Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.
Ordinario de la Misa: Miércoles XI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo b. 20 de Junio, 2012
Amemos al Señor todos sus fieles
Feria de la 11a. semana del Tiempo Ordinario
El que me ama cumplirá mi palabra
Antífona de Entrada
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro,porque él es nuestro Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del segundo libro de
los Reyes (2, 1. 6-14)
Esto fue lo que sucedió cuando el Señor iba a arrebatar a Elías en un remolino hacia el cielo. Ese día Elías y Eliseo habían salido de Guilgal. Al llegar a Jericó, Elías le dijo a Eliseo:
“Quédate aquí, porque el Señor me envía al Jordán”.
Respondió Eliseo:
“Por Dios y por tu vida que no te dejaré ir solo”. Y se fueron los dos juntos.
Los acompañaban cincuenta hombres de la comunidad de los profetas, los cuales, al llegar Elías y Elíseo a la orilla del Jordán, se detuvieron a cierta distancia de ellos. Elías tomó su manto, lo enrolló y con él golpeó las aguas; éstas se separaron a un lado y a otro, y ambos pasaron el río sin mojarse. Después de cruzar, Elías le dijo a Eliseo: “Pídeme lo que quieras que haga por ti, antes de que sea arrebatado de tu lado”.
Respondió Eliseo:
“Que sea el heredero principal de tu espíritu”.
Le dijo Elías:
“Es difícil lo que pides; pero si alcanzas a verme, cuando sea arrebatado de tu lado, lo obtendrás; si no, no lo obtendrás”.
Siguieron caminando y conversando, cuando un carro de fuego, con caballos de fuego, se interpuso entre ellos, y Elías subió al cielo en un remolino.
Eliseo lo veía alejarse y le gritaba:
“¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!” Y ya no lo volvió a ver.
Entonces se rasgó las vestiduras, recogió el manto que se le había caído a Elías, regresó y se detuvo en la orilla del Jordán. Tomó el manto de Elías y golpeó con él las aguas, y no se separaron. Entonces dijo:
“¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?” Volvió a golpear las aguas y entonces se separaron a un lado y a otro, y pasó Eliseo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 30
Amemos al Señor
todos sus fieles.
¡Qué grande es la bondad que has reservado, Señor, para tus fieles! Con quien se acoge a ti,Señor, ¡qué bueno eres!
Amemos al Señor
todos sus fieles.
Tu presencia lo ampara de todas las intrigas de los hombres, y lo pone a resguardo de las burlas y las murmuraciones.
Amemos al Señor
todos sus fieles.
Que amen al Señor todos sus fieles, pues protege a los leales y a los soberbios da lo que merecen.
Amemos al Señor
todos sus fieles.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada,dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (6, 1-6. 16-18)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres, para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Muchas experiencias religiosas se mueven por la lógica de las recompensas. Es la lógica cultural más común y, con frecuencia, necesaria. Prácticamente estamos diseñados biológicamente para responder a ese mecanismo universal del estímulo y la respuesta. El evangelio, sin embargo, nos reta nuevamente y nos invita a actuar únicamente por convicciones personales, por amor a Dios, y a no sentarnos a esperar el autobús del reconocimiento, porque muy probablemente nunca pasará. Para el cristiano la única recompensa es la felicidad del otro o, en muchos casos, simplemente su supervivencia. Si se esperan aplausos, medallas de honor o diplomas, se perderá la esencia de la acción a favor del otro: la pura gratuidad. Todo lo demás será solo añadidura, porque al final del camino sólo nos quedará la gratitud de Dios y la alegría de nuestro corazón. En todo caso, hay que observar que estas actitudes y esta percepción de la realidad sólo se logran a través de un proceso gradual de internalización de las enseñanzas de Jesús. A amar se aprende; lo mismo que a hacer una interpretación espiritual de la Ley o a actuar desinteresadamente. Ni la cultura, ni nuestra biología nos enseñan el valor del amor, del respeto y de la gratuidad.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VII
Cristo, huésped y peregrino en
medio de nosotros.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz. Porque tú llamaste a Abraham y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones.
Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión. Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta, tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos
con gozo el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace por su pueblo; porque da de beber al que tiene sed y les da de comer a los hambrientos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz para la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org