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21 abril 2012 6 21 /04 /abril /2012 05:32

Lecturas: III Domingo de Pascua 22 de abril de 2012

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 3, 13-15.17.19

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:

-- El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis ante Pilato, cuando había declarado soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas: que su Mesías tenía que padecer. Por tanto arrepentíos y convertíos para que se borren vuestros pecados.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

SALMO 4

R.- HAZ BRILLAR SOBRE NOSOTROS EL RESPLANDOR DE TU ROSTRO

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío,

tu que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mi y escucha mi oración. R.-

 

Hay muchos que dicen:

"¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?". R.-

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú sólo Señor, me haces vivir tranquilo. R.-

SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN 2, 1-5a

Hijos míos:

Os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo le conozco" y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en El.

Palabra de Dios

ALELUYA Lc 24, 32

Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas

EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 23, 35-48

En aquel tiempo contaban los discípulos lo que les había acontecido en el camino y como reconocieron a Jesús en el partir el pan. Mientras hablaba; se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo:

-- Paz a vosotros.

Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo:

--¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:

--¿Tenéis ahí algo que comer?

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. El lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:

--Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:

--Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.

Palabra del Señor

Fuente: www.betania.es

 

 

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31 marzo 2012 6 31 /03 /marzo /2012 03:28

 

 

 

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Isaías (50, 4-7)

En aquel entonces, dijo Isaías:

“El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento.

Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás.

Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos.

Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 21

Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?

Todos los que me ven, de mí se burlan; me hacen gestos y dicen: “Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama, que lo libre”.

Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?

Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros. Mis manos y mis pies han taladrado y se pueden contar todos mis huesos.

Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?

Reparten entre sí mis vestiduras y se juegan mi túnica a los dados. Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado.

Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?

Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob; témelo, estirpe de Israel.

Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?

 

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol

san Pablo a los Filipenses

(2, 6-11)

Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti,

Señor Jesús.

Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.

Honor y gloria a ti,

Señor Jesús.

 

Evangelio

† Pasión de nuestro Señor

Jesucristo según san Marcos

(14, 1—15, 47)

Andaban buscando apresar a Jesús a traición y darle muerte

C. Faltaban dos días para la fiesta de Pascua y de los panes Azimos. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando una manera de apresar a Jesús a traición y darle muerte, pero decían:

S. “No durante las fiestas, porque el pueblo podría amotinarse”.

 

Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura

C. Estando Jesús sentado a la mesa, en casa de Simón el leproso, en Betania, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y derramó el perfume en la cabeza de Jesús. Algunos comentaron indignados:

S. “¿A qué viene este derroche de perfume? Podía haberse vendido por más de trescientos denarios para dárselos a los pobres”.

C. Y criticaban a la mujer; pero Jesús replicó:

†.“Déjenla. ¿Por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo está bien, porque a los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran; pero a mí no me tendrán siempre. Ella ha hecho lo que podía. Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Yo les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique el Evangelio, se recordará también en su honor lo que ella ha hecho conmigo”.

Le prometieron dinero a Judas Iscariote

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero; y él andaba buscando una buena ocasión para entregarlo. 

¿Dónde está la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?

C. El primer día de la fiesta de los panes Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos:

S. “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”

C. El les dijo a dos de ellos:

†. “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘

El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’

El les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”.

C. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

 

Uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a entregar

C. Al atardecer, llegó Jesús con los Doce. Estando a la mesa, cenando les dijo:

†. “Yo les aseguro que uno de ustedes, uno que está comiendo conmigo, me va a entregar”.

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. “¿Soy yo?”

C. El respondió:

†. “Uno de los Doce; alguien que moja su pan en el mismo plato que yo. El Hijo del hombre va a morir, como está escrito: pero, ¡ay de aquel que va entregar al Hijo del hombre! ¡Más le valiera no haber nacido!”

 

Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre, sangre de la nueva alianza

C. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partio y se lo dio a sus discípulos, diciendo:

†. “Tomen: esto es mi cuerpo”.

C. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio,

todos bebieron y les dijo:

†. “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.

 

Antes de que el gallo cante do veces, tú me habrás negado tres

C. Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos y Jesús les dijo:

†. “Todos ustedes se van a escandalizar por mi causa, como está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas; pero cuando resucite iré por delante de ustedes a Galilea”.

C. Pedro replicó:

S. “Aunque todos se escandalicen, yo no”.

C. Jesús le contestó:

†. “¨Yo te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres”.

C. Pero él insistía:

S. “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”.

C. Y los demás decían lo mismo.

 

Empezó a sentir terror y angustia

C. Fueron luego a un huerto, llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos:

†. “Siéntense aquí mientras hago oración”.

C. Se llevo a Pedro, a Santiago y a Juan; empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

†. “Tengo el alma llena de una tristeza mortal. Quédense aquí, velando”.

C. Se adelantó un poco, se postró en tierra y pedía que, si era posible, se alejara de él aquella hora. Decía:

†. “Padre, tú lo puedes todo: aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”.

C. Volvió a donde estaban los discípulos, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

†. “Simón, ¿estás dormido? ¿No has podido velar ni una hora ? Velen y oren, para que no caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es débil”.

C. De nuevo se retiró y se puso a orar, repitiendo las mismas palabras. Volvió y otra vez los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño; por eso no sabían qué contestarle. El les dijo:

†. “Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora. Miren que el hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está cerca el traidor”.

 

Deténganlo y llévenlo bien sujeto

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él, gente con espadas y palos, enviada por los sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

S. “Al que yo bese, ése es. Deténgalo y llévenselo bien sujeto”.

C. Llegó se acercó y le dijo:

S. “Maestro”.

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo apresaron. Pero uno de los presentes desenvainó la espada y de un golpe le cortó la oreja a un criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

†. “¿Salieron ustedes a apresarme con espadas y palos, como si se tratara de un bandido? Todos los días he estado entre ustedes, enseñando en el templo y no me han apresado. Pero así tenía que ser para que se cumplieran las Escrituras”.

C. Todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto nada más con una sábana, y lo detuvieron; pero él soltó la sábana y se les escapó desnudo.

 

¿Eres tú el Mesías, el hijo de Dios bendito?

C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote y se reunieron todos los pontífices, los escribas y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote y se sentó con los criados, cerca de la lumbre, para calentarse.

Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban una acusación contra Jesús para condenarlo a muerte y no la encontraban. Pues, aunque muchos presentaban falsas acusaciones contra él, los

testimonios no concordaban.

Hubo unos que se pusieron de pie y dijeron:

S. “Nosotros lo hemos oído decir: ‘Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro, no edificado por hombres’ ”.

C. Pero ni aun en esto concordaba su testimonio. Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le preguntó a Jesús:

S. “¿No tienes nada que responder a todas esas acusaciones?”.

C. Pero él no le respondió nada. El sumo sacerdote le volvió a preguntar:

S. “¿Eres tú el Mesías y el Hijo de Dios bendito?”.

C. Jesús contestó:

†. “Si lo soy. Y un día verán cómo el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y cómo viene entre las nubes del cielo”.

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras exclamando:

S. “¿Qué falta hacen ya más testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?”.

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

S. “Adivina quien fue”,

C. y los criados también le daban de bofetadas.

 

No conozco a ese hombre del que ustedes hablan

C. Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Llego una criada del sumo sacerdote, y al ver a Pedro calentándose, lo miro fijamente y le dijo:

S. “Tú también andabas con Jesús Nazareno”.

C. El lo negó, diciendo:

S. “Ni sé ni entiendo lo que quieres decir”.

C. Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo cantó.

La criada, al verlo, se puso de nuevo a decir a los presentes:

S. “Ese es uno de ellos”.

C. Pero él lo volvió a negar.

Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:

S. “Claro que eres uno de ellos, pues eres galileo”.

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. “No conozco a ese hombre del que hablan”.

C. En seguida cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó entonces de las palabras que le había dicho Jesús: ‘Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres’,y rompió a llorar.

 

¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?

C. Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato.Este le preguntó:

S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”

C. El respondió:

†. “Sí lo soy”.

C. Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.

Pilato le pregunto de nuevo:

S. “¿No contestas nada?. Mira de cuántas cosas te acusan”.

C. Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy extrañado.

Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al preso que ellos pidieran. Estaba entonces en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en un motín.Vino la gente y empezó a pedir el indulto de costumbre.

Pilato les dijo:

S. “¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”

C. Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato les volvió a preguntar:

S. “¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los judíos?”

C. Ellos gritaron:

S. “¡Crucifícalo!”

C. Pilato les dijo:

S. “Pues, ¿qué mal ha hecho?”

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. “¡Crucifícalo!”

C. Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.

 

Le pusieron una corona de espinas.

C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a todo el batallón. Lo vistieron con un manto de color púrpura, le pusieron una corona de espinas que habían trenzado, y comenzaron a burlarse de él dirigiéndole este saludo:

S. “¡Viva el rey de los Judíos!”

C. Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y doblando las rodillas, se postraban ante él.

Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto de color púrpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para crucificarlo.

 

Llevaron a Jesús al Gólgota

C. Entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso del campo, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir “lugar de la Calavera”). Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo aceptó.

Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qué le tocaba a cada uno.

 

Fue contado entre los malhechores

C. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la escritura que dice: Fue contado entre los

malhechores.

 

Ha salvado a otros y a sí mismo no se puede salvar

C. Los que pasaban por ahí lo injuriaban meneando la cabeza y gritándole:

S. “¡Anda! Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo y baja de la cruz”.

C. Los sumos sacerdotes se burlaban también de él y le decían:

S. “Ha salvado a otros, pero a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos”.

C. Hasta los que estaban crucificados con él también lo insultaban.

 

Y dando un fuerte grito,Jesús expiró

C. Al llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con voz potente:

†. “Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?”

C. (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?). Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. “Miren, está llamando a Elías”

C. Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a un carrizo y se la acercó para que bebiera, diciendo:

S. “Vamos a ver si viene Elías a bajarlo”.

C. Pero Jesús dando un fuerte grito, expiró.

 

Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes.

C. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. El oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo:

S. “De veras este hombre era Hijo de Dios”.

C. Había también ahí unas mujeres que estaban mirando todo desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María (la madre de Santiago el menor de José) y Salomé, que cuando Jesús estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y además de ellas, otras muchas que habían venido con él a Jerusalén.

 

José tapó con una piedra la entrada del sepulcro

C. Al anochecer, como era el día de la preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro distinguido del sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios.

Se presentó con valor ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extraño de que ya hubiera muerto, y llamando al oficial, le preguntó si ya hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el oficial, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cadáver, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro excavado en una roca y tapó con una piedra la entrada del sepulcro.

María Magdalena y María, la madre de José, se fijaron en dónde lo ponían.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, señor Jesús.

 

Comentario:

- EL SIERVO DE DIOS SE ENTREGA POR TODOS

Las lecturas nos centran en el modelo del camino pascual, Cristo Jesús, que va a pasar, a través de la muerte, a la nueva vida: el Siervo de Yahvé, solidario con sus hermanos, que se entrega hasta la muerte, y así salva a toda la comunidad.

La 1a lectura nos hace escuchar el tercer canto del Siervo de Yahvé. Sin detenernos mucho en la exégesis de este poema, debemos hacer ver las actitudes del Siervo que anuncia Isaías y que cumple perfectamente Jesús: las dificultades, persecución, golpes e insultos que encontrará en su camino, y su confianza en Dios, que le permite ser fiel hasta el final. Para que aprendamos también nosotros y tengamos ánimos: "Ofrecí la espalda a los que me golpeaban... para saber decir al abatido una palabra de aliento". En la 2a lectura, san Pablo nos presenta con otro "himno" cómo Cristo ha bajado, en su solidaridad con nosotros, hasta la renuncia total y la humillación de la muerte (movimiento descendente), pero ha sido elevado por el Padre hasta la gloria (movimiento ascendente). Pascua significa eso: el "paso" por la muerte a la vida. Pablo nos lo dice para animarnos a que nuestro programa de vida sea el mismo que el de Jesús.

El evangelio de Mateo es la cumbre del mensaje de hoy: la comunidad escucha una vez más, desde la fe y la admiración, el camino que ha seguido Jesús a la cruz y a la resurrección. Un camino serio, solidario, prototipo de todo el dolor de la humanidad y también del estilo con que Dios ha asumido nuestro mal y nos ha querido salvar por el perdón y el amor. Volveremos a escuchar la Pasión -esta vez según Juan-, el Viernes, el primer día del Triduo Pascual.

- ACOMPAÑAR A CRISTO EN SU PASCUA

Las tres lecturas nos muestran la seriedad del dolor de Cristo, y de su aceptación de la cruz. El salmo nos ha hecho decir juntamente con él: "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", expresión dramática de la soledad y del dolor de un moribundo que se siente olvidado incluso por Dios. Cristo se ha solidarizado con nuestra condición humana hasta la profundidad de la misma muerte.

Pero en las tres hay también un tono de esperanza. El Siervo se siente apoyado por Dios: "Mi Señor me ayudaba... y sé que no quedaré avergonzado". En el poema de Pablo se asegura: "Dios lo levantó sobre todo...". La pasión que leemos tendrá su complemento en la gozosa proclamación del evangelio en la Vigilia Pascual, en la noche del 3 al 4 de abril.

Tres aclamaciones marcan esta semana: desde el "hosanna" de hoy, pasando por el "crucifícale", hasta el gozoso "aleluya, ha resucitado" de la noche pascual. Tres palabras que retratan el camino de Jesús y que nos dan ánimos a nosotros para el nuestro. Acompañar a Cristo en su Semana Santa supone los dos aspectos: la muerte y la resurrección, el dolor y la alegría, la entrega y el premio. Somos invitados, desde hoy, no sólo a meditar y orar este misterio de la Pascua, sino a vivirla en nuestra existencia, aceptando con fidelidad lo que pueda comportarnos de esfuerzo el ser cristianos y alimentando una confianza absoluta en el Dios que es Padre lleno de amor, y cuyo última palabra no es la muerte, sino la vida, como en Jesús. Si le acompañamos a la cruz, también seremos partícipes de su nueva vida de Resucitado.

 

 

 

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30 marzo 2012 5 30 /03 /marzo /2012 03:32

Lecturas: Domingo de Ramos. Ciclo B. 01 de abril de 2012

PROCESIÓN DE LAS PALMAS

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 11, 1-10

Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:

-- Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: "El Señor lo necesita y lo devolverá pronto."

Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron:

-- ¿Por qué tenéis que desatar el borrico?

Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el borrico, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban:

- Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!

 

MISA DE LA PASIÓN

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 50, 4-7

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

SALMO 21

R.- DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

Al verme, se burlan de mí,

hacen visajes, menean la cabeza:

Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;

que lo libre, si tanto lo quiere. R.-

 

Me acorrala una jauría de mastines,

me cerca una banda de malhechores;

me taladran las manos y los pies,

puedo contar mis huesos. R.-

 

Se reparten mi ropa,

echan a suertes mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos;

fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.-

 

Contaré tu fama a mis hermanos,

en medio de la asamblea te alabaré.

Fieles del Señor, alabadlo;

linaje de Jacob, glorificadlo;

tenedlo, linaje de Israel. R.-

SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble --en el cielo, en la tierra, en el abismo--, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

ACLAMACIÓN FIL 2, 8,9

Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo nombre”

EVANGELIO

Nota importante.- El presente texto del Evangelio está editado para que sea leído por varios lectores, siguiendo la tradición litúrgica de la escenificación solemne. Así los párrafos iniciados con la cruz (+) corresponden a las palabras pronunciadas por Jesucristo y las lee el sacerdote. Con la ese (S) son otros personajes, también llamados “sinagoga”, y con la ce (C) el cronista. Asimismo se ha marcado con la palabra PAUSA los espacio o lugares de pausa  o hay instrucciones de culto

 

 PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14, 1-15, 47.

Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los letrados pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

S.-- No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón5 el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó en la cabeza. Algunos comentaban indignados:

S.- ¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres.

C Y regañaban a la mujer Pero Jesús replicó:

+. Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: sé ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta.

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oirlo3 se alegraron y le prometieron dinero. El andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

PAUSA

El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

S. ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

El envió a dos discípulos diciéndoles:

+ -- Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?

Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer fue con los Doce. Estando a la mesa comiendo dijo Jesús:

+-- Os aseguro, que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.

C- Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. ¿Seré yo?

C. Respondió:

+- Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del Hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición5 lo partió y se lo dio diciendo:

+- Tomad, esto es mi cuerpo.

C. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.

Y les dijo:

+- Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro, que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.

C. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo:

+- Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.»

Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.

C. Pedro replicó:

S.- Aunque todos caigan, yo no. Jesús le contestó:

+- Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo dos veces, me habrás negado tres.

S. Pero él insistía:

Aunque tenga que morir contigo, no te negare. Y los demás decían lo mismo. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní y dijo a sus discípulos

+- Sentaos aquí mientras voy a orar.

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

+- Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

+- iAbba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.

C. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

+- Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:

+- Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.

PAUSA

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los letrados y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

S.- Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto.

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S.- ¡Maestro!

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

+- ¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras,

C .Y todos lo abandonaron y huyeron.

Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los letrados y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse.

Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose de pie, daban testimonio contra él diciendo:

S.- Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres.»

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios.

El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:

S.- ¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo preguntándole

S.- ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

C. Jesús contesto.

+- Si lo soy. Y veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:

S.- ¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decidís?

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

S- Haz de profeta

C. Y los criados le daban bofetadas.

PAUSA

Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y dijo:

S. - También tú andabas con Jesús el Nazareno.

C. El lo negó diciendo:

S. - Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.

C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó.

La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

S - Este es uno de ellos.

C. Y él lo volvió a negar.

Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:

S. - Seguro que eres uno de ellos, pues eres Galileo.

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S - No conozco a ese hombre que decís.

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús “Antes de que cante él gallo dos veces, me habrás negado tres”, y rompió a llorar.

Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los letrados y el sanedrín en pleno, prepararon la sentencia; y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.

Pilato le preguntó:

S.- ¿Eres tú el rey de los judíos?

C. El respondió:

+ - Tú lo dices.

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.

Pilato le preguntó de nuevo:

S. - ¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.

C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.

Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre.

Pilato les contestó:

S. - ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.

Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.

Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S.- ¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?

C. Ellos gritaron de nuevo:

S.- Crucifícalo.

C. Pilato les dijo:

S.- Pues ¿qué mal ha hecho?

C. Ellos gritaron más fuerte:

S.- Crucifícalo.

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Los soldados se lo llevaron al interior del palacio - al pretorio y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

S.- ¡Salve rey de los judíos!

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.

Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «La Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.

PAUSA

Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDIOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.»

Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S.- ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.

C. Los sumos sacerdotes, se burlaban también de él diciendo:

S.- A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.

C. También los que estaban crucificados con él 10 insultaban. Al llegar el mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

+- Eloí Eloí lamá sabactaní. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S.- Mira, está llamando a Elías.

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:

S.- Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.

C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

(Todos se arrodillan, y se hace una pausa)

PAUSA

El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S- Realmente este hombre era Hijo de Dios.

C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble magistrado, que también aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.

Pilato se extrañó de qué hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto.

Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían.

Palabra del Señor

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23 marzo 2012 5 23 /03 /marzo /2012 02:52

Lecturas V Domingo de Cuaresma 
25 de marzo de 2012

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE JEREMÍAS 31, 31-34

Mirad que llegan días --oráculo del Señor-- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la que hice con vuestros padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: Ellos, aunque yo era su Señor, quebrantaron mi alianza --oráculo del Señor--. Si no que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días --oráculo del Señor--: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: Reconoce al Señor. Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande --oráculo del Señor--, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

SALMO 50

R.- OH, DIOS CREA EN MI UN CORAZÓN PURO

 

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;

por tu inmensa compasión borra mi culpa,

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado. R.-

 

Oh, Dios crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes dentro lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu. R.-

 

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso.

Enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti. R.-

SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS 5, 7-9

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas presentó oraciones y suplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de la salvación eterna.

Palabra de Dios

EVANGELIO

 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 12, 20-33

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos gentiles; éstos acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:

-- Señor, quisiéramos ver a Jesús.

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:

-- Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva el Padre le premiará. Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré? : Padre líbrame e esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre glorifica tu nombre.

Entonces vino una voz del cielo:

-- Lo he glorificado y volveré a glorificarlo

La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo:

-- Esta voz no he venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Palabra del Señor

 

 

CANTOS PARA EL V DOMINGO DE CUARESMA

Entrada:  Hacia Ti Morada Santa (MCJ 185)

 

Rito Penitencial:  Ten Piedad (NCJ 594)

 

Santo:  Santo Llanero (MCJ 629)

 

Comunión: Un Mandamiento Nuevo (MCJ 243; No Soy digno de Ti Señor (MCJ 161)

 

Final: Canto a la Virgen María

 

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17 marzo 2012 6 17 /03 /marzo /2012 01:52

Lecturas del IV Domingo de Cuaresma. Ciclo B. 18 de marzo de 2012

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL SEGUNDO LIBRO DE LAS CRÓNICAS 36, 14-16. 19-23

En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio.

Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías:

-- Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.

En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino:

-- Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

SALMO 136

R.- QUE SE ME PEGUE LA LENGUA AL PALADAR SI NO ME ACUERDO DE TI.

 

Junto a los canales de Babilonia

nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;

en los sauces de sus orillas

colgábamos nuestras cítaras. R.-

 

Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar;

nuestros opresores, a divertirlos:

«Cantadnos un cantar de Sión.» R.-

 

¡Cómo cantar un cántico del Señor

en tierra extranjera!

Si me olvido de ti, Jerusalén,

que se me paralice la mano derecha. R.-

 

Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti,

si no pongo a Jerusalén

en la cumbre e mis alegrías. R.-

SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 2, 4-10

Hermanos:

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo --por pura gracia estáis salvados--, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con Él. Así muestra en todos los tiempos la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.

Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todos los que creen en Él tienen vida eterna.

EVANGELIO

 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 3, 14- 21

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

-- Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en él no será condenado; el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor

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8 marzo 2012 4 08 /03 /marzo /2012 17:42

Lecturas III Domingo de Cuaresma 
11 de marzo de 2012

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 20, 1-17

En aquellos días el Señor pronunció las siguientes palabras:

-- Yo soy el señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos --figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra--. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso dedicado al Señor, tu Dios: No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que vive en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó, por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarán tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni un asno, ni nada que sea de él.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

SALMO 18

R.- SEÑOR TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA.

La ley del Señor es perfecta

y es descanso del alma;

el precepto del Señor es fiel

e instruye al ignorante R.-

 

Los mandatos del Señor son rectos

y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida

y da luz a los ojos. R.-

 

La voluntad del Señor es pura

y eternamente estable;

los mandamientos del Señor son verdaderos

y enteramente justos. R.-

 

Más preciosos que el oro,

más que el oro fino;

más dulces que la miel

de un panal que destila. R.-

SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1, 22-25

Hermanos:

Los judíos exigen signos; los griegos buscan sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado; escándalo para los judíos, necedad para los griegos; pero para los llamados a Cristo --judíos o griegos--: fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

Palabra de Dios

ACLAMACIÓN Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todo el que cree en Él tiene vida eterna.

EVANGELIO

 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 2, 13- 25

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:

-- Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "el celo de tu casa me devora".

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:

-- ¿Qué signos nos muestras para obrar así?

Jesús contestó:

-- Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

Los judíos replicaron:

-- Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de lo que había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía, pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Palabra del Señor

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