Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Evangelio XII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Viernes 29 de Junio, 2012.
Solemnidad San Pedro Y San Pablo
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (16, 13-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:
“¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó:
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces:
“¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Las respuestas que los discípulos dan a las preguntas de Jesús son correctas, pero cada una tiene implicaciones distintas. El común de la gente considera al Hijo del Hombre como un profeta. Y esto significa que esas personas, en consecuencia, se deben preparar para atender el llamado a la justicia, la verdad y la reconciliación que todo profeta hace al pueblo de Dios. No basta con decir que Jesús o alguien más es un profeta. Es necesario atenerse a las consecuencias de ese reconocimiento. Lo mismo pasa con la respuesta a la segunda pregunta. Si confesamos como Pedro que Jesús es el Mesías, el ungido de Dios, esas palabras tienen grandes implicaciones. La primera, comprender y asumir el significado que Jesús da a su propia misión que lo presenta como un siervo sufriente y no como un guerrero triunfante. Jesús abraza la voluntad del Padre hasta el fondo y es consecuente con las enseñanzas que proclamó en el sermón del monte (Mt 5,1– 8,1). La segunda, abrazar nuestra propia cruz y asumir la voluntad de Dios como criterio último y definitivo de nuestra propia existencia (Mt 16,24-28). – ¿Qué significa para nosotros que confesemos a Jesús como Señor y Ungido?
Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org