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Es un Blog de orientación Cristiano/Católico, dirigido a personas de 16 a años en adelante, en el que se publican diariamente las Lecturas del Día, de acuerdo al Calendario Litúrgico Católico, la Lectio Divina, el Santoral del Día, la Liturgia de las Horas (Laudes, Vísperas y Completas, y otros artículos de orientación espiritual y moral.

Ordinario de la Misa: XXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado 01 de Septiembre, 2012

Ordinario de la Misa: XXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado 01 de Septiembre, 2012

Santa María en Sábado

Memoria libre

En el Señor está nuestra esperanza

Antífona de Entrada

Dichosa tu, Virgen María, que llevaste en tu seno al creador del universo; diste a luz al que te creó, y permaneces virgen para siempre.

Oración Colecta

Oremos:

Fortalece, Dios misericordioso, nuestra debilidad, para que todos los que ahora recordamos con veneración a la santa Madre de Dios, podamos, por su intercesión y ayuda, levantarnos de nuestros pecados.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del

apóstol san Pablo

a los corintios (1, 26-31)

Hermanos:

Consideren que entre ustedes, los que han sido llamados por Dios, no hay muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos nobles, según los criterios humanos. Pues Dios ha elegido a los ignorantes de este mundo, para humillar a los sabios; a los débiles del mundo, para avergonzar a los fuertes; a los insignificantes y despreciados del mundo, es decir, a los que no valen nada, para reducir a la nada a los que valen; de manera que nadie pueda presumir delante de Dios.

En efecto, por obra de Dios, ustedes están injertados en Cristo Jesús, a quien Dios hizo nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra redención. Por lo tanto, como dice la Escritura: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 32

En el Señor está

nuestra esperanza.

Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que escogió por suyo. Desde el cielo el Señor, atentamente, mira a todos los hombres.

En el Señor está

nuestra esperanza.

Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.

En el Señor está

nuestra esperanza.

En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo; en el Señor se alegra el corazón y en él hemos confiado.

En el Señor está

nuestra esperanza.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.

Aleluya.

 

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (25, 14-30)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:

“El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un talento hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

‘Señor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo:

‘Señor, dos talentos me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y le dijo:

‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.

El señor le respondió:

‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.

Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’ ”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:

Los empleados de la parábola de hoy actúan o por deseo de servicio o por miedo. Los que se mueven por el deseo de servicio obran efectivamente y multiplican aquello que han recibido. Cuando vuelve su Señor, pueden rendir cuentas con alegría. El que actúa por miedo sepulta su encargo y no obra a tiempo de manera eficaz. Luego le echa la culpa a quien le confía una labor y no se da cuenta de que, al haber aceptado el encargo, se ha hecho responsable de actuar con diligencia. La cantidad entregada por el señor al empleado es enormemente valiosa. El talento era una medida de valor y equivalía a una suma enorme. Es decir, el que recibe menos, de todos modos tiene mucho. – En nuestra vida diaria enfrentamos desafíos semejantes que nos llevan a evaluar si actuamos movidos por el miedo paralizante o por el deseo de servir. Podemos vivir nuestro bautismo como un asunto meramente cultural, sin ninguna implicación para nuestra fe, o podemos hacer de nuestro bautismo un camino se seguimiento a Cristo en el servicio a los hermanos. Podemos multiplicar nuestras fuerzas, compartiendo con otras personas la misión de Jesús, o podemos reducir nuestra espiritualidad a un intimismo estéril e ineficaz.

 

Oración sobre las Ofrendas

y continua.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de Santa María Virgen II

La Iglesia alaba a Dios con las

palabras de María

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias y proclamar que eres admirable en la perfección de todos tus santos, y de un modo singular en la perfección de la Virgen María.

Por eso, al celebrarla hoy, queremos exaltar tu generosidad inspirados en su propio cántico, pues en verdad, has hecho maravillas por toda la tierra, y prolongaste tu misericordia de generación en generación, cuando, complacido en la humildad de tu sierva, nos diste por su medio al autor de la vida,

Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando tu alabanza:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

Ha hecho en mí maravillas el todopoderoso, cuyo nombre es santo.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Ya que participamos de la redención eterna, te pedimos, Señor, que al venerar la memoria de la Madre de tu Hijo, nos gloriemos de la plenitud de tu gracia y sintamos los efectos de tu obra redentora.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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