Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Ordinario de la Misa: Jueves VII Semana de Pascua. Ciclo b. 24 de Mayo, 2012
Enséñanos, Señor, el camino de la vida
Feria de Pascua: jueves de la 7a. semana
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio
Antífona de Entrada
Acerquémonos confiadamente a Dios, fuente de bondad, a fin de alcanzar su misericordia y su gracia en el tiempo oportuno.
Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, que el Espíritu Santo nos conceda abundantemente sus dones, para que podamos conocer tu voluntad y ajustemos a ella nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (22, 30; 23, 6-11)
En aquellos días, el comandante, queriendo saber con exactitud de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó que le quitaran las cadenas, convocó a los sumos sacerdotes y a todo el sanedrín, y llevando consigo a Pablo, lo hizo comparecer ante ellos.
Como Pablo sabía que una parte del sanedrín era de saduceos y otra de fariseos, exclamó: “Hermanos: Yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me quieren juzgar porque espero la resurrección de los muertos”.
Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, que ocasionó la división de la asamblea. (Porque los saduceos niegan la otra vida, sea de ángeles o de espíritus resucitados; mientras que los fariseos admiten ambas cosas). Estalló luego una terrible gritería y algunos escribas del partido de los fariseos, se pusieron de pie y declararon enérgicamente:
“Nosotros no encontramos ningún delito en este hombre. ¿Quién puede decirnos que no le ha hablado un espíritu o un ángel?”
El alboroto llegó a tal grado, que el comandante, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó traer a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
En la noche siguiente se le apareció el Señor a Pablo y le dijo:
“Ten ánimo, Pablo; porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también tendrás que darlo en Roma”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 15
Enséñanos, Señor,
el camino de la vida. Aleluya.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos.
Enséñanos, Señor,
el camino de la vida. Aleluya.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré.
Enséñanos, Señor,
el camino de la vida. Aleluya.
Por eso se me alegran el corazón y el alma, y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción.
Enséñanos, Señor,
el camino de la vida. Aleluya.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti.
Enséñanos, Señor,
el camino de la vida. Aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, somos uno. Así el mundo creerá que tú me has enviado, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (17, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo:
“Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.
Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El evangelista Juan pone en evidencia el gran deseo de Jesús: “Que todos sean uno, como lo somos nosotros”; éste es el ideal de vida para la comunidad de creyentes de todos los tiempos; es la característica principal del discípulo de Cristo, y por lo mismo de la Iglesia. Si profundizamos en las palabras que componen este relato, vamos a ver evidente que el autor escribe con el objetivo de invitar a la comunidad a que se mantenga unida a Cristo, ya que los intereses personales, la búsqueda de poder y la fuerte influencia del imperio romano estaban dividiendo internamente a la comunidad de seguidores. Por eso, Juan pone de manera urgente como modelo de unidad y de fidelidad la relación de amor entre Jesús y el Padre, fuente de comunión y de unidad entre los creyentes. Si la Iglesia no vive el amor fraterno, si no se interesa por la causa del Reino de Dios, rompe esa unidad de amor que Jesús dejó como herencia a sus discípulos y pierde su carácter sacramental en el mundo. – Hoy necesitamos una Iglesia que manifieste a la sociedad actual su unión con el proyecto iniciado por Jesús, a través de la creatividad, la solidaridad con los más pobres y el amor real entre los hermanos.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que hemos preparado para el sacrificio eucarístico, y transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio después
de la Ascensión
En la espera de la venida
del Espíritu Santo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario que todas las criaturas, en el cielo y en la tierra, se unan en tu alabanza, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, tu Hijo, Señor del universo.
El cual, habiendo entrado una vez para siempre en el santuario del cielo, ahora intercede por nosotros, como mediador que asegura la perenne efusión del Espíritu.
Pastor y obispo de nuestras almas, nos invita a la plegaria unánime, a ejemplo de María y los apóstoles, en la espera de un nuevo Pentecostés.
Por este misterio de santificación y de amor, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Yo os lo aseguro, dice el Señor: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Espíritu consolador.
Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía, Señor, nos haga comprender tus designios y nos comunique tu misma vida divina, para que seamos dignos de recibir los dones de tu Espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.