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Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.

LECTURAS IX DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CILCO C. 2 DE JUNIO, 2013

LECTURAS IX DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CILCO C. 2 DE JUNIO, 2013


PRIMERA LECTURA

Cuando venga un extranjero, escúchalo

Lectura del libro primero de los Reyes 8, 41-43

En aquellos días, Salomón oró en el templo diciendo:

–Los extranjeros oirán hablar de tu nombre famoso, de tu mano poderosa, de tu brazo extendido.

Cuando uno de ellos, no israelita, venga de un país extranjero, atraído por tu nombre, para rezar en este templo, escúchale tú desde el cielo, tu morada, y haz lo que te pide el extranjero.

Así te conocerán y te temerán todos los pueblos de la tierra, lo mismo que tu pueblo Israel; y sabrán que este templo, que he construido, está dedicado a tu nombre.

sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres.»

Palabra de Dios.


SALMO
   
Salmo responsorial Sal 116, 1. 2


R.  Id al mundo entero y predicad el Evangelio

O bien:

      Aleluya.

Alabad al Señor todas las naciones,

aclamadlo, todos los pueblos. R.

 

Firme es su misericordia con nosotros,

su fidelidad dura por siempre. R.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Si siguiera agradando a los hombres, no sería servidor de Cristo

Comienzo de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas l, 1-2. 6-10

Yo, Pablo, enviado no de hombres,

nombrado Apóstol no por un hombre,

sino por Jesucristo

y por Dios Padre que lo resucitó,

y conmigo todos los hermanos,

escribimos a las Iglesias de Galacia.

Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado

al que os llamó por amor a Cristo,

y os hayáis pasado a otro evangelio.

No es que haya otro evangelio,

lo que pasa es que algunos os turban

para volver del revés el evangelio de Cristo.

Pues, bien, si alguien os predica un evangelio

distinto del que os hemos predicado

–seamos nosotros mismos o un ángel del cielo–,

¡sea maldito!

Os lo dije antes y os lo repito ahora:

Si alguien os predica un evangelio

distinto del que habéis recibido,

¡sea maldito!

Cuando digo esto,

¿busco la aprobación de los hombres o la de Dios?

¿trato de agradar a los hombres?

Si siguiera agradando a los hombres, no sería servidor de Cristo.


Palabra de Dios.


Aleluya Jn 3, 16

De tal manera amó Dios al mundo,

que dio a su Hijo Unigénito;

todo aquel que cree en Él tiene vida eterna



EVANGELIO

Ni en Israel he encontrado tanta fe

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 7, 1-10

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaúm.

Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:

–Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.

Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle:

–Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: «ve», y va; al otro: «ven», y viene y a mi criado: «haz esto», y lo hace.

Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:

–Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.

Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.


Palabra del Señor.

Comentario:

El episodio que Lucas nos presenta hoy es un himno a la fe de un centurión en el poder salvador de Jesús.  No leemos nada acerca de la fe del pueblo de Israel, pero sí de la gran fe de un romano.

Palestina, en el Siglo I, estaba bajo el poder del Imperio Romano.  El control de la ciudad de Cafarnaún estaba a cargo de un centurión, que era un oficial de carrera al mando de cien soldados.  Cuando el centurión oye acerca de Jesús, tanto sobre su enseñanza como de sus milagros, y reconociendo en Él una autoridad superior, se decide a pedir por la salud de su siervo moribundo.

En un primer momento, envía como emisarios a los dirigentes judíos.  Éstos tienen al oficial romano en alta estima, ya que a pesar de ser un pagano y miembro del ejército de ocupación, ha construido para el pueblo una sinagoga.  Es lo que llamaríamos un hombre “temeroso de Dios” y que ama al pueblo de Israel.

A continuación envía a unos amigos y a través de ellos pide a Jesús que no llegue hasta su casa sino que simplemente ordene que la enfermedad se vaya.  Con esta petición está expresando dos cosas: en primer lugar, que conoce la cultura judía pues sabe que ningún judío piadoso puede entrar en la casa de un gentil sin contaminarse y no quiere que Jesús incurra en “impureza” legal; y en segundo lugar está colocando a Jesús como autoridad máxima, aún sobre el imperio romano al cual él representa.

A su vez, Jesús reconoce en él al hombre de fe y así lo expresa: “ni siquiera en Israel…”

La fe del centurión es modelo para nosotros.  Él reconoce y respeta a Jesús como diferente.  A él, romano, le basta creer en Jesús, un judío, para que el milagro se lleve a cabo.  Pero a nosotros no nos basta.  Buscamos seguridades en lo que vemos y tocamos.  Buscamos seguridades en lo que nos resulta conocido y no en aquello que pertenece a otras culturas.  Buscamos seguridades sólo en aquello que nos ofrece nuestra Iglesia y no nos abrimos a la novedad del otro y la otra…

Estamos tan encasillados en lo que siempre hemos tenido por cierto, en nuestras propias verdades, que lo diferente nos descoloca y en muchos casos lo estigmatizamos.  Pensamos que otras religiones no son tan válidas como la nuestra y no las respetamos… las vemos como “paganas”.  El centurión pudo haber considerado a Jesús como un “pagano”, pues no adoraba a los dioses romanos… pero sin embargo se abrió a la novedad y por eso su fe es alabada.

¡Que tengamos la misma fe que el centurión!

Corina Varela Garcia

Fuente: Leccionario II

http://www.caminandojuntos(Comentario)

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