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26 mayo 2011 4 26 /05 /mayo /2011 02:05

Evangelio del Jueves V Semana de Pascua. Ciclo A. 26 de mayo 2011.

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (15, 9-11)

Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor.

Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena”.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

Al final de su camino, Jesús puede hablar con propiedad y autoridad sobre la alegría y felicidad que ha alcanzado por la vía de la entrega de su vida a la causa del Reino. Alegría y felicidad que al mismo tiempo él propone también para sus seguidores: “Les he dicho esto para que participen de mi alegría y sean plenamente felices”. No tiene sentido, entonces, buscar las fuentes de la alegría y la felicidad al margen de Jesús y su evangelio de vida; en esto nos hemos equivocado demasiado como cristianos; ante las primeras dificultades y contradicciones solemos poner en tela de juicio el sentido y la finalidad de nuestra vocación cristiana y misionera.

Cierto que la vocación al servicio del Reino no contempla el dolor y la persecución como “pre-requisito”; sin embargo, estarán siempre ahí, porque la calidad del mensaje, el sentido que busca, deja al descubierto a todos los que se oponen al plan de amor y de justicia querido por Dios; y la única forma de reaccionar de éstos es el rechazo a través de la violencia.

 

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25 mayo 2011 3 25 /05 /mayo /2011 03:06

Evangelio del Miércoles V Semana de Pascua. Ciclo A. 25 de mayo 2011.

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (15, 1-8)

Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.

Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

En contraste con las discusiones suscitadas en el seno de las comunidades primitivas sobre si era necesario o no mantener las costumbres recibidas del judaísmo y otros aspectos que les reforzaran su nueva identidad cristiana (primera lectura), el evangelio nos dice que basta sólo una cosa: Mantenerse unidos a Jesús, y para ello emplea Juan la figura de la planta de la uva, de la vid. Jesús es esa planta, o el tronco más exactamente, y sus discípulos son las ramas; quien quiera dar fruto no puede desprenderse del tronco, porque, separados de él, no es posible hacer nada.

Estas palabras las dirige Jesús a sus discípulos después de que les ha lavado los pies y después de que les ha dado la certeza de no perderse si lo toman a él como único camino, como la verdad misma que confiere la vida, y después de que les ha otorgado el don de la paz. No quedan, pues, los discípulos como barcas a la deriva; tienen elementos más que suficientes para poner en práctica lo que hará que brille siempre en ellos esa presencia actuante del Maestro.

 

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13 mayo 2011 5 13 /05 /mayo /2011 21:52

Evangelio del Domingo IV Semana de Pascua. Ciclo A. 16 de mayo 2011.

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (10, 1-10)

Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas.

A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas,camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.

Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos.

El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

En el evangelio, dos discípulos, que no eran del grupo de los once (v.33) se dirigen a Emaús. Probablemente se trata de un hombre y una mujer, casados, (también había mujeres discípulas), que regresaban a su pueblo natal frustrados por los últimos acontecimientos de la capital. Mientras conversaban, Jesús se acerca ycomienza a caminar con ellos, al fin y al cabo es el Emmanuel. Pero ellos nopueden reconocerlo, sus ojos están cerrados. ¿Por qué? Porque en el fondo todavía tenían la idea de un mesías profeta-nacionalista, que conquistaría el mundo enteropara ser dominado por las autoridades de Israel, un mesías necesariamente triunfador. Por eso, estaban viendo en la cruz y en la muerte del maestro, el fracaso de un proyecto en el cual habían puesto sus esperanzas.

Serán las Escrituras las primeras gotas que Jesús echa en los ojos del corazón deestos discípulos, para que puedan ver y entender que no es con el triunfalismo mesiánico, sino con el sufrimiento del siervo de Yavé, como se conquista el Reino de Dios; un sufrimiento que no es masoquismo, sino un cargar conscientementecon las consecuencias de la opción de amar a la humanidad, actitud difícil deentender en una sociedad dominada por un poder de dominio que mata a quien seinterpone en su camino. Por la vida, hasta dar la misma vida, es el testimonio deJesús ante sus dos compañeros.

El relato de los discípulos de Emaús es una pieza bellísima, evidentementeteológica, literaria. No es, en absoluto, una narración ingenua directa de un hechotal como sucedió. Es una composición elaborada, simbólica, que quiere dar unmensaje. Y como todo símbolo, que no lleva adjunto un manual de explicación, permanece «abierto», es decir, es susceptible de múltiples interpretaciones. Y desde cada nuevo contexto social, en cada nueva hora de la historia, los creyentesse confrontarán con ese símbolo y extraerán nuevas lecciones.

Nos dice San Agustín:

«Pues bien, hermanos, ¿cuándo se dejó reconocer el Señor? En la fracción del pan. En nosotros no hay ninguna sorpresa: partimos el pan y reconocemos al Señor. (...) Tú, que crees en El, que no llevas en vano el nombre de cristiano; tú, que no entras en la Iglesia por azar; tú, que escuchas la palabra de Dios con temor y esperanza, hallas consuelo en la fracción del pan. La ausencia de Dios no es una ausencia. Ten fe, y El estará contigo, aunque no lo veas. Estos discípulos durante su conversación con el Señor no tenían fe. No creían que hubiese resucitado y no sabían que podía resucitar. Caminaban, muertos, junto a un viviente; caminaban, muertos, junto a la vida. Junto a ellos caminaba la vida. Pero en sus corazones no había renacido vida alguna.

Si tú quieres la vida, imita a los discípulos y reconocerás al Señor. Le ofrecieron su hospitalidad. El Señor parecía decidido a seguir camino, pero lo retuvieron. Cuando llegaron al término de su viaje, le dijeron: «Quédate con nosotros, porque es tarde y el día se acaba» Retened con vosotros al extranjero, si queréis reconocer al Señor. La hospitalidad les devolvió lo que la duda les había quitado. El Señor se manifestó en la fracción del pan. Aprended a buscar al Señor, a poseerlo, a reconocerlo cuando coméis. Instruidos en esta verdad, los fieles entienden el sentido de este texto mejor que aquéllos que no son iniciados."

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13 mayo 2011 5 13 /05 /mayo /2011 21:09

Evangelio del Sábado III Semana de Pascua. Ciclo A. 14 de mayo 2011.

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (15, 9-17)

Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes sonmis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los

unos a los otros”.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

El seguimiento y el testimonio que estamos llamados a dar es sumamente sencillo, según lo escuchamos en el evangelio de hoy; basta con amarnos tal como lo expresa Jesús: “Permanezcan en mi amor; si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor”; y, a renglón seguido, Juan pone en boca de Jesús el único mandamiento en el cual queda asumida toda la ley y los profetas”: “Amarse los unos a los otros”.

No tiene ningún sentido hablar de más normas y de más leyes, si antes no estamos seguros y convencidos del amor que vivimos. Después de cada una de nuestras obras, de cada acción, de cada día que termina, deberíamos preguntarnos siempre qué papel está desempeñando el amor en mi vida y en la vida de la comunidad; qué cerca oqué lejos estamos del único mandamiento de Jesús.

Decíamos que es sumamente sencillo el objetivo para el cual Jesús nos llama; pero no porque sea simple es fácil de llevar a la práctica; en veintiún siglos de existencia delcamino cristiano ¡cuán lejos nos encontramos de ese ideal de amor y de fraternidad querido por el Maestro!

 

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11 mayo 2011 3 11 /05 /mayo /2011 23:44

Evangelio del Jueves III Semana de Pascua. Ciclo A. 12 de mayo 2011

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 44-51)

Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.

Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dares mi carne para que el mundo tenga vida”.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

Los antepasados del pueblo de Jesús no entendieron cabalmente el signo del maná, allá en el desierto, en sus inicios como pueblo libre. El plan de Dios, cuando losrescató del poderío egipcio, fue construir con aquella masa de esclavos un modelo alternativo de vida nueva basado en la fraternidad, la solidaridad y la igualdad. Diosinsiste en que aquel alimento que caía del cielo debía ser compartido de manera equitativa; que nadie debía tomar más de lo necesario, ni guardarlo para el día siguiente,porque día tras día había para todos. Se trata del querer de Dios expuesto al pueblo como una alternativa que podría garantizarle vida para siempre.

Como ya dijimos, aquellos antepasados no supieron mantenerse fieles a ese querer divino; dieron rienda suelta a la ambición y a la codicia, y terminaron víctimas de supropia infidelidad y desobediencia. Jesús, que conoce profundamente la voluntad del Padre, se presenta y se ofrece como ese pan que perdura; es decir, muestra unaforma alterna de vida que puede llevar a sus seguidores a su realización, a no sentir más el hambre y la sed.

 

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9 mayo 2011 1 09 /05 /mayo /2011 22:55

Evangelio del Martes III Semana de Pascua. Ciclo A. 10 de mayo 2011

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 30-35)

Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron elmaná en el desierto, como está escrito:

Les dio a comer pan del cielo”.

Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”.

Entonces le dijeron:

“Señor, danos siempre de ese pan”.

Jesús les contestó:

“Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

La gente que iba detrás de Jesús quería ver cosas extraordinarias para poder creer. Según estas personas, nadie había logrado obrar algo tan maravilloso como lologró Moisés en el desierto, cuando alimentó al pueblo con maná. Sin embargo, y a pesar de ser algo tan extraordinario según su mentalidad, sus antepasadosmurieron; es decir que ¿acaso lo verdaderamente maravilloso y extraordinario no sería que el maná los hubiera vuelto inmortales?

Pues Jesús corrige el error de sus opositores; no fue Moisés, fue el Padre quien les dio el pan del cielo; sin embargo, no era ése el pan definitivo; por eso murieron”, el que  da la vida en verdad es el mismo Jesús. El auditorio no entendió muy bien qué era lo que quería decirles Jesús, pues ellos siguieron con la idea de un milagro que los hiciera inmortales. Por eso, muy a la ligera, le piden: “Señor, danos siempre de ese pan”. Y ése es el momento propicio para Jesús, para revelarse como el pan verdadero: “Yo soy el pan de vida”; pan que no hay que consumirlo como el alimento mágico en el que piensan los oyentes de Jesús, sino un pan que hay que asimilarlo viviéndolo e imitándolo.

 

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7 mayo 2011 6 07 /05 /mayo /2011 18:44

Evangelio del Domingo III Semana de Pascua. Ciclo A. 08 de mayo 2011

 

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (24, 13-35)

Gloría a ti, Señor.

 

El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.

Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. El les preguntó: “¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?”

Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?”

El les preguntó: “¿Qué cosa?”

Ellos le respondieron: “Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo.Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron.

Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron”.

Entonces Jesús les dijo:

“¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?” Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.

Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, por que ya es tarde y pronto va a oscurecer”. Y entró para quedarse con ellos.

Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!”.

Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron:

“De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón”. Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

En el evangelio, dos discípulos, que no eran del grupo de los once (v.33) se dirigen a Emaús. Probablemente se trata de un hombre y una mujer, casados, (también había mujeres discípulas), que regresaban a su pueblo natal frustrados por los últimos acontecimientos de la capital. Mientras conversaban, Jesús se acerca y comienza a caminar con ellos, al fin y al cabo es el Emmanuel. Pero ellos no pueden reconocerlo, sus ojos están cerrados. ¿Por qué? Porque en el fondo todavía tenían la idea de un mesías profeta-nacionalista, que conquistaría el mundo entero para ser dominado por las autoridades de Israel, un mesías necesariamente triunfador. Por eso, estaban viendo en la cruz y en la muerte del maestro, el fracaso de un proyecto en el cual habían puesto sus esperanzas.

Serán las Escrituras las primeras gotas que Jesús echa en los ojos del corazón de estos discípulos, para que puedan ver y entender que no es con el triunfalismo mesiánico, sino con el sufrimiento del siervo de Yavé, como se conquista el Reino de Dios; un sufrimiento que no es masoquismo, sino un cargar conscientemente con las consecuencias de la opción de amar a la humanidad, actitud difícil de entender en una sociedad dominada por un poder de dominio que mata a quien se interpone en su camino. Por la vida, hasta dar la misma vida, es el testimonio de Jesús ante sus dos compañeros.

El relato de los discípulos de Emaús es una pieza bellísima, evidentemente teológica, literaria. No es, en absoluto, una narración ingenua directa de un hecho tal como sucedió. Es una composición elaborada, simbólica, que quiere dar un mensaje. Y como todo símbolo, que no lleva adjunto un manual de explicación, permanece «abierto», es decir, es susceptible de múltiples interpretaciones. Y desde cada nuevo contexto social, en cada nueva hora de la historia, los creyentes se confrontarán con ese símbolo y extraerán nuevas lecciones.

Nos dice San Agustin:

«Pues bien, hermanos, ¿cuándo se dejó reconocer el Señor? En la fracción del pan. En nosotros no hay ninguna sorpresa: partimos el pan y reconocemos al Señor. (...) Tú, que crees en El, que no llevas en vano el nombre de cristiano; tú, que no entras en la Iglesia por azar; tú, que escuchas la palabra de Dios con temor y esperanza, hallas consuelo en la fracción del pan. La ausencia de Dios no es una ausencia. Ten fe, y El estará contigo, aunque no lo veas. Estos discípulos durante su conversación con el Señor no tenían fe. No creían que hubiese resucitado y no sabían que podía resucitar. Caminaban, muertos, junto a un viviente; caminaban, muertos, junto a la vida. Junto a ellos caminaba la vida. Pero en sus corazones no había renacido vida alguna.

Si tú quieres la vida, imita a los discípulos y reconocerás al Señor. Le ofrecieron su hospitalidad. El Señor parecía decidido a seguir camino, pero lo retuvieron. Cuando llegaron al término de su viaje, le dijeron: «Quédate con nosotros, porque es tarde y el día se acaba» Retened con vosotros al extranjero, si queréis reconocer al Señor. La hospitalidad les devolvió lo que la duda les había quitado. El Señor se manifestó en la fracción del pan. Aprended a buscar al Señor, a poseerlo, a reconocerlo cuando coméis. Instruidos en esta verdad, los fieles entienden el sentido de este texto mejor que aquéllos que no son iniciados."

 

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6 mayo 2011 5 06 /05 /mayo /2011 22:45

Evangelio del Sábado II Semana de Pascua. Ciclo A. 07 de mayo 2011.

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 16-21)

Gloria a ti, Señor.

 

Al atardecer del día de la multiplicación de los panes, los discípulos de Jesús bajaron al lago, se embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Ya había caído la noche y Jesús todavía no los había alcanzado. Soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando.

Cuando habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre las aguas, acercándose a la barca, y se asustaron. Pero él les dijo:

“Soy yo, no tengan miedo”. Ellos quisieron recogerlo a bordo y rápidamente la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.

 

Palabra  del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

Si despojamos el relato de la multiplicación del pan de una visión milagrera, fantástica y espiritualizante, entenderemos mejor la travesía del lago y la caminata de Jesús sobre el agua. El lago, la barca, los discípulos, representan a la comunidad, que intenta avanzar en el camino de construcción del proyecto heredado de Jesús, el proyecto del compartir y de la solidaridad, como una alternativa de vida en medio de un sistema que sólo proporciona división y empobrecimiento. Pero las cosas no son fáciles; por más energía que haya, por más ganas que se tengan de avanzar, las dificultades y contradicciones siempre están ahí para entorpecer el camino. Ese es el lago encrespado y revuelto que pone en peligro la estabilidad de la barca-comunidad y la vida de los discípulos.

En tal situación, lo único que trae seguridad al discípulo y a la comunidad es la presencia de Jesús, no siempre clara y nítida para el discípulo. Es entonces cuando Jesús se revela con el “soy yo”, expresión típica de la forma como Dios se revela.

 

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5 mayo 2011 4 05 /05 /mayo /2011 20:18

Evangelio del Viernes II Semana de Pascua. Ciclo A. 05 de mayo 2011.

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 1-15)

Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe:

“¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?”

Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer.

Felipe le respondió: “Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”.

Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”

Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”.

En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”.

Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Este es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexión:

Unánimemente los evangelistas subrayan que después de que todos se saciaron del pan partido y compartido, llenaron varios canastos con lo que sobró. El planteamiento de Jesús, el signo que acaba de obrar, es sumamente claro: La sociedad del momento, las estructuras que la sustentan, son tan injustas y desiguales que muchísima gente padece hambre y otras mil necesidades; pues bien, el signo de los panes apunta a que haya para todos y llegue a sobrar. Ese es el motivo por el cual el pueblo piensa proclamarlo inmediatamente rey; mas eso no es lo que Jesús busca.

Sería conveniente analizar hasta qué punto el cristianismo actual está llamado a defender esta propuesta de Jesús como la salida efectiva y pronta a las continuas crisis económicas, pero sobre todo a los problemas de alimentación, techo y otras dificultades por las que atraviesa gran parte de la humanidad. Es hora ya de abandonar la interpretación tradicional espiritualista del pasaje de la multiplicación del pan. Aquí hay una propuesta de un ser humano nuevo y de una sociedad concreta re-creada.

 

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4 mayo 2011 3 04 /05 /mayo /2011 19:42

Evangelio del Jueves II Semana de Pascua. Ciclo A. 05 de mayo del 2011.

 

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (3, 31-36)

Gloria a ti, Señor.

 

“El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos.

Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.

El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él”.

 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Reflexion:

No sería fácil para los discípulos de Juan el Bautista entender cuál había sido el papel de su maestro; es de suponer que tanto la predicación del Bautista y su praxis como la de Jesús, suscitó controversias en los inicios del cristianismo; de ahí que todos los evangelistas coincidan en la necesidad de ilustrar de algún modo el papel de Juan, para que, una vez establecido el rol de cada uno, se entendiera a quién había que seguir y posteriormente anunciar: A Jesús.

Todo esto es importante para nosotros hoy a pesar de que no tenemos ninguna duda sobre quién es el Mesías. Ahí justamente está la dificultad mayor: Sabemos quién es el Mesías, qué y cómo hay que anunciarle, y no lo logramos completamente. El problema tal vez es que “hablamos” de Jesús, pero nos referimos a él basados en el conocimiento racional; sin embargo no lo proyectamos como lo que es: Es el Hijo de Dios vivo,

 

 

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