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Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.

Ordinario de la Misa: Infraoctava de Navidad. Ciclo C. Jueves, 27 de diciembre, 2012.

Ordinario de la Misa: Infraoctava de Navidad. Ciclo C. Jueves, 27 de diciembre, 2012.

San Juan, apóstol y evangelista

Fiesta

Alégrense, justos, con el Señor

Señor, alegres te cantamos nuestra alabanza

Antífona de Entrada

En la última cena, Juan  reclino su cabeza sobre el  pecho del Señor. Este es el  Apóstol a quien fueron  revelados secretos celestiales  y a quien fue concedido  difundir palabras de vida por toda la tierra.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

 Oremos:

Dios nuestro, que por  medio del Apóstol san Juan,  has querido descubrirnos  la profundidad de la vida  y del amor de tu Hijo, haz  que seamos capaces de  conocer y de amar cada  día más a Jesucristo,  nuestro redentor, que vive y reina contigo.

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura de la primera carta

del apóstol san Juan (1, 1-4)

 Queridos hermanos:

Les anunciamos lo que ya  existía desde el principio,  lo que hemos oído y hemos  visto con nuestros propios  ojos, lo que hemos contemplado  y hemos tocado con nuestras  propias manos. Nos referimos  a aquel que es la Palabra de la vida.

Esta vida se ha hecho visible y  nosotros la hemos visto y somos  testigos de ella. Les anunciamos  esta vida, que es eterna,  y estaba con el Padre y se nos ha manifestado a nosotros.

Les anunciamos, pues, lo  que hemos visto y oído, para  que ustedes estén unidos con  nosotros, y juntos estemos  unidos con el Padre y su Hijo,  Jesucristo. Les escribimos esto  para que se alegren y su alegría sea completa.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 96

Alégrense, justos,

con el Señor.

Reina el Señor, alégrese la  tierra; cante de regocijo el  mundo entero. Tinieblas y nubes  rodean el trono del Señor, que se asienta en la justicia y el derecho.

Alégrense, justos,

 con el Señor.

Los montes se derriten como  cera ante el Señor de toda la  tierra. Los cielos pregonan su  justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos.

Alégrense, justos,

con el Señor.

Amanece la luz para el justo  y la alegría para los rectos de  corazón. Alégrense justos, con  el Señor y bendigan su santo nombre.

Alégrense, justos,

con el Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

 Aleluya, aleluya.

 Señor, Dios eterno, alegres te  cantamos, a ti nuestra alabanza.  A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Juan (20, 2-8)

Gloria a ti, Señor.

El primer día después del  sábado, María Magdalena vino  corriendo a la casa donde  estaban Simón Pedro y el  otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:

“Se han  llevado del sepulcro al Señor  y no sabemos dónde lo habrán

puesto”.

Salieron Pedro y el otro  discípulo camino del sepulcro.  Los dos iban corriendo juntos,  pero el otro discípulo corrió más  aprisa que Pedro y llegó primero  al sepulcro, e inclinándose, miró  los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón  Pedro, que lo venía siguiendo, y  entró en el sepulcro. Contempló  los lienzos puestos en el suelo  y el sudario, que había estado  sobre la cabeza de Jesús,  puesto no con los lienzos en  el suelo, sino doblado en sitio  aparte. Entonces entró también  el otro discípulo, el que había  llegado primero al sepulcro,  y vio y creyó, porque hasta  entonces no habían entendido  las Escrituras, según las cuales  Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Cometario:

Hoy celebramos la fiesta de san Juan evangelista. Según la tradición, se identificaba al autor del Cuarto Evangelio, de las tres Cartas Joánicas y del Apocalipsis con el “discípulo amado”. Hoy sabemos que los autores de estos escritos sagrados son otros, pero que pertenecieron a las comunidades evangelizadas por Juan. El evangelio de Juan se caracteriza por ser de una hondura espiritual y teológica que lo hace diferente de los otros tres evangelios sinópticos. También se ha llamado a este evangelio el “evangelio de los signos”. Todas las acciones de Jesús están relacionadas con los signos mesiánicos que evidencian la llegada del Reino de Dios. El pasaje que nos ofrece hoy la liturgia se enmarca dentro de los relatos del “sepulcro vacío” y de las apariciones, que preparan el escenario para narrar la experiencia del Resucitado; esa experiencia que transforma el corazón y la mente de los discípulos del Señor. Los apóstoles son los testigos privilegiados de la resurrección. - Cuando nosotros, a pesar de la distancia del tiempo y del espacio, nos asomamos al misterio como Pedro y el discípulo amado, podemos vivir la experiencia de Cristo, glorioso y resucitado, quien camina con nosotros y transforma nuestras vidas.

No se dice Credo.

Oración de los Fieles

 Celebrante:

Elevemos nuestras oraciones  a Dios, que existe por toda  la eternidad, pero que ha  querido hacerse hombre para  manifestarnos su amor con un  corazón humanado. Digamos con fe:

Te rogamos, óyenos.

Por los cristianos del nuevo  milenio: para que el ejemplo  de amor a Cristo que nos dio  San Juan en su vida y en sus  escritos nos anime a construir la  civilización del amor y a vivir la caridad fraterna.

Oremos al Señor.

Te rogamos, óyenos.

Por la Iglesia, Pueblo de Dios,  que se goza con el nacimiento  de Jesús en nuestra carne:  para que viva cada vez más su  Evangelio, sea dócil al Espíritu

Santo y se deje renovar por Él.

Oremos al Señor.

Te rogamos, óyenos.

 Por todos los hombres que aún  no han oído hablar de Dios: para  que el Verbo de Dios, que quiso  poner su morada entre nosotros,  se manifieste en sus corazones

y lo acojan con fe.

Oremos al Señor.

Te rogamos, óyenos.

Por nuestros gobernantes:  para que sirvan al bien común,  trabajen por la justicia y hagan  posible la convivencia pacífica entre todos los ciudadanos.

Oremos al Señor.

Te rogamos, óyenos.

Por los enfermos y  agonizantes: para que la  cercanía de la hora del  encuentro con Dios los llene de su paz y de su amor.

Oremos al Señor.

Te rogamos, óyenos.

Por todos los que estamos  celebrando la fiesta de San Juan  en el marco de las fiestas de  Navidad: para que recibamos la  abundancia de la gracia que nos  trae Jesucristo y la transmitamos a nuestros hermanos.

Oremos al Señor.

Te rogamos, óyenos.

 

 Celebrante:

Oh Dios, que por el  nacimiento de tu Hijo en  nuestra carne has querido  manifestarnos tu amor y tu  cercanía; escucha nuestras  oraciones y haz que, siguiendo  las huellas de San Juan que  supo vivir en tu amor,  lleguemos un día a la

plenitud de tu gloria.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Santifica, Señor, los dones  que te presentamos, y haz  que, por esta Eucaristía,  participemos del conocimiento  profundo de tu Hijo que  concediste a san Juan en la

última cena.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de Navidad III

Intercambio efectuado en la Encarnación del Verbo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,  es nuestro deber y salvación  darte gracias siempre y en  todo lugar, Señor, Padre santo,  Dios todopoderoso y eterno,

por Cristo nuestro Señor.

Por Él, hoy resplandece  ante el mundo el maravilloso  intercambio que nos salva,  ya que al asumir tu Hijo  nuestra fragilidad humana,  no sólo quedó nuestra carne  mortal honrada para siempre,  sino que, por esta unión  admirable, nos hizo también

partícipes de su eternidad.

Por eso, con los ángeles  y los arcángeles y con todos  los coros celestiales,  cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

El Verbo se hizo hombre  y habitó entre nosotros,  y de su plenitud todos

participamos.

Oración después de la Comunión

 Oremos:

Por medio de este  sacramento que hemos  recibido en la fiesta de san  Juan Evangelista, concédenos,  Señor, que habite siempre en  nosotros tu Hijo, Jesucristo,  que vive y reina

por los siglos de los siglos.

Amén.

 Fuentes: www.lecturadeldia.org;www.servicioskoinonia.org

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