Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Evangelio del Martes XX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 21 de Agosto, 2012.
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (19, 23-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos.
Se lo repito:
es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos”.
Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron:
“Entonces ¿quién podrá salvarse?”
Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió:
“Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible”.
Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús:
“Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?”
Jesús les dijo:
“Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El evangelio contrapone dos actitudes: la de aquellos que ya dejaron todo por seguir a Jesús, opuesta a la de quienes siguen haciendo componendas para “hacer pasar el camello por el ojo de la aguja”. La llamada de Jesús es clara: ser pescadores de nueva humanidad. Las implicaciones, en cambio, son complejas, porque comienzan por compartir su estilo de vida y misión, por vivir en absoluta solidaridad con el prójimo y con el universo y por tener como único tesoro el amor de Dios. Estas exigencias eran realizadas de diversas maneras por el grupo de seguidores. Algunos, como los simpatizantes, escuchaban a Jesús con gusto y apoyaban su misión, a veces con recursos económicos y a veces con la simple participación como oyentes. Otros, que conformaban el grupo de discípulos, compartían su estilo de vida y su enseñanza; unos pocos, como los apóstoles, asumían todas las exigencias, incluso la difícil tarea de predicar, aun a riesgo de su propia vida. Esta gradualidad no contradecía las enseñanzas básicas de Jesús, pero sí introducía modos y matices en la manera de vivir ese llamado. – ¿A qué nos sentimos llamados y cómo podemos realizar nuestra vocación cristiana?