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Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.

LECTURAS DEL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO A. 15 DE DICIEMBRE, 2013

LECTURAS DEL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO A. 15 DE DICIEMBRE, 2013

Dios mismo viene a salvarnos

Lectura del libro de Isaías     35, 1-6a. 10

¡Regocíjense el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: «¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos.»
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo.
Volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.

Palabra de Dios.



SALMO     145, 7. 8-9a. 9bc-10

R.
 Señor, ven a salvarnos.

O bien:

Aleluia.

El Señor mantiene su fidelidad para siempre,
hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos. 
R.

El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor ama a los justos,
y protege a los extranjeros. 
R.

Sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones. 
R.

Anímense, porque la venida del Señor está próxima

Lectura de la carta del apóstol Santiago     5, 7-10

Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera. Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima. Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 

Palabra de Dios.


ALELUIA     Is 61, 1

Aleluia.
El espíritu del Señor está sobre mí,
él me envió a llevar la buena noticia a los pobres.
Aleluia.

EVANGELIO

¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     11, 2-11

Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!» 
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo:
«¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino".
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.»

Palabra del Señor.

Comentario            

1.- En medio de un desierto de piedra calcinada por el sol. Se alza tenebrosa como una amenaza a toda esperanza y libertad la fortaleza de Maqueronte. Y en una de sus mazmorras vive malamente Juan el Bautista. Hombre duro, recio como hecho de raíces de encina.

En la soledad, Juan medita las noticias que le van llegando de ese Jesús en el que él quiso reconocer el Mesías prometido por los profetas. Juan ha predicado un Mesías que viene a tomar cuentas a los hombres, a bautizar con agua y fuego purificador, un Mesías con el hacha en la mano dispuesta a cortar las raíces de los árboles podridos y sin esperanzas de vida.

Y las noticias que sus discípulos le traen de un Jesús, humilde de corazón, no concuerdan con su imagen del Mesías. No sabemos si la duda fue suya o fue de sus discípulos. Una crisis de fe no le quita, desde luego, nada de santidad. Sea como sea, envía a dos de sus discípulos a Jesús para preguntarle si Él era el Mesías o había que esperar u otro.

2.- Y contra las ideas de un Mesías justiciero, purificador, que viene a reunir a los buenos y castigar a los malos, Jesús responde a Juan: “No temas, yo soy el Mesías que tu has anunciado, pero no como lo has anunciado”. Y con palabras de Isaías --que acabamos de oír—le da la señal del verdadero Mesías. Y es que la benignidad y misericordia de Dios se ha manifestado con los que más lo necesitan, con los enfermos, con los pobres, con los ignorantes… ¡Y dichoso el que no se siente defraudado por mí!

3.- Este evangelio nos cuestiona a nosotros nuestra idea de Dios. ¿El Dios que nosotros pensamos y creemos es el que Jesús ha venido a predicar? Dios ha querido manifestarnos su verdadero rostro, su belleza, como dice Isaías, y a través de la naturaleza y luego de los profetas ha sido enseñando a los hombres. Y cuando ya ha visto que así no llegábamos a tener una imagen verdadera de Él, nos envía a su Hijo, que le conoce bien como Hijo, y que como Verbo, Palabra y Ciencia de Dios es todo lo que sabe Dios de Si mismo para que nos enseñe.

Cuántas veces nos defrauda Dios cuando deseamos su rápida intervención en el mundo para acabar con las injusticias, cuando deseamos un justo castigo para los que pensamos pecadores e indignos de vivir entre nosotros, cuando le pedimos que aclare situaciones dentro de la misma Iglesia, que no coinciden con nuestra manera de pensar. Nos defrauda Dios porque no está siempre con el hacha en alto para acabar con los malvados y los pecadores, con los que llamamos ateos.

Y el rostro que Jesús nos manifiesta de Dios es totalmente contrario:

--es Dios que deja las 99 ovejas en el redil para ir detrás de la descarriada.

--es el médico que corre a sanar al enfermo, porque los sanos no tienen necesidad de curtación.

--es el Dios paciente, el labriego que sabe que la semilla del Reino echada en tierra tarda en dar fruto, pero que al fin lo va a dar.

--es el Dios al que no le importa que le llamen comilón y borracho porque se va a comer con los pecadores.

--es un Dios que no viene a dar un grito de guerra, sino a mantenerse escondido bajo la entrañable forma de un niño recién nacido. O a quedarse en los sagrarios de nuestras iglesias.

Más aún, es un Dios que no solamente Él mismo se ha hecho hombre, sino que se ha escondido en los demás hombres y quiere que le busquemos en ellos, sirviéndolo a Él cuando servimos a los hermanos y a las hermanas. “El que recibe a uno de estos pequeños a Mí me recibe… y cuando visitasteis al enfermo, al triste, al encarcelado, a Mí me visitasteis.

Esta es la verdadera imagen de nuestro Dios y si tenemos otra distinta sigamos el ejemplo de Juan el Bautista que supo distinguir la imagen que se había hecho él mismo del Mesías, de la que era verdadera. Y creyó y dio su vida por cumplir su misión de profeta, del más grande de los hombres nacidos de mujer.

Por José María Maruri, SJ

 

Fuente: www.betania.es (comentario)

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