Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Evangelio Domingo II de Adviento. Ciclo A. 8 de diciembre, 2013.
Santo del Día:. Inmaculada Concepción de la Virgen María
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 3,1-12
Gloria a ti Señor
Convertíos, porque está acerca el reino de los cielos
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos." Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo: "Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: "¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga."
Palabra del Señor.
Comentario
Todos los evangelistas nos transcriben los hechos ocurridos con fidelidad, sin faltar en lo más mínimo a la verdad. La historicidad de los Evangelios es una doctrina que siempre ha sostenido la Iglesia, a pesar de los ataques que a lo largo de los siglos se ha venido haciendo contra los textos sagrados. En el pasaje de este domingo tenemos una prueba suficientemente clara de esa preocupación por narrar los acontecimientos, tal como ocurrieron.
Es cierto que los autores inspirados trataban ante todo de despertar la fe en sus lectores y oyentes, exhortarles para que creyesen en Jesucristo, mejorasen sus vidas y alcanzaran así la salvación. Por eso precisamente los primeros evangelizadores expusieron lo que ocurrió como testigos directos que sabían que era verdad cuanto contaban. Y cuando el que narra los hechos sobre la vida de Jesús no era un testigo presencial, como en el caso de san Lucas, trata de informarse cuidadosamente indagando y preguntando a los que vivieron con el Señor. En efecto, así nos lo dice con toda claridad el evangelista en el prólogo de su evangelio. Y así lo vemos en este pasaje que contemplamos, en el que da una serie de datos concernientes al tiempo preciso en que el Bautista comienza su predicación.
Los personajes que nombra, el emperador Tiberio, el gobernador de Judea Poncio Pilato, los tetrarcas o virreyes Herodes Antipas, Filipo o Felipe y Lisanias o Lisanio, son todos personajes que existieron y que fueron coetáneos a Jesucristo. De este modo, el hecho de la Redención se sitúa con exactitud en el tiempo, haciéndonos entender la veracidad histórica del Evangelio.
También el Bautista es un personaje que, lo mismo que los anteriores, está atestiguado por otros autores ajenos al cristianismo. Así Flavio Josefo nos refiere el ministerio del Precursor y la veneración de que fue objeto por parte del pueblo judío de entonces. Un dato más que nos ha de confirmar y fortalecer en nuestra fe acerca de cuanto nos narran los Evangelios. Al mismo tiempo, esas palabras que nos permiten conocer mejor a Jesucristo, han de despertar en nosotros un amor más profundo y comprometido, una fidelidad cada día más delicada en el cumplimiento de la voluntad divina.
Eso es, en último término, lo que interesa: conocer mejor a Dios y amarle sinceramente con una entrega total y gozosa a sus planes de salvación. Recordemos que estamos en Adviento, con una actitud de espera activa que se esfuerza por tenerlo todo a punto para cuando llegue el Señor. Es tiempo de purificación en el que hemos de intensificar el espíritu de oración y penitencia. Supliquemos, por tanto, a Dios que nos envíe al que ha de venir y que abra de nuevo el cielo y descienda hasta nosotros el Salvador.
Fuente: www.betania.es (comentario)