamento a los precedentes anuncios, al ser el pan de la vida (V.35). La pregunta. ¿No es quizás éste... está presente, en un contexto de estupor, en los evangelios sinópticos. En Mateo o en Lucas el lector a través de la narraciones de la infancia ya ha tenido conocimiento de la concepción virginal de María. En Juan los Judíos tienen delante a quien declara que ha bajado del cielo sin poner en discusión su naturaleza humana. Hijo de José, quiere decir entonces ser un hombre como todos (cfr 1,45).

v. 43-44. Jesús respondió: “No murmuréis entre vosotros. Nadie puede venir a mí si el Padre que me ha enviado no le trae; y yo lo resucitaré en el último día”. Jesús no parece firmarse sobre su origen divino, pero subraya que sólo el que es traído del Padre puede ir a Él. La fe es pues un don de Dios que tiene como condición la apertura de parte del hombre, la escucha... pero, ¿qué quiere decir que el Padre lo trae? ¿Es que no es libre el hombre en su caminar? La atracción es sólo en la trayectoria de un deseo escrito en aquellas tablas de carne que todo hombre lleva consigo. Es por tanto libertad plena, adhesión espontánea a la fuente del propio existir. La vida no puede ser atraída sino por la vida, sólo la muerte no se deja traer.

v. 45. En los Profetas está escrito: «Y serán todos enseñados de Dios». Todo el que oye a mi Padre y recibe su enseñanza, viene a mi. El seguimiento está determinado por un orden bien preciso. No es una invitación, es un imperativo. La palabra de Dios creadora, en vez de llamar a la luz y a las otras criaturas de la nada, llama a su imagen a participar de la nueva creación. El seguimiento no brota de una decisión autónoma o personal, sino del encuentro con la persona de Jesús y su llamada. Es un acontecimiento de gracia, no una elección del hombre. Jesús no espera una libre decisión, sino que llama con autoridad divina, como llamaba Dios a los Profetas en el Antiguo Testamento. No son los discípulos quienes eligen al Maestro como sucedía con los “rabbi” del tiempo, sino es el Maestro quien escoge los discípulos como depositarios de la herencia de Dios que es más que una doctrina o enseñanza. La llamada comporta el abandono de los familiares, de la profesión, un cambio total de existencia por una adhesión de vida que no admite espacios al autocentralismo. Los discípulos son hombres del Reino. La llamada para convertirse en discípulos de Jesús es una “llamada escatológica”. La frase del profeta del destierro babilónico dice textualmente: “y todos serán sus hijos [de Jerusalén]” en referencia a los hebreos. El uso de: “todos serán” es una expresión de la universalidad de la salvación de la que Cristo es el cumplimiento.

v. 46. No que alguno haya visto al Padre, sino sólo el que está en Dios, ése ha visto al Padre. Sólo Jesús, que viene de Dios, ha visto al Padre y lo puede revelar definitivamente. El hombre es llamado a venir de Dios. El conocimiento de Dios no es una conquista, es una proveniencia. El movimiento no es externo. Si yo busco la proveniencia externa puedo decir que tengo un padre y una madre, criaturas del mundo creado. Si yo busco la proveniencia profunda de mi significado existencial puedo decir que vengo del Padre, Creador de toda vida.

v. 47. En verdad, en verdad os digo: El que cree tiene la vida eterna. Creer a la palabra de Jesús, a su revelación, es condición para obtener la vida eterna y poder ser “amaestrado por el Padre”. Creo, me apoyo en una roca. La estabilidad no está en mi límite de creatura, ni en la realización de mi perfectibilidad humana. Todo es estable en Aquel que no tiene enganches naturales. ¿Cómo puede una criatura apoyarse sobre sí misma, cuando no es dueño de un solo instante de su vida?

v. 48. Yo soy el pan de vida. Se vuelve a presentar el tema del pan de vida que enlaza con el de la fe, y el de la vida eterna. Jesús es el verdadero pan de vida. Este versículo está ligado al 51. “Yo soy el pan vivo”. Sólo el que se alimenta de este pan, el que asimila la revelación de Jesús como pan vital, podrá vivir.

v. 49. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. v. 50 Este es el pan que baja del cielo, para que el que lo coma no muera. El pan que baja del cielo es contrapuesto al maná que alimenta a los padres sin preservarlos de la muerte. Este pan que da la vida eterna y proviene de lo alto es el Verbo Encarnado de Dios. El tema eucarístico apuntado en algunas expresiones precedentes, ahora se convierte en central. La experiencia de la muerte terrena no contradice esta experiencia de vida si se camina por las sendas de lo transcendente. El límite no es un límite para el que se alimenta de Él.

v. 51. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre y el pan que yo le daré mi carne, para la vida del mundo. Alimento vital para el creyente será la “carne” de Jesús. El término carne (sàrx) que en la Biblia indica la frágil realidad de la persona humana de frente al misterio de Dios, ahora se refiere al cuerpo de Cristo inmolado sobre la cruz y a la realidad humana del Verbo de Dios. No es un pan de vida metafórico, o sea la revelación de Jesús, porque el pan es la misma carne del Hijo. Para la vida del mundo indica en favor y pone de relieve la dimensión sacrificial de Cristo donde por el mundo expresa la salvación que de esta dimensión brota.

c) Reflexión:

Murmurar. Si nuestra murmuración fuese como la de un viento ligero haría de acompañamiento armonioso a las palabras eternas que se hacen nuestra carne: Yo soy el Pan vivo bajado del cielo. Qué sorpresa entonces, sabiendo que este Pan eterno no es un extraño, sino Jesús, el hijo de José, un hombre del que conocemos el padre y la madre. Porque el que come de este pan vive para siempre. Un Pan que nace de un amor de Padre. Estamos invitados a escuchar y a aprender para llegar a Él sobre la senda de la atracción, sobre la huella de aquella fe que permite ver. Pan con pan, Carne con carne. Sólo aquel que viene de Dios ha visto al Padre. El hombre lo ha visto cuando ha hecho de su carne el pesebre del Pan vivo. Desierto y muerte, cielo y vida. Un dulce connubio que se cumple en cada Eucaristía...sobre cada altar, aquel altar del corazón en el cual la vida del Soplo divino consuma la arcilla desfigurada del hombre perdido.

3. Oratio

Salmo 33 (32)

Por la palabra de Yahvé fueron hechos los cielos,
por el aliento de su boca todos sus ejércitos.
Él recoge, como un dique, las aguas del mar,
mete en depósitos los océanos.

Yahvé frustra el plan de las naciones,
hace vanos los proyectos de los pueblos;
pero el plan de Yahvé subsiste para siempre,
sus decisiones de generación en generación.

Los ojos de Yahvé sobre sus adeptos,
sobre los que esperan en su amor,
para librar su vida de la muerte
y mantenerlos en tiempo de penuria.

4. Contemplatio

La experiencia del alimento que aleja del corazón el hambre, me recuerda, Señor, que podré andar de la imperfección al cumplimiento para ser espejo tuyo no anulando el hambre, sino interrogándola para no encontrar jamás en ella un homo sapiens, que no se interroga nunca, que vive sin intereses, que no quiere ver ni sentir, que no se deja tocar, que vive en el miedo, superficialmente más que en profundidad y en los sucesos se muestra quedando en posición horizontal, dormitando, o destrozando todo lo que encuentra...sino como homo vigilans, que está siempre presente a sí mismo y a los demás, capaz de apagarse en el trabajo y servicio, aquél que responsablemente no se acaba en lo inmediato, sino que sabe madurar en la larga y paciente espera, aquél que expresa todo lo que es en cada trozo de su vida, aquél que no tiene miedo de sentirse vulnerable, porque sabe que las heridas de su humanidad pueden transformarse en hendiduras a través de la cuales la vida llega con el fluir del tiempo, una Vida que, pudiendo realizar finalmente su Fin, canta al Amor con su “corazón llagado” envuelto en una “llama que consuma y no da pena” y además de encontrarlo definitivamente está dispuesta a “romper la tela”. El hambre ya no es hambre. Porque queda como dulce peso del límite, protegido por la deliciosa llaga y siempre abierto al dulce encuentro que saciará todo deseo: “Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos... .es como noche calma, música silenciosa, soledad sonora...¿quién podrá sanar este mi corazón llagado?... Es llama que consuma y no da pena... ¡Oh Amado rompe la tela de este dulce encuentro!

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11 agosto 2012 6 11 /08 /agosto /2012 02:15

Lectio Divina: Sábado XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 11 de Agosto, 2012.

Mateo 17,14-20

1) Oración inicial
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 17,14-20
Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que, arrodillándose ante él, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y sufre mucho; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle.» Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!» Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento.
Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?» Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: `Desplázate de aquí allá', y se desplazará, y nada os será imposible.»

3) Reflexión
• Contexto. Nuestro pasaje presenta a Jesús en su actividad de curar. Después de su permanencia con los discípulos en la región de Cesaréa de Felipe (16,13-28), Jesús sube a una montaña alta y se transfigura ante tres de sus discípulos (17,1-10); después alcanza a la gente (17,14.21) y de nuevo se acerca a Galilea para recuperarla (17,22) ¿Qué pensar de estos desplazamientos geográficos de Jesús? No se puede excluir que hayan sido de contenido geográfico, pero Mateo quiere expresar su función en un itinerario espiritual. En su camino de fe, la comunidad está siempre llamada a recorrer el itinerario espiritual que ha trazado la vida de Jesús: partiendo de la Galilea de su actividad pública y desde ésta hasta su resurrección, atravesando el camino de la cruz. Un itinerario espiritual en el que la fuerza de la fe juega un papel esencial.
• La fuerza de la fe. Después de su transfiguración, Jesús y la pequeña comunidad de sus discípulos vuelven con la gente antes de regresar a Galilea (v.22) y alcanzan Cafarnaúm (v.24). Mientras Jesús se encuentra entre la gente, se acerca a él un hombre y le ruega con insistencia que intervenga ante el mal que tiene aprisionado a su hijo. La descripción que precede a la intervención de Jesús es verdaderamente precisa: se trata de un caso de epilepsia con todas sus consecuencias patológicas a nivel psíquico. En tiempo de Jesús, este tipo de enfermedad se atribuía a fuerzas malignas, y precisamente a la acción de Satanás, enemigo de Dios y del hombre y, por tanto, origen del mal y de todos los males. Ante este caso en el que emergen persistentemente las fuerzas malignas superiores a la capacidad humana, los discípulos se sienten impotentes para curar al joven (vv.16-19) por razón de su poca fe (v.20). Para el evangelista, este joven epiléptico es símbolo de los que desprecian el poder de la fe (v.20), los que no están atentos a la presencia de Dios en medio de ellos (v.17). La presencia de Dios en Jesús, que es el Emmanuel, no es reconocida; es más, no basta entender alguna cosa sobre Jesús, es necesaria la verdadera fe. Jesús, después de haber reprender a la gente, manda traer al joven: “Traédmelo acá” (v.17); lo cura y lo libera en el momento en el que el demonio grita. No basta el milagro de la curación de una sola persona, es también necesario curar la fe incierta y débil de los discípulos. Jesús se acerca a ellos que están confundidos a aturdidos por su impotencia: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?” (v.20). La respuesta de Jesús es clara: “Por vuestra poca fe”. Jesús pide una fe capaz de trasladar las montañas del propio corazón para poder identificarse con su persona, con su misión, con su fuerza divina. Es verdad que los discípulos lo han abandonado todo para seguir a Jesús, pero no han podido curar al joven epiléptico debido a su “poca fe”. No se trata de falta de fe, sino de fe débil, vacilante a causa de las dudas, del predominio de la desconfianza y de la duda. Es una fe que no arraiga totalmente en la relación con Cristo. Jesús se excede en el lenguaje cuando dice: “si tenéis fe como un grano de mostaza” podréis trasladar las montañas; es una exhortación a dejase conducir, en el obrar, por la fuerza de la fe que se hace fuerte sobre todo en los momentos de prueba y de sufrimiento y que alcanza la madurez cuando no se escandaliza ante el escándalo de la cruz. La fe lo puede todo y, con tal que se renuncie a fiarse de las propias capacidades humanas, puede trasladar las montañas. Los discípulos y la primitiva comunidad han experimentado que la incredulidad no se vence sólo con la oración y el ayuno, sino que es necesario unirse a la muerte y a la resurrección de Jesús.

4) Para la reflexión personal
• En la meditación de este pasaje hemos observado cómo se sitúan los discípulos ante el epiléptico y ante Jesús mismo. ¿Descubres tu camino de relación con Jesús y con los demás recurriendo a la fuerza de la fe?
• Jesús, desde la cruz, da testimonio del Padre y lo revela totalmente. La palabra de Jesús que has meditado te pide una adhesión total: ¿Te sientes comprometido cada día en trasladar las montañas de tu corazón que se interponen entre tu egoísmo y la voluntad de Dios?

5) Oración final
¡Sea Yahvé baluarte del oprimido,
baluarte en tiempos de angustia!
Confíen en ti los que conocen tu nombre,
pues no abandonas a los que te buscan, Yahvé. (Sal 9,10-11)

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9 agosto 2012 4 09 /08 /agosto /2012 16:06

Lectio Divina: Viernes XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 10 de Agosto, 2012.

S. Lorenzo (mártir) Juan 12,24-26

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

2) Lectura
Del santo Evangelio según Juan 12,24-26
En verdad, en verdad os digo:
si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda él solo;
pero si muere,
da mucho fruto.
El que ama su vida, la pierde;
y el que odia su vida en este mundo,
la guardará para una vida eterna.
Si alguno me sirve, que me siga,
y donde yo esté, allí estará también mi servidor.
Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

3) Reflexión
• El pasaje contiene palabras solemnes y cruciales sobre el modo en que la misión de Jesús y de sus discípulos “produce mucho fruto”. Pero esta declaración solemne y central de Jesús, “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (v.24) está incluida en el contexto de 12,12-36 donde se narra el encuentro de Jesús como mesías con Israel y el rechazo de su propuesta mesiánica por parte de éste. ¿Cuáles son los temas principales que describen el mesianismo de Jesús? Los judíos esperaban un mesías bajo la apariencia de un rey poderoso que continuaría el estilo real de David y restituiría a Israel su pasado glorioso. Sin embargo Jesús pone en el centro de su mesianismo la donación de su vida y la posibilidad dada al hombre de poder aceptar el proyecto de Dios sobre la misma.
• Historia de una semilla. Jesús presenta, con una mini-parábola, la donación de su vida, característica crucial de su mesianismo. El acontecimiento central y decisivo de su vida lo describe recurriendo al ambiente, del cual toma las imágines con el fin de que su palabras resulten interesantes y cercanas. Se trata de la historia de una semilla, una pequeña parábola para comunicarse con la gente de manera sencilla y trasparente: la semilla empieza su itinerario en los oscuros meandros de la tierra donde se ahoga y se pudre, pero en primavera se convierte en un tallo verde y en verano en una espiga repleta de granos. La parábola tiene dos puntos focales: producir mucho fruto y encontrar la vida eterna. Los Primeros Padres de la Iglesia han visto en la semilla que se hunde en la oscuridad de la tierra una alusión a la Encarnación del Hijo de Dios. Parecería que la fuerza vital de la semilla está destinada a perderse en la tierra ya que la semilla se pudre y muere. Mas he aquí después la sorpresa de la naturaleza: cuando se doran las espigas en el verano, se revela el secreto profundo de aquella muerte. Jesús sabe que la muerte está a punto de cernerse sobre su persona, pero sin embargo no la ve como una bestia feroz que devora. Es verdad que ella tiene las características de las tinieblas y del desgarramiento, pero Jesús posee la fuerza secreta propia del parto, un misterio de fecundidad y de vida. A la luz de esta visión se comprende otra expresión de Jesús: “El que ama su vida la perderá y el que odia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna”. El que considera la propia vida como una posesión fría vivida en el propio egoísmo es como una semilla cerrada en sí misma y sin perspectivas de vida. Sin embargo, el que “odia su vida”, expresión semítica muy incisiva para indicar la renuncia a realizarse únicamente a sí mismo, descentra el eje que mantiene el sentido de la existencia hacia la donación a los demás; sólo así se vuelve creativa la vida y pasa a ser fuente de paz, de felicidad y de vida. Es la realidad de la semilla que germina. Pero el lector podrá extraer de la mini-parábola otra riqueza, la dimensión “pascual”. Jesús es consciente de que para conducir la humanidad a la meta de la vida divina, él debe pasar por la vía estrecha de la muerte en cruz. El discípulo que sigue la estela de esta vía afronta su “hora”, la hora de la muerte, con la seguridad de que ésta lo introducirá en la vida eterna, es decir, a la comunión con Dios.
• Síntesis. La historia de la semilla es morir para multiplicarse; su función es hacer un servicio a la vida. El anonadamiento de Jesús es comparable a la semilla de vida sepultada en la tierra. En la vida de Jesús, amar es servir y servir es perderse en la vida de los demás, morir a sí mismo para dar vida. Jesús, mientras se aproxima su “hora”, el momento decisivo de su misión, promete a los suyos la seguridad de una consolación y de una alegría sin fin, aunque vaya acompañada de todo tipo de perturbación. Él pone el ejemplo de la semilla que se ha de pudrir y el de la mujer que ha de parir con dolor. Cristo ha elegido la cruz para él y para los suyos: el que quiera ser discípulo suyo está llamado a compartir su propio itinerario. Él habló siempre con radicalidad a sus discípulos: “El que quiera salvar la propia vida la perderá. El que la pierda por mí la salvará” (Lc 9,24).

4) Para la reflexión personal
• ¿Es tu vida expresión de la donación de ti mismo? ¿Eres una semilla de amor que produce amor? ¿Eres consciente de que para ser semilla de alegría, la alegría de los trigales, es necesario el momento de la siembra?
• ¿Crees poder decir que has elegido seguir al Señor si después no abrazas la cruz con él? Cuando en ti se desencadena la lucha entre el “sí” y el “no”, entre el valor y la duda, entre la fe y la incredulidad, entre el amor y el egoísmo, ¿te sientes turbado pensando que estas tentaciones no son propias del que sigue a Jesús?

5) Oración final
Feliz el hombre que se apiada y presta,
y arregla rectamente sus asuntos.
Nunca verá su existencia amenazada,
el justo dejará un recuerdo estable. (Sal 112,5-6)

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9 agosto 2012 4 09 /08 /agosto /2012 00:08

Lectio Divina: Jueves XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 09 de Agosto, 2012.

Mateo 16,13-23

1) Oracion inicial

Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 16,13-23
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!

3) Reflexión

• Estamos en la parte narrativa entre el Sermón de las Parábolas (Mt 13) y el Sermón de la Comunidad (Mt 18). En esta partes narrativas que enlazan entre sí los cinco Sermones, Mateo acostumbra seguir la secuencia del Evangelio de Marcos. De vez en cuando, cita otras informaciones, conocidas también por Lucas. Y aquí y allá, trae textos que aparecen sólo en el evangelio de Mateo, como en el caso de la conversación entre Jesús y Pedro, del evangelio de hoy. Este texto recibe interpretaciones diversas y hasta opuestas en las diversas iglesias cristianas.
• En aquel tiempo, las comunidades cultivaban un lazo afectivo muy fuerte con los líderes que habían dado origen a la comunidad. Por ejemplo, las comunidades de Antioquia en Siria, cultivaban su relación con la persona de Pedro. Las de Grecia, con la persona de Pablo. Algunas comunidades de Asia, con la persona del Discípulo Amado y otras con la persona de Juan, en el Apocalipsis. Una identificación con estos líderes de su origen ayudaba a las comunidades a cultivar mejor su identidad y espiritualidad. Pero podía ser también motivo de disputa, como en el caso de la comunidad de Corinto (1 Cor 1,11-12).
• Mateo 16,13-16: Las opiniones de la gente y de los discípulos respecto de Jesús. Jesús hace preguntas para saber qué piensa la gente respecto a su persona, el Hijo del Hombre. Las respuestas son variadas. Juan Bautista, Elías, Jeremías, algún profeta. Cuando Jesús pregunta la opinión de los discípulos, Pedro se vuelve portavoz y dice: “¡Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!” La respuesta no es nueva. Anteriormente, los discípulos habían dicho lo mismo (Mt 14,33). En el Evangelio de Juan, la misma profesión de fe la hizo Marta (Jn 11,27). Significaba que en Jesús se realizan las profecías del Antiguo Testamento.
• Mateo 16,17: La respuesta de Jesús a Pedro: "¡Bienaventurado eres Simón!" Jesús proclama Pedro “¡Bienaventurado!”, porque recibió una revelación del Padre. Aquí también la respuesta de Jesús no es nueva. Anteriormente, Jesús había alabado al Padre porque había revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios (Mt 11,25-27) y había hecho la misma proclamación de dicha a los discípulos por estar viendo y oyendo cosas nuevas que, antes que ellos, nadie conocía ni había oído hablar (Mt 13,16).
• Mateo 16,18-20: Las atribuciones de Pedro: Ser piedra y tener las llaves del Reino.
(a) Ser Piedra: Pedro debe ser piedra, esto es, debe ser fundamento firme para la iglesia para que pueda resistir contra las puertas del infierno. Con estas palabras de Jesús a Pedro, Mateo anima las comunidades perseguidas de Siria y de Palestina a que vean en Pedro al líder destacado de su origen. A pesar de ser débil y perseguida, la comunidad tiene un fundamento firme, por la palabra de Jesús. La función de ser piedra como fundamento de la fe evoca la palabra de Dios al pueblo en exilio: “Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia y que buscan a Yavé. Miren la piedra de que fueron tallados y el corte en la roca de donde fueron sacados. Miren a Abraham, su padre, y a Sara que los dio a luz; él, que era uno solo cuando lo llamé, se multiplicó luego que lo bendije”. (Is 51,1-2). Indica que en Pedro existe un nuevo comienzo del pueblo de Dios.
(b) Las llaves del Reino: Pedro recibe las llaves del Reino. El mismo poder de ligar y desligar es dado a las comunidades (Mt 18,18) y a los otros discípulos (Jn 20,23). Uno de los puntos en que el evangelio de Mateo más insiste es la reconciliación y el perdón. Es una de las tareas más importantes de los coordinadores y coordinadoras de las comunidades. Imitando a Pedro, deben atar y desatar, esto es, hacer el que haya reconciliación, aceptación mutua, construcción de fraternidad, hasta setenta veces siete (Mt 18,22).
• Mateo 16,21-22: Jesús completa lo que falta en la respuesta de Pedro, y éste reacciona. Jesús empieza a decir: “que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día”. Al decir que debía ir y que debía morir, o que era necesario sufrir, indicaba que el sufrimiento estaba previsto en las profecías. El camino del Mesías no era sólo de triunfo y de gloria, sino también ¡de sufrimiento y de cruz! Si Pedro acepta a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, debería aceptarlo también como Mesías Siervo que va a morir. Pero Pedro no acepta la corrección de Jesús y trata de disuadirlo. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
• Mateo 16,23: La respuesta de Jesús a Pedro: piedra de tropiezo. La respuesta de Jesús es sorprendente. Pedro quería orientar a Jesús tomando la delantera. Jesús reacciona: "«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!"
Pedro tiene que seguir a Jesús, y no el contrario. Es Jesús quien da la dirección. Satanás es aquel que desvía a la persona del camino trazado por Dios. De nuevo aparece la expresión piedra, pero ahora en el sentido opuesto. Pedro, ahora es la piedra de apoyo, ahora es la piedra de tropiezo. Así eran las comunidades de la época de Mateo, marcadas por la ambigüedad. Así somos todos nosotros y así es, según lo dicho por Juan Pablo II, el papado mismo, marcado por la misma ambigüedad de Pedro: piedra de apoyo en la fe y piedra de tropiezo en la fe.

4) Para la reflexión personal

• ¿Cuáles son en nuestra comunidad las opiniones que hay sobre Jesús? Estas diferencias en la manera de vivir y expresar la fe enriquecen la comunidad o la perjudican en su caminada?
• ¿Qué tipo de piedra es nuestra comunidad? ¿Cuál es la misión que resulta de esto para nosotros?

5) Oración final

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,
renueva en mi interior un espíritu firme;
no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu. (Sal 51,12-13)

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7 agosto 2012 2 07 /08 /agosto /2012 17:19

Lectio Divina: Miércoles XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 08 de Agosto, 2012.

Mateo 15,21-28

1) Oración inicial
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 15,21-28
Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.» Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Despídela, que viene gritando detrás de nosotros.» Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» «Sí, Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.

3) Reflexión
• Contexto. El pan de los hijos y la gran fe de una mujer cananea es el tema que presenta este pasaje del cap.15 de Mateo, que propone al lector de su evangelio una ulterior profundización de la fe en Cristo. El episodio va precedido de una iniciativa de los escribas y fariseos llagados de Jerusalén, que provocan un encontronazo de poca duración con Jesús, hasta que se alejó con sus discípulos para retirarse a la región de Tiro y de Sidón.
Mientras va de camino, lo alcanza una mujer que viene de lugares paganos. Mateo presenta a esta mujer con el apelativo de “cananea”, el cual aparece en el AT con toda su dureza. En el Deuteronomio, los habitantes de Canaán son considerados una gente llena de pecados por antonomasia, un pueblo malo e idolátrico.
• Dinámica del relato. Mientras Jesús desarrolla su actividad en Galilea y está en camino hacia Toro y Sidón, una mujer se le acerca y empieza a importunarlo con una petición de ayuda a favor de su hija enferma. La mujer se dirige a Jesús con el título de “hijo de David”, un título que suena a extraño en boca de una pagana y que podría encontrar justificación en la extrema necesidad que vive la mujer. Podría pensarse que esta mujer ya cree de algún modo en la persona de Jesús como el salvador final, pero esto se excluye puesto que sólo en el v.28 aparece reconocido su acto de fe, justamente por parte de Jesús. En el diálogo con la mujer, parece que Jesús muestra la misma distancia y desconfianza que había entre el pueblo de Israel y los paganos. Por un lado, Jesús manifiesta a la mujer la prioridad de Israel en acceder a la salvación y, ante la insistente demanda de su interlocutora, Jesús parece tomar distancias, una actitud incomprensible para el lector, pero en la intención de Jesús expresa un alto valor pedagógico. A la súplica primera “Ten piedad de mi, Señor, hijo de David”, no responde Jesús. A la segunda intervención, esta vez por parte de los discípulos que lo invitan a atender a la mujer, sólo expresa un rechazo que subraya aquella secular distancia entre el pueblo elegido y los pueblos paganos (vv.23b-24). Pero a la insistencia del ruego de la mujer que se postra ante Jesús, sigue una respuesta dura y misteriosa: “no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos” (v.26). La mujer va más allá de la dureza de las palabras de Jesús y se acoge a un pequeño signo de esperanza: la mujer reconoce que el plan de Dios que Jesús lleva adelante afecta inicialmente al pueblo elegido y Jesús pide a la mujer el reconocimiento de esta prioridad; la mujer explota esta prioridad con el fin de presentar un motivo fuerte para obtener el milagro: ”También los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” (v.27). La mujer ha superado la prueba de la fe: “Mujer, grande es tu fe” (v.28); de hecho, a la humilde insistencia de su fe, Jesús responde con un gesto de salvación.
Este episodio dirige a todo lector del Evangelio una invitación a tener una actitud de “apertura” hacia todos, creyentes o no, es decir, una disponibilidad y acogida sin reserva hacia cualquier hombre.

4. Para la reflexión personal
• La palabra escrutadora de Dios te invita a romper tu cerrazón y tus pequeños esquemas. ¿Eres capaz de acoger a todos los hermanos que se acercan a ti?
• ¿Eres consciente de tu pobreza para ser capaz, como la cananea, de confiarte a la palabra salvífica de Jesús?

5) Oración final
Señor, no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme el gozo de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso. (Sal 51,13-14)

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6 agosto 2012 1 06 /08 /agosto /2012 19:17

Lectio Divina: Martes XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 07 de Agosto, 2012.

 Mateo 14,22-36

1) Oración inicial

Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 14,22-36
Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Ánimo!, soy yo; no temáis.» Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas.» «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.»Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy describe la travesía difícil y cansada del mar de Galilea en un barco frágil, empujado por el viento contrario. Entre el Sermón de las Parábolas (Mt 13) y el de la Comunidad (Mt 18), está, de nuevo, la parte narrativa (Mt 14 hasta 17). El Sermón de las Parábolas llamaba nuestra atención hacia la presencia del Reino. Ahora, la parte narrativa muestra cómo esta presencia acontece provocando reacciones a favor y en contra de Jesús. En Nazaret no fue aceptado (Mt 13,53-58) y el rey Herodes pensaba que Jesús fuera una especie de reencarnación de Juan Bautista, asesinado por él (Mt 14,1-12). La gente pobre, sin embargo, reconocía en Jesús el enviado de Dios y le seguía en el desierto, donde aconteció la multiplicación de los panes (Mt 14,13-21). Después de la multiplicación de los panes, Jesús despide a la multitud y manda a los discípulos a que hagan la travesía, descrita en el evangelio de hoy (Mt 14,22-36).
• Mateo 14,22-24: Iniciar la travesía a petición de Jesús. Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir al otro lado del mar, donde estaba la tierra de los paganos. El mismo subió a la montaña para rezar. La barca simboliza la comunidad. Tiene la misión de dirigirse a los paganos y de anunciar a ellos también la Buena Nueva del Reino que da vida a una nueva manera de convivir en comunidad. Pero la travesía es cansada y se demora. La barca es agitada por las olas, pues el viento es contrario. A pesar de estar remando toda la noche, falta mucho para llegar a tierra. Faltaba mucho para que las comunidades hiciesen la travesía hacia los paganos. Jesús no fue con los discípulos. Ellos debían aprender a enfrentarse a las dificultades, unidos y fortalecidos por la fe en Jesús quien los envió. El contraste es grande: Jesús en paz junto a Dios rezando en lo alto de la montaña, y los discípulos medio perdidos abajo, en el mar revuelto.
• La travesía para el otro lado del lago simboliza también la difícil travesía de las comunidades del final del primer siglo. Ellas tenían que salir del mundo cerrado de la antigua observancia de la ley, para la nueva manera de observar la Ley del amor, enseñada por Jesús; salir de la conciencia de pertenecer al pueblo elegido, privilegiado por Dios entre todos los pueblos, para la certeza de que en Cristo todos los pueblos estaban siendo fundidos en un único Pueblo ante Dios; salir del aislamiento de la intolerancia para el mundo abierto de la acogida y de la gratuidad. También nosotros hoy estamos en una travesía difícil para un nuevo tiempo y una nueva manera de ser iglesia. Travesía difícil, pero necesaria. Hay momentos en la vida en que el miedo nos asalta. No falta la buena voluntad, pero no basta. Somos como una barca que se enfrenta al viento contrario.
• Mateo 14,25-27: Jesús se acerca y ellos no lo reconocen. Y a la cuarta vigilia de la noche, esto es entre las tres y las seis de la madrugada, Jesús se fue al encuentro de los discípulos. Andando sobre las aguas, llega cerca de ellos, pero ellos no lo reconocen. Gritan de miedo, pensando que fuese un fantasma. Jesús los calma diciendo: “¡Animo! ¡Soy yo! ¡No temáis!” La expresión "¡Soy yo!" es la misma con la que Dios trató de superar el miedo de Moisés cuando le envió para que libertara al pueblo de Egipto (Ex 3,14). Para las comunidades, tanto las de ayer como las de hoy, era y es muy importante escuchar de nuevo: "¡Animo! ¡Soy yo! ¡No temáis!"
• Mateo 14,28-31: Entusiasmo y flaqueza de Pedro. Sabiendo que es Jesús, Pedro pide para poder caminar sobre las aguas. Quiere experimentar el poder que domina la furia del mar. Un poder que, en la Biblia, es exclusivo de Dios (Gén 1,6; Sal 104,6-9). Jesús permite que él participe de ese poder. Pero Pedro tiene miedo. Piensa que se hunde y grita: "¡Señor! Sálvame!" Jesús lo asegura y reprende: "¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?" Pedro tiene más fuerza de lo que se imagina, pero tiene miedo ante las olas contrarias y no cree en el poder de Dios que existe en él. Las comunidades no creen en la fuerza del Espíritu que existe en ellas, y que actúa mediante la fe. Es la fuerza de la resurrección (Ef 1,19-20).
• Mateo 14,32-33: Jesús es el Hijo de Dios. Ante la ola que avanza sobre él, Pedro se hunde en el mar por falta de fe. Después de salvarse, él y Jesús, entran en la barca y el viento amaina. Los otros discípulos, que estaban en el barco, se quedan maravillados y se arrodillan ante Jesús, reconociendo en él el Hijo de Dios: "Verdaderamente eres Hijo de Dios". Más tarde, Pedro también va a profesar la misma fe en Jesús: “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo” (Mt 16,16). Así, Mateo sugiere que no es sólo Pedro el que sustenta la fe de los discípulos, sino que la fe de los discípulos sustenta la fe Pedro.
• Mateo 14,34-36: Le presentaron todos los enfermos. El episodio de la travesía termina con este final bien bonito: “ Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados”.

4) Para la reflexión personal

• En tu vida, ¿hubo alguna vez un viento así de contrario? ¿Cómo y qué hiciste para vencerlo? ¿Ya aconteció alguna vez en la comunidad? ¿Cómo lo superasteis?
• ¿Cuál es la travesía que hoy están haciendo las comunidades? ¿De dónde y hacia dónde? ¿Cómo nos ayuda todo esto a reconocer hoy la presencia de Jesús en las olas contrarias de la vida?

5) Oración final

Aléjame del camino de la mentira
y dame la gracia de tu ley.
He escogido el camino de la lealtad,
me conformo a tus disposiciones. (Sal 119,29-30)

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