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Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.

Ordinario de la Misa: Martes III Semana de Adviento. Ciclo C. 18 de diciembre, 2012.

Ordinario de la Misa: Martes III Semana de Adviento. Ciclo C. 18 de diciembre, 2012.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Feria de Adviento: día 18

El Señor es nuestra justicia

Antífona de Entrada

Vendrá Cristo, nuestro Rey,  el Cordero cuya venida fue anunciada por Juan.

Oración Colecta

 Oremos:

Concédenos, Señor, vernos  libres de la antigua esclavitud  del pecado por el renovado  misterio del nacimiento de tu  Hijo que vamos a celebrar. El  cual vive y reina contigo en  la unidad del Espíritu Santo y  es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Jeremías (23, 5-8)

“Miren: Viene un tiempo,  dice el Señor, en que haré surgir  un renuevo en el tronco de

David:

será un rey justo  y prudente y hará que en la tierra  se observen la ley y la justicia.  En sus días será puesto a  salvo Judá, Israel habitará  confiadamente y a él lo llamarán  con este nombre: ‘El Señor es nuestra justicia’.

Por eso, miren que vienen  tiempos, palabra del Señor, en  los que no se dirá: ‘Bendito  sea el Señor, que sacó a los  israelitas de Egipto’, sino que  se dirá: ‘Bendito sea el Señor,  que sacó a los hijos de Israel  del país del norte y de los  demás países donde los había  dispersado, y los trajo para que  habitaran de nuevo su propia tierra’ ”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 71

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

Comunica, Señor, al rey tu  juicio y tu justicia, al que es hijo  de reyes; así tu siervo saldrá en  defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

Al débil librará del poderoso  y ayudará al que se encuentra  sin amparo; se apiadará del  desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

Bendito sea el Señor, Dios de  Israel, el único que hace grandes  cosas. Que su nombre glorioso  sea bendito y la tierra se llene de su gloria.

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

 

Aclamación antes del Evangelio

 Aleluya, aleluya.

Señor nuestro, que guiaste a tu  pueblo por el desierto y le diste  la ley a Moisés en el Sinaí, ven a redimirnos con tu poder.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (1, 18-24)

Gloria a ti, Señor.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera:

Estando  María, su madre, desposada con José, y antes de que  vivieran juntos, sucedió que  ella, por obra del Espíritu Santo,  estaba esperando un hijo. José,  su esposo, que era hombre  justo, no queriendo ponerla  en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas  cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños:

“José, hijo de David,  no dudes en recibir en tu casa a  María, tu esposa, porque ella ha  concebido por obra del Espíritu  Santo. Dará a luz un hijo y tú le  pondrás el nombre de Jesús,  porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que  se cumpliera lo que había dicho  el Señor por boca del profeta Isaías:

He aquí que la virgen  concebirá y dará a luz un hijo,  a quien pondrán el nombre de  Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Cuando José despertó de  aquel sueño, hizo lo que le había  mandado el ángel del Señor y

recibió a su esposa.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:

Cuál sería la sorpresa del joven aldeano José al darse cuenta de que su novia estaba embarazada. Posiblemente muchos sentimientos encontrados pasaron por su cabeza. Uno de ellos, denunciarla públicamente; pero esto significaba que ella debería morir por lapidación a causa de su infidelidad y adulterio, crimen que las mujeres (no los varones) tenían que pagar con su propia vida. Pero la Escritura nos dice que él decidió abandonarla en secreto, tal vez alejándose de ella sin que nadie se diera cuenta. Posiblemente las críticas recaerían sobre él por ser un padre irresponsable, pero no pasaría de ahí. Sin embargo, el amor tan grande por la joven María le lleva a escuchar en su conciencia recta y justa la voz de Dios, que le indica el origen y el destino de aquel niño. Será el EMANUEL, el Dios-con-nosotros, “Dios en persona que viene a salvarnos”. Entonces José se da cuenta de que él mismo tiene una misión en el plan de salvación de Dios. Su amor, su rectitud, su libertad responsable, se ven compensadas de alguna manera por la maravillosa misión que Dios le confía en sus manos: ser el rostro paterno para este niño en quien, humanamente, Jesús va descubriendo el rostro misericordioso y bondadoso del Padre Dios.

 

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, que el sacrificio que  vamos a ofrecerte nos haga  menos indignos de ti, para  que podamos participar de  la vida eterna de tu Hijo,  que, al hacerse mortal como  nosotros, nos devolvió la inmortalidad.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de Adviento II

La doble espera de Cristo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,  es nuestro deber y salvación  darte gracias siempre y en todo  lugar, Señor, Padre santo, Dios  todopoderoso y eterno,por Cristo nuestro Señor.

A quien todos los profetas  anunciaron y la Virgen esperó  con inefable amor de madre;  Juan lo proclamó ya próximo  y lo señaló después entre los hombres.

El es quien nos concede  ahora prepararnos con alegría al  misterio de su nacimiento, para  encontrarnos así cuando llegue,  velando en oración y cantando su alabanza.

Por eso, con los ángeles y los  arcángeles y con todos los coros  celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo…

 

Antífona de la Comunión

Y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir:

Dios-con-nosotros.

Oración después de la Comunión

 Oremos:

Que esta Eucaristía, en la  que hemos tomado parte, nos  ayude, Señor, a prepararnos  con fe y con amor, a celebrar  las fiestas ya cercanas, del  nacimiento de tu Hijo, que vive  y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

 

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