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Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.

Liturgia de las Horas. Jueves X Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 13 de junio, 2013.

Liturgia de las Horas. Jueves X Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 13 de junio, 2013. II Semana Salterio Propio San Antonio de Padua presbítero y doctor de la Iglesia Memoria Nació en Lisboa, Portugal, a finales del siglo XII. Primero formó parte de los canónigos regulares de san Agustín, y poco después de su ordenación sacerdotal ingresó en la Orden de los frailes Menores, con la intención de dedicarse a propagar la fe cristiana en África. Sin embargo, fue en Francia y en Italia donde ejerció con gran provecho sus dotes de predicador, convirtiendo a muchos herejes. Fue el primero que enseñó teología en su Orden. Escribió muchos sermones llenos de doctrina y de unción. Murió en Padua el año 1231. INVITATORIO Si Laudes es la primera celebración del día: V. Señor, abre mis labios. R. Y mi boca proclamará tu alabanza. Puede añadirse el salmo invitatorio, con la siguiente antífona: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría. Al final de cada Salmo y cantico, se reza el Gloria Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; + entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses, tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes. Suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: "No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto: cuando vuestros padres me pusieron a prueba, y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso Si antes de Laudes se ha celebrado el Oficio de lectura: V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria. (T. P. Aleluya.) LECTURA - LAUDES - MEDIA - VÍSPERAS - COMPLETAS Oficio de lectura HIMNO Dichosos los que, oyendo la llamada de la fe y del amor en vuestra vida, creísteis que la vida os era dada para darla en amor y con fe viva. Dichosos, si abrazasteis la pobreza para llenar de Dios vuestras alforjas, para servirle a él con fortaleza con gozo y con amor a todas horas. Dichosos mensajeros de verdades, que fuisteis por caminos de la tierra, predicando bondad contra maldades, pregonando la paz contra las guerras. Dichosos, del amor dispensadores, dichosos, de los tristes el consuelo, dichosos, de los hombres servidores, dichosos, herederos de los cielos. Amén. SALMODIA Ant.1: Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre. Salmo 43 ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS En todo vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. (Rm 8, 37) I ¡Oh Dios!, nuestros oídos lo oyeron, nuestros padres nos lo han contado: la obra que realizaste en sus días, en los años remotos. Tú mismo, con tu mano, desposeíste a los gentiles y los plantaste a ellos; trituraste a las naciones, y los hiciste crecer a ellos. Porque no fue su espada la que ocupó la tierra, ni su brazo el que les dio la victoria; sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro, porque tú los amabas. Mi rey y mi Dios eres tú, que das la victoria a Jacob: con tu auxilio embestimos al enemigo, en tu nombre pisoteamos al agresor. Pues yo no confío en mi arco, ni mi espada me da la victoria; tú nos das la victoria sobre el enemigo y derrotas a nuestros adversarios. Dios ha sido siempre nuestro orgullo, y siempre damos gracias a tu nombre. Ant.1: Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre. Ant. 2: Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio. II Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas, y ya no sales, Señor, con nuestras tropas: nos haces retroceder ante el enemigo, y nuestro adversario nos saquea. Nos entregas como ovejas a la matanza y nos has dispersado por las naciones; vendes a tu pueblo por nada, no lo tasas muy alto. Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, irrisión y burla de los que nos rodean; nos has hecho el refrán de los gentiles, nos hacen muecas las naciones. Tengo siempre delante mi deshonra, y la vergüenza me cubre la cara al oír insultos e injurias, al ver a mi rival y a mi enemigo. Ant. 2: Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio. Ant. 3: Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia. III Todo esto nos viene encima, sin haberte olvidado ni haber violado tu alianza, sin que se volviera atrás nuestro corazón ni se desviaran de tu camino nuestros pasos; y tú nos arrojaste a un lugar de chacales y nos cubriste de tinieblas. Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios y extendido las manos a un dios extraño, el Señor lo habría averiguado, pues él penetra los secretos del corazón. Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza. Despierta, Señor, ¿por qué duermes? Levántate, no nos rechaces más. ¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión? Nuestro aliento se hunde en el polvo, nuestro vientre está pegado al suelo. Levántate a socorrernos, redímenos por tu misericordia. Ant. 3: Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia. V. Señor, ¿a quién vamos a ir? R. Tú tienes palabras de vida eterna.. PRIMERA LECTURA Del libro de Josué 5, 13-6, 21 TOMA DE JERICÓ En aquellos días, estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» Respondió: «No, yo soy el jefe del ejército del Señor. Vengo ahora... » Cayó Josué rostro en tierra, lo adoró y dijo: «¿Qué manda mi señor a su siervo?» El jefe del ejército del Señor respondió a Josué: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es sagrado.» Así lo hizo Josué. Jericó estaba cerrada a cal y canto por miedo a los israelitas: nadie salía ni entraba. El Señor dijo a Josué: «Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a su rey. Vosotros, los combatientes, todos los hombres de guerra, rodearéis la ciudad, dando una vuelta alrededor. Así harás durante seis días. Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas jubilares delante del arca. El séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas. Cuando el cuerno jubilar suene y cuando oigáis la voz de las trompetas, todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno frente a sí.» Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: «Tomad el arca de la alianza y que siete sacerdotes lleven las siete trompetas jubilares delante del arca del Señor.» Al pueblo le dijo: «Pasad y dad la vuelta a la ciudad y que la vanguardia pase delante del arca del Señor.» Se hizo según la orden dada por Josué al pueblo. Siete sacerdotes, llevando las siete trompetas jubilares, pasaron delante del arca del Señor y tocaron las trompetas; el arca de la alianza del Señor iba tras ellos; la vanguardia iba delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas y la retaguardia marchaba detrás del arca. Según iban caminando, tocaban las trompetas. Josué había dado esta orden al pueblo: «No gritéis ni dejéis oír vuestras voces; que no salga ni una palabra de vuestra boca hasta el día en que yo os diga: "Gritad." Entonces gritaréis.» Hizo que el arca del Señor diera la vuelta a la ciudad una vez; luego volvieron al campamento, donde pasaron la noche. Josué se levantó de mañana y los sacerdotes tomaron el arca del Señor. Siete sacerdotes, llevando las siete trompetas jubilares delante del arca del Señor, iban caminando y tocando las trompetas según caminaban. La vanguardia iba delante de ellos y la retaguardia detrás del arca del Señor, desfilando al son de las trompetas. Dieron el segundo día una vuelta a la ciudad y volvieron al campamento. Durante seis días se hizo lo mismo. El séptimo día, se levantaron con el alba y dieron la vuelta a la ciudad siete veces, según el mismo rito. A la séptima vuelta los sacerdotes tocaron la trompeta y Josué dijo al pueblo: «La ciudad será consagrada como anatema al Señor con todo lo que hay en ella. Únicamente Rajab, la meretriz, .quedará con vida, así como todos los que estén con ella en su casa, por haber ocultado a los exploradores que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema, no vayáis a quedaros con algo de lo que es anatema, llevados de la codicia, porque expondríais al anatema a todo el campamento de Israel y le acarrearíais la desgracia. Toda la plata y todo el oro, todos los, objetos de bronce y de hierro están consagrados al Señor; ingresarán en su tesoro. Y ahora, ¡lanzad, el grito de guerra, porque el Señor os ha entregado la ciudad!» El pueblo levantó un gran clamoreo y se tocaron las trompetas. Cuando se escuchó la voz de las trompetas, todos prorrumpieron en un griterío inmenso y el muro se vino abajo. La gente escaló la ciudad, cada uno frente a sí, y se apoderaron de ella. Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, bueyes, ovejas y asnos, pasándolos a filo de espada. Responsorio Cf. Is 25, 1. 2; Hb 11, 30 R. Señor, tú eres mi Dios, te alabaré y te daré gracias: * tú convertiste la ciudad en escombros y no será ya jamás reconstruida. V. Por la fe se derrumbaron las murallas de Jericó, después que los hijos de Israel dieron vueltas alrededor de ellas durante siete días. R. Tú convertiste la ciudad en escombros y no será ya jamás reconstruida. SEGUNDA LECTURA De los Sermones de san Antonio de Padua, presbítero (1, 226) LA PALABRA TIENE FUERZA CUANDO VA ACOMPAÑADA DE LAS OBRAS El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por ejemplo la humildad, la pobreza. la paciencia y la obediencia. que son las palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas en nuestra conducta. La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras. Cesen, por favor, las palabras y sean las obras quienes hablen. Estamos repletos de palabras, pero vacíos de obras, y por esto el Señor nos maldice como maldijo aquella higuera en la que no halló fruto, sino hojas tan sólo. «La norma del predicador -dice san Gregorio- es poner por obra lo que predica.» En vano se esfuerza en propagar la doctrina cristiana el que la contradice con sus obras. Pero los apóstoles hablaban según les hacía expresarse el Espíritu Santo. ¡Dichoso el que habla según le hace expresarse el Espíritu Santo y no según su propio sentir! Porque hay algunos que hablan movidos por su propio espíritu, roban las palabras de los demás y las proponen como suyas, atribuyéndolas a sí mismos. De estos tales y de otros semejantes dice el Señor por boca de Jeremías: Aquí estoy yo contra los profetas que se roban mis palabras uno a otro. Aquí estoy yo contra los profetas -oráculo del Señor- que manejan la lengua para echar oráculos. Aquí estoy yo contra los profetas de sueños falsos -oráculo del Señor-, que los cuentan para extraviar a mi pueblo. con sus embustes y jactancias. Yo no los mandé ni los envié. por eso son inútiles a mi pueblo -oráculo del Señor-. Hablemos, pues, según nos haga expresarnos el Espíritu Santo. pidiéndole con humildad y devoción que infunda en nosotros su gracia, para que completemos el significado quincuagenario del día de Pentecostés, mediante el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y la observancia de los diez mandamientos, y para que nos llenemos de la ráfaga de viento de la contrición. de manera que, encendidos e iluminados por los sagrados esplendores, podamos llegar a la contemplación del Dios uno y trino. Responsorio Cf. Os 14. 6; Sal 91, 13; Sir 24. 4 R. El justo florecerá como un lirio * y se alegrará eternamente ante el Señor. V. En medio de su pueblo se gloría. R. Y se alegrará eternamente ante el Señor. CONCLUSIÓN Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade: V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Laudes HIMNO Para vosotros, el misterio del Padre; con vosotros, la luz del Verbo; en vosotros, la llama del Amor que es fuego. ¡Hontanares de Dios!, ¡hombres del Evangelio!, ¡humildes inteligencias luminosas!, ¡grandes hombres de barro tierno! El mundo tiene hambre de infinito y sed de cielo; las creaturas nos atan a lo efímero y nos vamos perdiendo en el tiempo. Para nosotros, el misterio que aprendisteis del Padre; con nosotros, la luz que os dio el Verbo; en nosotros, el Amor ingénito. ¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!, dadnos una vida y un anhelo, la angustia por la verdad, por el error el miedo. Dadnos una vida de rodillas ante el misterio, una visión de este mundo de muerte y una esperanza de cielo. Padre, te pedimos para la Iglesia la ciencia de estos maestros. Amén. SALMODIA Ant. 1: Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos. Salmo 79 VEN A VISITAR TU VIÑA Ven, Señor Jesús. (Ap 22, 20) Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como a un rebaño; tú que te sientas sobre querubines, resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés; despierta tu poder y ven a salvarnos. ¡Oh Dios!, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Señor, Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo estarás airado mientras tu pueblo te suplica? Le diste a comer llanto, a beber lágrimas a tragos; nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos, nuestros enemigos se burlan de nosotros. Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste; le preparaste el terreno y echó raíces hasta llenar el país; su sombra cubría las montañas, y sus pámpanos, los cedros altísimos; extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río. ¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. La han talado y le han prendido fuego: con un bramido hazlos perecer. Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre, Señor Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Ant. 1: Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos. Ant. 2: Anunciad a toda la tierra que el Señor hizo proezas. Cántico Is 12, 1-6 ACCIÓN DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO El que tenga sed que venga a mí y que beba. (Jn 7, 37) Te doy gracias, Señor, porque estabas airado contra mí, pero ha cesado tu ira y me has consolado. Él es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. Aquel día, diréis: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. Tañed para el Señor, que hizo proezas; anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!» Ant. 2: Anunciad a toda la tierra que el Señor hizo proezas. Ant. 3: Aclamad a Dios, nuestra fuerza. + Salmo 80 SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA Mirad que no tenga nadie un corazón malo e incrédulo. (Hb 3, 12) Aclamad a Dios, nuestra fuerza; + dad vítores al Dios de Jacob: acompañad, tocad los panderos, las cítaras templadas y las arpas; tocad la trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es nuestra fiesta; porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida para José al salir de Egipto. Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré, te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel! No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto; abre la boca y yo la saciaré. Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios; los que aborrecen al Señor te adularían, y su suerte quedaría fijada; te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre.» Ant. 3: Aclamad a Dios, nuestra fuerza. LECTURA BREVE Sb 7, 13-14 Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda. RESPONSORIO BREVE V. El pueblo cuenta su sabiduría. R. El pueblo cuenta su sabiduría. V. La asamblea pregona su alabanza. R. Cuenta su sabiduría. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. El pueblo cuenta su sabiduría. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant.: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79 EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Ant.: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad. PRECES Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo: Apacienta a tu pueblo, Señor. Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor, haz que por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa. Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo, no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos. Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas, haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa. Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos, haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó: Padre nuestro. Oración Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un predicador insigne del Evangelio en san Antonio de Padua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus dificultades, concédenos, por su intercesión, que seamos fieles a las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. hora intermedia V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria. Aleluya. HIMNO TERCIA Ven, Espíritu Santo, luz y gozo, Amor, que en tus incendios nos abrasas: renueva el alma de este pueblo tuyo que por mis labios canta tu alabanza. En sus fatigas diarias; sé descanso; en su lucha tenaz, vigor y gracia: haz germinar la caridad del Padre, que engendra flores y que quema zarzas. Ven, Amor, que iluminas el camino, compañero divino de las almas: ven con tu viento a sacudir al mundo y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén. O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades: El trabajo, Señor, de cada día nos sea por tu amor santificado, convierte su dolor en alegría de amor, que para dar tú nos has dado. Paciente y larga es nuestra tarea en la noche oscura del amor que espera; dulce huésped del alma, al que flaquea dale tu luz, tu fuerza que aligera. En el alto gozoso del camino, demos gracias a Dios, que nos concede la esperanza sin fin del don divino; todo lo puede en él quien nada puede. Amén. SEXTA En los domingos: Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la Vida. Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente; sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre. Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, cabal acontecer de nueva vida. Concédenos, oh Padre omnipotente, por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro, vivir ahora el fuego de tu Espíritu, haciendo de esta. tierra un cielo nuevo. Amén. O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades: Te está cantando el martillo y rueda en tu honor la rueda. Puede que la luz no pueda librar del humo su brillo. ¡Qué sudoroso y sencillo te pones a mediodía, Dios de esta dura porfía de estar sin pausa creando, y verte necesitando del hombre más cada día! Quién diga que Dios ha muerto que salga a la luz y vea si el mundo es o no tarea de un Dios que sigue despierto. Ya no es su sitio el desierto ni en la montaña se esconde; decid, si preguntan dónde, que Dios está -sin mortaja- en donde un hombre trabaja y un corazón le responde. Amén. O bien, tanto en los domingos como en las ferias: Este mundo del hombre, en que él se afana tras la felicidad que tanto ansía, tú lo vistes, Señor, de luz temprana y de radiante sol al mediodía. Así el poder de tu presencia encierra el secreto más hondo de esta vida; un nuevo cielo y una nueva tierra colmarán nuestro anhelo sin medida. Poderoso Señor de nuestra historia, no tardes en venir gloriosamente; tu luz resplandeciente y tu victoria inunden nuestra vida eternamente. Amén. NONA Fundamento de todo lo que existe, de tu pueblo elegido eterna roca, de los tiempos Señor, que prometiste dar tu vigor al que con fe te invoca. Mira al hombre que es fiel y no te olvida, tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte para amarte y servirte en esta vida y gozarte después de santa muerte. Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa en este atardecer que se avecina, serena claridad y dulce brisa será tu amor que todo lo domina. Amén. O bien: Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado tu gran amor, tu gran misericordia, y tu fuerza nos das para seguirte por el mismo camino hacia la gloria. Que fielmente cumplamos en tu Iglesia nuestra parte en tu obra salvadora, y, al llegar a la tarde de la vida, en gozo eterno el Padre nos acoja. Gracias, Padre, a ti porque nos llamas, a Jesús, que en su sangre nos redime, y al Espíritu, luz y guía de este pueblo que al cielo se dirige. Amén. Pueden usarse también, sobretodo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados. SALMODIA Ant. 1: Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata. Salmo 118, 65-72 Has dado bienes a tu siervo, Señor, conforme a tus palabras; enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos; antes de sufrir yo andaba extraviado, pero ahora me ajusto a tu promesa. Tú eres bueno y haces el bien; instrúyeme en tus leyes; los insolentes urden engaños contra mí, pero, yo custodio tus leyes; , tienen, el corazón espeso como grasa, pero mi delicia es tu voluntad, Me estuvo bien el sufrir, así aprendí tus mandamientos; más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata. Ant. 1: Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata. Ant. 2: En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal. Salmo 55, 2-7b. 9-14 CONFIANZA EN LA PALABRA DE DIOS En este salmo aparece Cristo en su pasión. (S. Jerónimo) Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me acosan todo el día; todo el día me hostigan mis enemigos, me atacan en masa. Levántame en el día terrible, yo confío en ti. En Dios, cuya promesa alabo, en Dios confío y no temo: ¿qué podrá hacerme un mortal? Todos los días discuten y planean pensando sólo en mi daño; buscan un sitio para espiarme, acechan mis pasos y atentan contra mi vida. Anota en tu libro mi vida errante, recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío. Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco, y así sabré que eres mi Dios. En Dios, cuya promesa alabo; en el Señor, cuya promesa alabo, en Dios confío y no temo: ¿qué podrá hacerme un hombre? Te debo, Dios mío, los votos que hice, los cumpliré con acción de gracias; porque libraste mi alma de la muerte, mis pies de la caída; para que camine en presencia de Dios a la luz de la vida. Ant. 2: En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal. Ant. 3: Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos. Salmo 56 ORACIÓN MATUTINA DF UN AFLIGIDO Este salmo canta la pasión del Señor. (S. Agustín) Misericordia, Dios mío, misericordia, que mi alma se refugia en ti; me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la calamidad. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí: desde el cielo me enviará la salvación, confundirá a los que ansían matarme, enviará su gracia y su lealtad. Estoy echado entre leones devoradores de hombres; sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada afilada. Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria. Han tendido una red a mis pasos para que sucumbiera; me han cavado delante una fosa, pero han caído en ella. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme. Voy a cantar y a tocar: despierta, gloria mía; despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora. Te daré gracias, ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones: por tu bondad, que es más grande que los cielos; por tu fidelidad, que alcanza a las nubes. Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria. Ant. 3: Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos. LECTURA BREVE Tercia Ga 5, 13-14 Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Pues toda la ley se concentra en esta frase: amarás al prójimo como a ti mismo. V. Correré, Señor, por el camino de tus mandatos. R. Cuando me ensanches el corazón. Oremos: Señor Dios, que a la hora de tercia enviaste al Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en oración, concédenos también a nosotros participar de los dones de ese mismo Espíritu. Por Cristo nuestro Señor. Sexta Ga 5, 16-17 Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne desea contra, el espíritu, y el espíritu contra la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. V. Tú eres bueno, Señor, y haces el bien. R. Instrúyeme en tus leyes. Oremos: Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas, haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus preceptos, caminemos siempre por tus sendas con el corazón jubiloso. Por Cristo nuestro Señor. Nona Ga 5, 22. 23a. 25 El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu marchemos tras el Espíritu. V. Indícame, Señor, el camino que he de seguir. R. Tu espíritu que es bueno me guíe por tierra llana. Oremos: Contempla, Señor, a tu familia en oración, y haz que imitando los ejemplos de paciencia de tu Hijo no decaiga nunca ante la adversidad. Por Cristo nuestro Señor. CONCLUSIÓN Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade: V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Vísperas INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria. HIMNO Verbo de Dios, eterna luz divina, fuente eternal de toda verdad pura, gloria de Dios, que el cosmos ilumina, antorcha toda luz en noche oscura. Palabra eternamente pronunciada en la mente del Padre, ¡oh regocijo!, que en el tiempo a los hombres nos fue dada en el seno de Virgen, hecha Hijo. Las tinieblas de muerte y de pecado, en que yacía el hombre, así vencido, su verdad y su luz han disipado, con su vida y su muerte ha redimido. Con destellos de luz que Dios envía, no dejéis de brillar, faros divinos; de los hombres y pueblos sed su guía, proclamad la verdad en los caminos. Amén. SALMODIA Ant. 1: Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra. Salmo 71 PODER REAL DEL MESÍAS Abriendo sus cofres le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mt 2, 11) I Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. Que los montes traigan paz, y los collados justicia; que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos del pobre y quebrante al explotador. Que dure tanto como el sol, como la luna, de edad en edad; que baje como lluvia sobre el césped, como llovizna que empapa la tierra. Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna. Que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. Que en su presencia se inclinen sus rivales; que sus enemigos muerdan el polvo; que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo. Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. Ant. 1: Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra. Ant. 2: Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia. II Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres; él rescatará sus vidas de la violencia, su sangre será preciosa a sus ojos. Que viva y que le traigan el oro de Saba; él intercederá por el pobre y lo bendecirá. Que haya trigo abundante en los campos, y ondee en lo alto de los montes, den fruto como el Líbano, y broten las espigas como hierba del campo. Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; bendito por siempre su nombre glorioso, que su gloria llene la tierra. ¡Amén, amén! Ant. 2: Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia. Ant. 3: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios. Cántico Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a EL JUICIO DE DIOS Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar. Se encolerizaron las naciones, llegó tu cólera, y el tiempo de que sean juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos y a los que temen tu nombre, y a los pequeños y a los grandes, y de arruinar a los que arruinaron la tierra. Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas. Ant. 3: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios. LECTURA BREVE St 3, 17-18 La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia. RESPONSORIO BREVE V. En la asamblea le da la palabra. R. En la asamblea le da la palabra. V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia. R. Le da la palabra. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En la asamblea le da la palabra. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant.: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Antonio de Padua, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios. Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55 ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant.: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Antonio de Padua, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios. PRECES Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo: Salva a tu pueblo, Señor. Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia, haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud. Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles, purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos. Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos, llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios. Tú que fuiste la heredad de los santos pastores, no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano, salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida. Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración: Padre nuestro. Oración Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un predicador insigne del Evangelio en san Antonio de Padua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus dificultades, concédenos, por su intercesión, que seamos fieles a las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Completas INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia, el cual en la celebración comunitaria puede concluirse con algunas de las fórmulas del acto penitencial de la misa. HIMNO Cuando la luz del sol es ya Poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. O bien: Se inclina ya mi frente, sellado está el trabajo; Señor, tu pecho sea la gracia del descanso. Mis ojos se retiran, la voz deja su canto, pero el amor enciende su lámpara velando. Lucero que te fuiste, con gran amor amado, en tu gloria dormimos y en sueños te adoramos. Amén. SALMODIA Ant.: Mi carne descansa serena. Salmo 15 CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN Dios resucitó a Jesús, rompiendo las ataduras de la muerte. (Hch 2, 24) Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: “Tú eres mi bien.” Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Ant. Mi carne descansa serena. LECTURA BREVE 1Ts 5, 23 Que el mismo Dios de la Paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Cántico de Simeón Lc 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Oración Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor. CONCLUSIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda un noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN I Madre del Redentor, virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella de mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores. II Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles; salve raíz, salve puerta, que dio paso a nuestra luz. Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros. III Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! IV Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Oficio de lectura HIMNO Con gozo el corazón cante la vida, presencia y maravilla del Señor, de luz y de color bella armonía, sinfónica cadencia de su amor. Palabra esplendorosa de su Verbo, cascada luminosa de verdad, que fluye en todo ser que en él fue hecho imagen de su ser y de su amor. La fe cante al Señor, y su alabanza, palabra mensajera del amor, responda con ternura a su llamada en himno agradecido a su gran don. Dejemos que su amor nos llene el alma en íntimo diálogo con Dios, en puras claridades cara a cara, bañadas por los rayos de su sol. Al Padre subirá nuestra alabanza por Cristo, nuestro vivo intercesor, en alas de su Espíritu que inflama en todo corazón su gran amor. Amén. SALMODIA Ant.1: La promesa del Señor es escudo para los que a ella se acogen. Salmo 17, 31-51 EL SEÑOR REVELA SU PODER SALVADOR Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Rm 8, 31) IV Perfecto es el camino de Dios, acendrada es la promesa del Señor; él es escudo para los que a él se acogen. ¿Quién es dios fuera del Señor? ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios me ciñe de valor y me enseña un camino perfecto; él me da pies de ciervo y me coloca en las alturas; él adiestra mis manos para la guerra, y mis brazos para tensar la ballesta. Ant.1: La promesa del Señor es escudo para los que a ella se acogen. Ant. 2: Tu diestra, Señor, me sostuvo. V Me dejaste tu escudo protector, tu diestra me sostuvo, multiplicaste tus cuidados conmigo. Ensanchaste el camino a mis pasos y no flaquearon mis tobillos; yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo; y no me volvía sin haberlo aniquilado: los derroté y no pudieron rehacerse, cayeron bajo mis pies. Me ceñiste de valor para la lucha, doblegaste a los que me resistían; hiciste volver la espalda a mis enemigos, rechazaste a mis adversarios. Pedían auxilio, pero nadie los salvaba; gritaban al Señor, pero no les respondía. Los reduje a polvo, que arrebata el viento; los pisoteaba como barro de las calles. Me libraste de las contiendas de mi pueblo, me hiciste cabeza de naciones, un pueblo extraño fue mi vasallo. Los extranjeros me adulaban, me escuchaban y me obedecían. Los extranjeros palidecían y salían temblando de sus baluartes. Ant. 2: Tu diestra, Señor, me sostuvo. Ant. 3: Viva el Señor, sea ensalzado mi Dios y Salvador. VI Viva el Señor, bendita sea mi roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador: el Dios que me dio el desquite y me sometió los pueblos; que me libró de mis enemigos, me levantó sobre los que resistían y me salvó del hombre cruel. Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor, y tañeré en honor de tu nombre: tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido, de David y su linaje por siempre. Ant. 3: Viva el Señor, sea ensalzado mi Dios y Salvador. V. Ábreme, Señor, los ojos. R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad Lecturas y Oración: Semanas: 1 - 5 - 9 - 13 - 17 - 21 - 25 - 29 - 33 CONCLUSIÓN Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade: V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. Laudes HIMNO Crece la luz bajo tu hermosa mano, Padre celeste, y suben los hombres matutinos al encuentro de Cristo primogénito. El hizo amanecer ante tus ojos y enalteció la aurora, cuando aún no estaba el hombre sobre el mundo para poder cantarla. El es principio y fin del universo, y el tiempo, en su caída, se acoge al que es la fuerza de las cosas y en él rejuvenece. El es quien nos reanima y fortalece, y hace posible el himno que, ante las maravillas de tus manos, cantamos jubilosos. He aquí la nueva luz que asciende y busca su cuerpo misterioso; he aquí, en la claridad de la mañana, el signo de tu rostro. Envía, Padre eterno, sobre el mundo el soplo de tu Hijo, potencia de tu diestra y primogénito de todos los que mueren. Amén. SALMODIA Ant. 1: Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora. Salmo 56 ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO Este salmo canta la pasión del Señor. (S. Agustín) Misericordia, Dios mío, misericordia, que mi alma se refugia en ti; me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la calamidad. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí: desde el cielo me enviará la salvación, confundirá a los que ansían matarme, enviará su gracia y su lealtad. Estoy echado entre leones devoradores de hombres; sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada afilada. Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria. Han tendido una red a mis pasos para que sucumbiera; me han cavado delante una fosa, pero han caído en ella. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme. Voy a cantar y a tocar: despierta, gloria mía; despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora. Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones: por tu bondad, que es más grande que los cielos, por tu fidelidad, que alcanza a las nubes. Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria. Ant. 1: Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora. Ant. 2: «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor. Cántico Jr 31, 10-14 FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jesús iba a morir... para reunir a los hijos de Dios dispersos. Jn 11, 51. 52) Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: «El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño; porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.» Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor: hacia el trigo y el vino y el aceite, y los rebaños de ovejas y de vacas; su alma será como un huerto regado, y no volverán a desfallecer. Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas; alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos, y mi pueblo se saciará de mis bienes. Ant. 2: «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor. Ant. 3: Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios. + Salmo 47 HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN Me transportó en espíritu a un monte altísimo y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén. (Ap 21, 10) Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, + su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra: el monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar. Mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos; pero, al verla, quedaron aterrados y huyeron despavoridos; allí los agarró un temblor y dolores como de parto; como un viento del desierto, que destroza las naves de Tarsis. Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre. ¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia: el monte Sión se alegra las ciudades de Judá se gozan con tus sentencias. Dad la vuelta en torno a Sión: contando sus torreones; fijaos en sus baluartes, observad sus palacios, para poder decirle a la próxima generación: «Este es el Señor, nuestro Dios.» Él nos guiará por siempre jamás. Ant. 3: Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios. LECTURA BREVE Is 66, 1-2 Así dice el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies: ¿Qué templo podréis construirme?; ¿o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío -oráculo del Señor-. En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.» RESPONSORIO BREVE V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor. R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor. V. Guardaré tus leyes. R. Respóndeme, Señor. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant.: Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos. Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79 EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Ant.: Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos. PRECES Demos gracias a Cristo que nos ha dado la luz del día y supliquémosle diciendo: Bendícenos y santifícanos, Señor. Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados, acepta los deseos y las acciones de este día. Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día, sé tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones. Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean para que logremos así ser imágenes de tu bondad. En la mañana haznos escuchar tu gracia y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Fieles a la recomendación del Salvador, digamos llenos de confianza filial. Padre nuestro. Oración Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti, al empezar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo. Que vive y reina contigo. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. hora intermedia V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria. Aleluya. HIMNO TERCIA Ven, Espíritu Santo, luz y gozo, Amor, que en tus incendios nos abrasas: renueva el alma de este pueblo tuyo que por mis labios canta tu alabanza. En sus fatigas diarias; sé descanso; en su lucha tenaz, vigor y gracia: haz germinar la caridad del Padre, que engendra flores y que quema zarzas. Ven, Amor, que iluminas el camino, compañero divino de las almas: ven con tu viento a sacudir al mundo y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén. O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades: El trabajo, Señor, de cada día nos sea por tu amor santificado, convierte su dolor en alegría de amor, que para dar tú nos has dado. Paciente y larga es nuestra tarea en la noche oscura del amor que espera; dulce huésped del alma, al que flaquea dale tu luz, tu fuerza que aligera. En el alto gozoso del camino, demos gracias a Dios, que nos concede la esperanza sin fin del don divino; todo lo puede en él quien nada puede. Amén. SEXTA En los domingos: Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la Vida. Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente; sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre. Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, cabal acontecer de nueva vida. Concédenos, oh Padre omnipotente, por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro, vivir ahora el fuego de tu Espíritu, haciendo de esta. tierra un cielo nuevo. Amén. O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades: Te está cantando el martillo y rueda en tu honor la rueda. Puede que la luz no pueda librar del humo su brillo. ¡Qué sudoroso y sencillo te pones a mediodía, Dios de esta dura porfía de estar sin pausa creando, y verte necesitando del hombre más cada día! Quién diga que Dios ha muerto que salga a la luz y vea si el mundo es o no tarea de un Dios que sigue despierto. Ya no es su sitio el desierto ni en la montaña se esconde; decid, si preguntan dónde, que Dios está -sin mortaja- en donde un hombre trabaja y un corazón le responde. Amén. O bien, tanto en los domingos como en las ferias: Este mundo del hombre, en que él se afana tras la felicidad que tanto ansía, tú lo vistes, Señor, de luz temprana y de radiante sol al mediodía. Así el poder de tu presencia encierra el secreto más hondo de esta vida; un nuevo cielo y una nueva tierra colmarán nuestro anhelo sin medida. Poderoso Señor de nuestra historia, no tardes en venir gloriosamente; tu luz resplandeciente y tu victoria inunden nuestra vida eternamente. Amén. NONA Fundamento de todo lo que existe, de tu pueblo elegido eterna roca, de los tiempos Señor, que prometiste dar tu vigor al que con fe te invoca. Mira al hombre que es fiel y no te olvida, tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte para amarte y servirte en esta vida y gozarte después de santa muerte. Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa en este atardecer que se avecina, serena claridad y dulce brisa será tu amor que todo lo domina. Amén. O bien: Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado tu gran amor, tu gran misericordia, y tu fuerza nos das para seguirte por el mismo camino hacia la gloria. Que fielmente cumplamos en tu Iglesia nuestra parte en tu obra salvadora, y, al llegar a la tarde de la vida, en gozo eterno el Padre nos acoja. Gracias, Padre, a ti porque nos llamas, a Jesús, que en su sangre nos redime, y al Espíritu, luz y guía de este pueblo que al cielo se dirige. Amén. SALMODIA Ant. 1: Ábreme los ojos. Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad. Salmo 118, 17-24 Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras; ábreme los ojos y contemplaré las maravillas de tu voluntad; soy un forastero en la tierra: no me ocultes tus promesas. Mi alma se consume, deseando continuamente tus mandamientos; reprendes a los soberbios, infelices los que se apartan de tus mandatos; aleja de mí las afrentas y el desprecio, porque observo tus preceptos. Aunque los nobles se sientan a murmurar de mí, tu siervo medita tus leyes; tus preceptos son mi delicia, tus decretos son mis consejeros. Ant. 1: Ábreme los ojos. Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad. Ant. 2: Haz, Señor, que camine con lealtad. Salmo 24 ORACIÓN POR TODA CLASE DE NECESIDADES La esperanza no defrauda (R 5, 5) I A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti no quedan defraudados, mientras que el fracaso malogra a los traidores. Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. Por el honor de tu nombre, Señor, perdona mis culpas, que son muchas. Ant. 2: Haz, Señor, que camine con lealtad. Ant. 3: Mírame, ¡oh Dios!, y sácame de mis tribulaciones, que estoy solo y afligido. II Hay alguien que tema al Señor? Él le enseñará el camino escogido: su alma vivirá feliz, su descendencia poseerá la tierra. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él saca mis pies de la red. Mírame, ¡oh Dios!, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados, mira cuántos son mis enemigos, que me detestan con odio cruel. Guarda mi vida y líbrame, no quede yo defraudado de haber acudido a ti. La inocencia y la rectitud me protegerán, porque espero en ti. Salva, ¡oh Dios!, a Israel de todos sus peligros. Ant. 3: Mírame, ¡oh Dios!, y sácame de mis tribulaciones, que estoy solo y afligido. LECTURA BREVE Tercia Am 4, 13 El Señor formó las montañas, creó el viento, descubre al hombre su pensamiento, hace la aurora y la oscuridad, camina sobre el dorso de la tierra. Su nombre es el Señor de los ejércitos. V. Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor. R. Ensalzadlo con himnos por los siglos. Oremos: Señor Dios, que a la hora de tercia enviaste al Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en oración, concédenos también a nosotros participar de los dones de ese mismo Espíritu. Por Cristo nuestro Señor. Sexta Am 5, 8 El Señor creó las Pléyades y Orión, convierte la sombra en aurora, oscurece el día en noche; convoca las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. Su nombre es el Señor. V. Honor y majestad lo preceden. R. Fuerza y esplendor están en su templo. Oremos: Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas, haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus preceptos, caminemos siempre por tus sendas con el corazón jubiloso. Por Cristo nuestro Señor. Nona Am 9, 6 El Señor construye en el cielo su morada, cimenta sobre la tierra su bóveda; convoca las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. Su nombre es él Señor. V. El cielo proclama la gloria de Dios. R. El firmamento pregona la obra de sus manos. Oremos: Contempla, Señor, a tu familia en oración, y haz que imitando los ejemplos de paciencia de tu Hijo no decaiga nunca ante la adversidad. Por Cristo nuestro Señor. CONCLUSIÓN Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade: V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. I Vísperas del Sagrado Corazón de Jesús INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria. Aleluya. HIMNO Mármol con sangre, tu frente; lirios con sangre, tus manos; tus ojos, soles con muerte; luna, con muerte, tus labios. Así quiero verte, Cristo, sangriento jardín de nardos; así, con tus cinco llagas, cielo roto y estrellado. Rojo y blanco, blanco y rojo, te vio la niña del cántico: bien merecido lo tienes, por santo y enamora
do. Abismo reclama abismo: ¿o no lo sabías acaso?; el amor llama a la muerte: muerte y amor son hermanos. Amor quema, amor hiende carne y alma, pecho y labio. Amor, espada de fuego; amor, cauterio y taladro. Así quiero verte, Cristo, con sangre, lirios y mármol; soles y lunas con muerte en tus ojos y en tus labios. Amén. SALMODIA Ant. 1: Con amor eterno nos amó Dios; por eso levantado sobre la tierra nos atrajo a su corazón, compadeciéndose de nosotros. Salmo 112 Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo; a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos. Ant.1: Con amor eterno nos amó Dios; por eso levantado sobre la tierra nos atrajo a su corazón, compadeciéndose de nosotros. Ant. 2: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas. Salmo 145 Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos; sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. Ant. 2: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas. Ant. 3: Yo soy el buen pastor que apaciento mis ovejas, y doy mi vida por las ovejas. Cántico Ap 4, 11; 5, 9-10. 12 Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado. Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes y reinan sobre la tierra. Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza. Ant. 3: Yo soy el buen pastor que apaciento mis ovejas, y doy mi vida por las ovejas. LECTURA BREVE Ef 5, 25b-27 Cristo amó a su Iglesia y se entregó a la muerte por ella para santificarla, purificándola en el baño del agua, que va acompañado de la palabra, y para hacerla comparecer ante su presencia toda resplandeciente, sin mancha ni defecto ni cosa parecida, sino santa e inmaculada. RESPONSORIO BREVE V. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre. R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre. V. Y ha hecho de nosotros reino y sacerdotes para el Dios y Padre suyo. R. Por la virtud de su sangre. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant.: He venido a traer fuego al mundo, y ¡cuánto deseo que esté ya ardiendo! A continuación se dice el Cántico de la Santísima Virgen María PRECES Acudamos, hermanos, a Jesús, descanso de nuestras almas fatigadas, y digámosle suplicantes: Rey amantísimo, ten piedad de nosotros. Oh Jesús, que quisiste ser traspasado por la lanza para que de tu corazón abierto, al brotar el agua y la sangre, naciera tu esposa la Iglesia, haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada. Jesús, templo santo de Dios, destruido por los hombres y levantado nuevamente por el Padre, dígnate hacer de la Iglesia morada del Altísimo. Jesús, rey y centro de todos los corazones, que con amor eterno nos amas y nos atraes con misericordia, renueva tu alianza con todos los hombres. Jesús, paz y reconciliación nuestra, que has hecho las paces en un solo hombre nuevo, dando muerte al odio mediante la cruz, danos acceso al Padre. Jesús, vida y resurrección nuestra, alivio de los que están cansados y descanso de los que se sienten agobiados, atrae hacia ti a los pecadores. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Jesús, que por tu amor desbordante te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte y una muerte de cruz, llama a los fieles difuntos a la resurrección. Unidos a Jesucristo, que nos ama como hermano, acudamos al Padre, diciendo: Padre nuestro. Oración Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Completas INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia, el cual en la celebración comunitaria puede concluirse con alguna de las fórmulas del acto penitencial de la misa. HIMNO Se inclina ya mi frente, sellado está el trabajo; Señor, tu pecho sea la gracia del descanso. Mis ojos se retiran, la voz deja su canto, pero el amor enciende su lámpara velando. Lucero que te fuiste, con gran amor amado, en tu gloria dormimos y en sueños te adoramos. Amén. SALMODIA Ant. 1: Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración. Salmo 4 ACCIÓN DE GRACIAS El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos. (S. Agustín) Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración. Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor, y el Señor me escuchará cuando lo invoque. Temblad y no pequéis, reflexionad en el silencio de vuestro lecho; ofreced sacrificios legítimos y confiad en el Señor. Hay muchos que dicen: “¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?” Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino. En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú solo, Señor, me hacer vivir tranquilo. Ant. 1: Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración. Ant. 2: Durante la noche, bendecid al Señor. Salmo 133 ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes. (Ap 19, 5) Y ahora bendecid al Señor, los siervos del Señor, los que pasáis la noche en la casa del Señor: Levantad las manos hacia el santuario, y bendecid al Señor. El Señor te bendiga desde Sión: el que hizo cielo y tierra. Ant. 2: Durante la noche, bendecid al Señor. LECTURA BREVE Dt 6, 4-7 Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Cántico de Simeón Lc 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Oración Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor. CONCLUSIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda un noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN I Madre del Redentor, virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella de mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores. II Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles; salve raíz, salve puerta, que dio paso a nuestra luz. Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros. III Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! IV Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Fuente: Liturgia de las Horas (Tomo III)
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