Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Jueves Octava Semana Tiempo Ordinario. 30 de mayo, 2013
Año impar
La obra del Señor está llena de su gloria
Lectura del libro del Eclesiástico 42, 15-25
Ahora voy a recordar las obras del Señor,
lo que yo he visto, lo voy a relatar:
por las palabras del Señor existen sus obras.
El sol resplandeciente contempla todas las cosas,
y la obra del Señor está llena de su gloria.
No ha sido posible a los santos del Señor
relatar todas sus maravillas,
las que el Señor todopoderoso estableció sólidamente
para que el universo quedara afirmado en su gloria.
Él sondea el abismo y el corazón,
y penetra en sus secretos designios,
porque el Altísimo posee todo el conocimiento
y observa los signos de los tiempos.
Él anuncia el pasado y el futuro,
y revela las huellas de las cosas ocultas:
ningún pensamiento se le escapa,
ninguna palabra se le oculta.
El dispuso ordenadamente las grandes obras de su sabiduría,
porque existe desde siempre y para siempre;
nada ha sido añadido, nada ha sido quitado,
y él no tuvo necesidad de ningún consejero.
¡Qué deseables son todas sus obras!
Y lo que vemos es apenas una chispa!
Todo tiene vida y permanece para siempre,
y todo obedece a un fin determinado.
Todas las cosas van en pareja, una frente a otra,
y él no ha hecho nada incompleto:
una cosa asegura el bien de la otra.
¿Quién se saciará de ver su gloria?
Palabra de Dios.
SALMO Sal 32, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 6a)
R. La palabra del Señor hizo el cielo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;
entonen para él un canto nuevo,
toquen con arte, profiriendo aclamaciones. R.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor. R.
La palabra del Señor hizo el cielo,
y el aliento de su boca, los ejércitos celestiales;
él encierra en un cántaro las aguas del mar
y pone en un depósito las olas del océano. R.
Que toda la tierra tema al Señor,
y tiemblen ante él los habitantes del mundo;
porque él lo dijo, y el mundo existió,
él dio una orden, y todo subsiste. R.
ALELUIA Jn 8, 12
Aleluia.
«Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la Vida», dice el Señor.
Aleluia.
EVANGELIO
Maestro, que yo pueda ver
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 46-52
Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!» Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!»
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.»
Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Animo, levántate! El te llama.»
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia Él. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver.»
Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
Palabra del Señor.
Comentario:
Después de una larga travesía, llegan a Jericó, última parada del camino hacia Jerusalén. Bartimeo está sentado a la orilla del camino. Por su condición de mendigo y ciego, y por tanto excluido y marginado según la ley, no puede acompañar al séquito que sigue a Jesús. Sin embargo grita, invocando ayuda: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!” Muchos intentan acallarlo, pero él grita aún más fuerte. Jesús se detiene y lo manda llamar. Bartimeo suelta lo único que tiene para cubrir su cuerpo, su manta; se despoja de aquello que le da seguridad. Entonces Jesús le pregunta: “¿Qué quieres de mí?” Y él contesta: “que recobre la vista”. La petición de Bartimeo está cargada de fe. Su sanación es fruto de su fe en Jesús. A pesar de que Jesús le dice que se vaya, él continúa siguiéndole de camino al Calvario. – Bartimeo se torna así en un discípulo modelo para Pedro y para todos los que queremos seguir a Jesús. Y seguir a Jesús implica escuchar el grito de los hermanos, manifestar sin temor nuestra fe y despojarnos de todo aquello que nos aleje de Jesús y de los hermanos.
Fuente: Misal Romano y Leccionario IV
www.servicioskoinonia.org (Comentario)