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Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.

LECTURAS VIERNES XXV SEMANA TIEMPO ORDINARIO, 27 DE SEPTIEMBRE, 2013.

LECTURAS VIERNES XXV SEMANA TIEMPO ORDINARIO, 27 DE SEPTIEMBRE, 2013.

De la Feria

Año impar. Color Blanco

Dentro de poco tiempo, llenaré de gloria esta casa

1.-evangelioLectura de la profecía de Ageo     1, 15b-2, 9
 
    El segundo año del rey Darío, el día veintiuno del séptimo mes, la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos términos:
    «Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y al resto del pueblo: ¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta Casa en su antiguo esplendor? ¿Y qué es lo que ven ahora? ¿No es como nada ante sus ojos? ¡Animo, Zorobabel! -oráculo del Señor-. ¡Animo, Josué, hijo de Iehosadac, Sumo Sacerdote! ¡Animo, todo el pueblo del país! -oráculo del Señor- . ¡Manos a la obra! Porque yo estoy con ustedes -oráculo del Señor de los ejércitos según el compromiso que contraje con ustedes cuando salieron de Egipto, y mi espíritu permanece en medio de ustedes. ¡No teman!
    Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la tierra, el mar y el suelo firme. Haré estremecer a todas las naciones: entonces afluirán los tesoros de todas las naciones y llenaré de gloria esta Casa dice el Señor de los ejércitos.
    ¡Son míos el oro y la plata! -oráculo del Señor de los ejércitos-. La gloria última de esta Casa será más grande que la primera, dice el Señor de los ejércitos, y en este lugar Yo daré la paz».
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
     
Sal 42, 1. 2. 3. 4 (R.: cf. 5bc)
 
R.
 ¡Espero en el Señor y le daré gracias!
 
Júzgame, Señor,
y defiende mi causa
contra la gente sin piedad;
líbrame del hombre falso y perverso. 
R.
 
Si tú eres mi Dios y mi fortaleza,
¿por qué me rechazas?
¿Por qué tendré que estar triste,
oprimido por mi enemigo? 
R.
 
Envíame tu luz y tu verdad:
que ellas me encaminen
y me guíen a tu santa Montaña,
hasta el lugar donde habitas. 
R.
 
Y llegaré al altar de Dios,
el Dios que es la alegría de mi vida;
y te daré gracias con la cítara,
Señor, Dios mío. 
R.
 
 
ALELUIA     
Mc 10, 45
 
Aleluia.
El Hijo del hombre vino para servir
y dar su vida en rescate por una multitud.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Tú eres el Mesías de Dios.
El Hijo del hombre debe sufrir mucho

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     9, 18-22
 
    Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
    Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado.»
    «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?»
    Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios.»
    Y Él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
    «El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.»
 
Palabra del Señor.

 Comentario:

Hoy, en el Evangelio, hay dos interrogantes que el mismo Maestro formula a todos. El primer interrogante pide una respuesta estadística, aproximada: «¿Quién dice la gente que soy yo?» (Lc 9,18). Hace que nos giremos alrededor y contemplemos cómo resuelven la cuestión los otros: los vecinos, los compañeros de trabajo, los amigos, los familiares más cercanos... Miramos al entorno y nos sentimos más o menos responsables o cercanos —depende de los casos— de algunas de estas respuestas que formulan quienes tienen que ver con nosotros y con nuestro ámbito, “la gente”... Y la respuesta nos dice mucho, nos informa, nos sitúa y hace que nos percatemos de aquello que desean, necesitan, buscan los que viven a nuestro lado. Nos ayuda a sintonizar, a descubrir un punto de encuentro con el otro para ir más allá...

Hay una segunda interrogación que pide por nosotros: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Lc 9,20). Es una cuestión fundamental que llama a la puerta, que mendiga a cada uno de nosotros: una adhesión o un rechazo; una veneración o una indiferencia; caminar con Él y en Él o finalizar en un acercamiento de simple simpatía... Esta cuestión es delicada, es determinante porque nos afecta. ¿Qué dicen nuestros labios y nuestras actitudes? ¿Queremos ser fieles a Aquel que es y da sentido a nuestro ser? ¿Hay en nosotros una sincera disposición a seguirlo en los caminos de la vida? ¿Estamos dispuestos a acompañarlo a la Jerusalén de la cruz y de la gloria?

«Es un camino de cruz y resurrección (...). La cruz es exaltación de Cristo. Lo dijo Él mismo: ‘Cuando sea levantado, atraeré a todos hacia mí’. (...) La cruz, pues, es gloria y exaltación de Cristo» (San Andrés de Creta). ¿Dispuestos para avanzar hacia Jerusalén? Solamente con Él y en Él, ¿verdad?

.Fuente: Misal Romano y Leccionario IV

http://evangeli.net (Comentario)

 

 

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