Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Evangelio Martes III Semana de Adviento. Ciclo C. 18 de Diciembre, 2012.
Santoral: San Modesto
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 18-24)
Gloria a ti, Señor.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera:
Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños:
“José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías:
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
recibió a su esposa.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Cuál sería la sorpresa del joven aldeano José al darse cuenta de que su novia estaba embarazada. Posiblemente muchos sentimientos encontrados pasaron por su cabeza. Uno de ellos, denunciarla públicamente; pero esto significaba que ella debería morir por lapidación a causa de su infidelidad y adulterio, crimen que las mujeres (no los varones) tenían que pagar con su propia vida. Pero la Escritura nos dice que él decidió abandonarla en secreto, tal vez alejándose de ella sin que nadie se diera cuenta. Posiblemente las críticas recaerían sobre él por ser un padre irresponsable, pero no pasaría de ahí. Sin embargo, el amor tan grande por la joven María le lleva a escuchar en su conciencia recta y justa la voz de Dios, que le indica el origen y el destino de aquel niño. Será el EMANUEL, el Dios-con-nosotros, “Dios en persona que viene a salvarnos”. Entonces José se da cuenta de que él mismo tiene una misión en el plan de salvación de Dios. Su amor, su rectitud, su libertad responsable, se ven compensadas de alguna manera por la maravillosa misión que Dios le confía en sus manos: ser el rostro paterno para este niño en quien, humanamente, Jesús va descubriendo el rostro misericordioso y bondadoso del Padre Dios.