Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Evangelio del Miércoles XII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 27 de Junio, 2012.
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (7, 15-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Uno de los problemas más frecuentes en la misión del Pueblo de Dios es el de discernir entre los profetas auténticos y los que no lo son. Ya el Antiguo Testamento había dado algunas pistas para distinguirlos. La primera consiste en alejar la figura profética de cualquier concepción mágica (Dt 18,9-12) y no confundirla con las dotes de la percepción intuitiva de los videntes y visionarios que, aunque valiosas y respetables, no son una condición para el auténtico profetismo (cf. 1 Sam 9,11-12). La segunda, en descubrir su genuino interés por el destino del Pueblo de Dios (Dt 18,15-16). Por último, y no de menor importancia, el «efecto profético» que consiste en contar con el apoyo de una comunidad que continúe su testimonio y se lo recuerde al pueblo en el momento oportuno (Dt 18,21-22). A esto, el evangelio suma el criterio de los frutos o buenas obras. La figura de los frutos simboliza la oportunidad, calidad y maduración que necesita cualquier llamada profética para alcanzar su cometido. El fruto requiere cultivo y cuidado y la vocación profética aún más. – ¿Cómo cultivamos nosotros la vocación profética cristiana en estos tiempos de indiferencia y conformismo ante el destino de la humanidad?
Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org